Cumplen con la tradición en el Día de la Candelaria

03 febrero 2016
Una invitación para prepararse al encuentro con Jesucristo hizo el presbítero Raymundo Pérez Bojórquez durante la misa solemne que ofició con motivo del Día de la Candelaria, en la que recordó que no sólo se trata de la presentación del Hijo de Dios en el templo, sino de la purificación de la Virgen María y la fiesta de la luz.
Cientos de personas acudieron ayer a la iglesia de la Candelaria a lo largo del día, para participar de las misas que se oficiaron desde la mañana y hasta la noche.
Fue común el ver entrar y salir del templo a numerosas mujeres cargando canastitas con una o varias imágenes del Niño Dios, mientras otras cargaban imágenes de tamaño real.
Salieron a relucir los ropones más elegantes, con telas brillosas, blancos inmaculados y otros tejidos a mano, con los que los fieles vistieron a las imágenes del Niño Dios que llevaron a bendecir y presentar de una manera simbólica.
No fueron los únicos, pues muchas madres llevaron a sus hijos pequeños para emular la presentación en el Templo del Niño Jesús.
Infantes en los brazos de sus madres, de apenas unos meses de nacidos, y otros de entre uno y dos años de edad, fueron en su mayoría los que visitaron la iglesia de la Candelaria ayer.
Desde muy temprano comenzaron las misas en el recinto ubicado en el primer cuadