Crece la prostitución en el centro de Mérida (BILINGÜE)

08 agosto 2015
Noticias de Yucatán

NOTA EN ESPAÑOL E INGLÉS


En todo el Estado funcionan numerosos bares con meseras y “ficheras”. Esta imagen de archivo corresponde a un establecimiento de Tizimín

Sábado, 8 de agosto de 2015 


“Solicitamos meseras delgadas, guapas, con actitud de servicio y disponibilidad de tiempo…”, dice un anuncio publicado en internet, en una bolsa de empleo de Mérida.
“Solicito meseras para bar, * mayor de 18 años * buena presentación * actitud de servicio * experiencia no indispensable * sueldo más propinas…”, ofrece otro.
“Solicito mesera para bar o persona sólo para fichar”, indica uno más.
Esos anuncios, que hasta anoche se podían ver en la red incluso con el contacto telefónico, son reflejo del creciente empleo de mujeres en bares y cantinas como una forma de atraer más clientela masculina.
Y de paso, esa tendencia alimenta una variante de la prostitución en establecimientos de poca monta.
Con su modalidad de meseras, que nació hace varios años, cantinuchas del primer cuadro de la ciudad son la expresión más elocuente de ese problema, que se suma a otras manchas del Centro Histórico que ya hemos abordado en estas páginas.
La prostitución no es exclusiva de los corredores del sexo a los que nos referimos ayer, aunque en esos sitios es más evidente por su exposición callejera.
Convivencia
En recorridos de nuestros reporteros se constató que el contacto de meseras y parroquianos es común en pequeños bares de la zona de los mercados Lucas de Gálvez y San Benito y en otros que se van alejando de esos sitios, como la 56 entre 61 y 65, la zona de Mejorada y puntos cercanos al Parque del Centenario.
Además de las propinas que reciben, muchas mujeres llegan a acuerdos con sus clientes para “servicios” fuera de los establecimientos una vez que éstos cierran sus puertas.
En algunos de esos bares no sólo hay meseras sino también “ficheras”, que reciben una “comisión” por cada bebida que consumen durante el tiempo que acompañan al parroquiano.
Del otro bando
Hay negocios que tienen licencia de “restaurante bar” y aprovechan esa condición para cerrar cerca de la medianoche, cuando la vida comercial a la redonda está totalmente “muerta”.
De miércoles a domingo, en la calle 56 entre 53 y 55, de 9 p.m. a 3 a.m. funciona un bar gay donde se ofrecen espectáculos de “estrípers”
¿Cuántas son?
Cálculos de investigadores del tema ubican en cerca de 2,000 el número de personas de uno y otro sexo que se dedican a la prostitución en Mérida, sin tomar en cuenta la clase “VIP” o “de lujo” que opera por internet. De ellas, unas 200 ofrecen sus servicios en los corredores que describimos ayer y otro número similar se desempeña como meseras y “ficheras” en cantinas de baja categoría del primer cuadro.
Con clientes alcoholizados, estos negocios son con frecuencia escenario de pleitos, muchas veces con meseras involucradas, que ameritan la intervención de agentes de la policía.
Sin aparentes redes
A diferencia de lo que ocurre en centros nocturnos y otros tipos de prostíbulos con servicio “plus”, la actividad de meseras y prostitutas en el primer cuadro no tiene aparente vínculo con redes de trata de alto nivel.
De acuerdo con sus testimonios, las falenas que ejercen su oficio en los corredores de las calles 58 y 69 van a esos sitios por su cuenta. Lo mismo ocurre con las meseras y “ficheras”. Sólo hay algunos casos de quienes son llevadas y obligadas a trabajar por sus parejas.
En su mayoría, las hetairas tienen a algún proxeneta a su lado, quienes acaparan buena parte de sus ingresos. A estos proxenetas, que no tienen relación entre sí y tampoco parecen estar relacionados con alguna mafia, se suman los cobradores de cuotas por “servicios”.
Aunque muchos fingen no verla y unos más la satanizan, la prostitución que se palpa en el centro de Mérida no es más que otro recordatorio de las desigualdades sociales. Con baja o nula escolaridad, las mujeres que la practican tienen su origen en la pobreza, un fenómeno que está presente en más del 45% de los yucatecos, según la más reciente medición del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
En sólo dos años aumentó de 150 a 200 personas el número de quienes se prostituyen en los corredores ya señalados, lo cual es un indicador de la demanda.
Demanda Mérida
La prostitución creció en forma significativa en los últimos años en el primer cuadro.
Demanda y oferta
Cuando se aborda ese tema por lo general se habla mucho de la oferta, pero se omite la demanda. Mujeres que ejercen la prostitución en los corredores de las calles 58 entre 71 y 73, y 69 entre 50 y 54 afirman que en jornadas consideradas “buenas” para ellas ofrecen hasta 20 o más servicios.
Tres turnos
Otro indicador de la demanda es que las sexoservidoras de esa zona se dividen en tres turnos para cubrir las 24 horas. Hay que considerar también que se practica la prostitución en otros puntos callejeros, en centros nocturnos y en establecimientos “VIP”.

Corredores del sexo
Un travestido recorre todos los días la calle 69 entre 50 y 54, uno de los corredores del sexo que funcionan en el centro de la ciudad.
Su nombre real es César, pero todos le llaman “Mónica”. Tiene continuo trato con las prostitutas de ese sector, pero no es precisamente en plan amistoso: es el encargado de cobrarles una cuota de $50 por cada “servicio” que aquéllas realicen durante la jornada.
En la calle 58 entre 71 y 73, otro corredor del sexo, “Mónica” tiene su contraparte: es una mujer conocida como “Colas”, quien ejerce una función de liderazgo entre las sexoservidoras del tramo.
“Mónica” y “Colas” son parte de una de las facetas de la prostitución callejera, uno de los cánceres del primer cuadro de la ciudad, agobiado por antiguos problemas heredados a cada administración municipal.
En anteriores entregas nos referimos a otros lunares del Centro Histórico, como el explosivo aumento de vendedores ambulantes y la proliferación de máquinas tragamonedas, este último un negocio que arroja millonarias ganancias a sus promotores y protectores.
La prostitución es el azote más antiguo de la zona. Gobiernos van, gobiernos vienen y, sin una legislación que la considere, se le practica a toda hora y sin control de las autoridades de salud.
El sexoservicio callejero es una de sus manifestaciones más comunes, tal como se ejerce en otros puntos de Mérida, como las avenidas Itzaes y Canek.
Los corredores de la prostitución en el centro de la ciudad han tenido pocos cambios en los años recientes: la práctica de ese oficio se encierra en las paredes de pequeños hoteles de baja categoría, posadas y, cada vez más frecuente, casonas que son habilitadas para la renta de cuartos por breves espacios de tiempo.
En la calle 69 están identificados con ese fin las posadas San Cristóbal, frente al parque del mismo nombre, y Castañeda. Es fácil de comprobar por las falenas y sus clientes, lo mismo que en la calle 58 entre 71 y 73, donde funcionan con el mismo fin los hoteles Rossana Pastora, Principal, San Pablo y San Clemente. Cada negocio tiene sus propias mujeres. Éstas saben que no pueden invadir otro territorio.
Tampoco ha variado mucho la procedencia de las prostitutas: en buena parte son yucatecas y también hay muchas oriundas de Chiapas, Veracruz, Tabasco y Campeche, principalmente. Otras son extranjeras, sobre todo de Centroamérica.
En las mañanas, a las puertas del San Clemente, es notoria la presencia de mujeres con hipil, procedentes del interior del Estado, que aprovechan el paso tempranero de obreros, albañiles y otras personas que desean compañía femenina a esa hora.
Se calcula que unas 200 mujeres ofrecen servicios sexuales en las zonas ya referidas. Están distribuidas en turnos, que abarcan el día y la noche.
Testimonios recabados por nuestros reporteros indican que los hoteles y posadas que dan cabida a las suripantas pagan “protección” a las autoridades. Identifican como la cobradora a una mujer conocida como “la güera”, a quien hasta hace tres años, en la administración municipal anterior, veían con uniforme policíaco. Ahora la ven de “civil”.
Las cuotas están a la orden del día. Los hoteles tienen su ganancia en el pago de las tarifas por uso de cuartos, que es de un máximo de media hora. El tiempo adicional es también un pago extra. Los establecimientos no descansan: están abiertos las 24 horas todos los días.
Como indicamos líneas arriba, las falenas que trabajan en la calle 69 tienen que pagar a “Mónica” por cada servicio. Si no lo hacen se exponen a una golpiza del travestido, quien hace muchos años trabajó en un centro nocturno con el nombre de “Mónica Montiel”.
En la calle 58, ese manejo está a cargo de la mujer conocida como “Colas”.
Las cuotas representan una buena tajada del pastel, pues hay prostitutas que en una jornada considerada “buena” pueden prestar hasta 20 “servicios” o más.
En ambos corredores la prostitución es femenina, a diferencia de la que se ejerce en las avenidas Canek e Itzaes, que es masculina.
La “oferta” visible es de mujeres mayores de edad, pero no falta quien diga que “adentro (del hotelucho) puedes ver más jovencitas”.
Nuestros reporteros no pudieron ir más allá de la entrada de algunos de esos inmuebles, en medio de las miradas de desconfianza de las hetairas después de varias preguntas.
En el Rossana Pastora llama la atención un pequeño muro interno. “Es que se pelearon las dueñas y decidieron dividir”, fue la explicación que recibimos.
A escasa distancia, en la esquina que forman las calles 60 y 71, está la posada “San José”, que comenzó como sastrería y ahora da cabida a suripantas y sus clientes. El sastre continúa allí, junto a un estanquillo.
La prostitución va de la mano de otros problemas, como los robos —hay clientes que se quejan del despojo de sus pertenencias—, pleitos al calor del alcohol y el consumo de drogas, que para nadie es un secreto.
Las “tarifas” por un servicio sexual varían. Lo mismo hay de $400 ó $500 —de las más altas— que de $150 o menos por uno “básico”, aunque también depende de la persona elegida.
En próxima edición publicaremos detalles de una entrevista con el director de la Policía Municipal de Mérida, Mario Arturo Romero Escalante, sobre los lunares del centro de la ciudad.
El Centro Prostitución
La prostitución que se practica en el primer cuadro es de bajo nivel, de clientela específica.
¿De dónde son?
Buena parte de las falenas de la zona son yucatecas. Otras son del interior del país, generalmente ex bailarinas de centros nocturnos que al rebasar los 25 años entraron en declive para prostíbulos considerados de “caché”.
Características
Según sus propios testimonios, varias mujeres que ejercen la prostitución en ese sector se iniciaron en el oficio al ser abandonadas por sus maridos. Un factor común es su baja escolaridad, en algunos casos nula.
Megamedia

VERSION EN INGLES

 

News Yucatan


Statewide bars with waitresses and "ficheras" work. This image file corresponds to a setting Tizimín

Saturday, August 8, 2015 


"We ask thin, beautiful, with an attitude of service and availability of time ... waitresses," says a notice posted on the Internet, in an employment of Merida.
"I request to bar waitresses, * 18 years * * good presentation service attitude * no experience necessary * salary plus tips ..." offers another.
"I request to bar waitress or only person to sign," said one more.
These ads, which until last night could be seen on the network even telephone contact with, are a reflection of the increased employment of women in bars and taverns as a way to attract more male customers.
And incidentally, this tendency feeds a variant of prostitution in establishments minor.
With its mode waitresses, who was born several years ago, he cantinuchas the first frame of the city are the most eloquent expression of that problem, in addition to other spots of the Historical Center we have already discussed in these pages.
Prostitution is not confined to the corridors of the sex to which we referred yesterday, but in these places is more evident by its street exhibition.
Coexistence
In tours of our reporters it was found that the contact waitresses and patrons is common in small bars in the area of ​​Lucas markets Gálvez and San Benito and others who move away from these sites, such as 56 between 61 and 65, Mejorada area and points near the Parque del Centenario.
In addition to the tips they receive, many women reach agreements with its customers for "services" outside establishments once they close their doors.
In some of these bars no waitresses but only "ficheras" receiving a "commission" for each drink consumed during the time that accompany the customer.
The other side
There are businesses that are licensed "restaurant bar" and take advantage of this condition to close near midnight, when the commercial life of the round is completely "dead".
Wednesday through Sunday, on 56th Street between 53 and 55, from 9 pm to 3 am a gay bar where shows of "strippers" will offer works
How many?
Researchers in the field calculations place the number of people of both sexes who are engaged in prostitution in Merida, regardless of the "VIP" or "luxury" class operates about 2,000 internet. Of these, about 200 are offering their services in the corridors that we described yesterday and a similar number serves as waitresses and "ficheras" in bars menial the first frame.
With drunken customers, these businesses are often the scene of fighting, often with waitresses involved, warranting the intervention of police officers.
No apparent networks
Unlike what happens in nightclubs and brothels other service "plus" activity waitresses and prostitutes in the first box has no apparent link to networks is high.
According to their testimonies, moths plying their trade in the corridors of the streets 58 and 69 go to these sites on your own. The same applies to the waitresses and "ficheras". There are only some cases of those who are taken and forced to work by their partners.
Most of the courtesans have a pimp to his side, who account for much of their income. These pimps, unrelated to each other and do not appear to be related to any mafia, collectors are added fees for "services".
While many pretend not to see it and a few more demonized, prostitution that is felt in the center of Merida is just another reminder of social inequalities. With little or no schooling, women who practice it are rooted in poverty, a phenomenon that is present in over 45% of the Yucatan, according to the latest figures from the National Council for Evaluation of Social Development Policy (CONEVAL ).
In just two years it increased from 150 to 200 the number of people who prostitute themselves in the corridors already mentioned, which is an indicator of demand.
Demand Merida
Prostitution increased significantly in recent years in the first frame.
Demand and supply
When that issue is addressed in general is much talk of supply, but the demand is ignored. Women in prostitution in the corridors of the streets 58 between 71 and 73, and 69 between 50 and 54 say that in days considered "good" for them to offer up to 20 or more services.
Three shifts
Another indication of demand is that prostitutes in that area are divided into three shifts to cover 24 hours. We must also consider that prostitution is practiced in other street points, nightclubs and "VIP" establishments.

Megamedia
compartir en facebook compartir en twitter compartir en google+

Visitas

Opinión

Elecciones

Nota Destacada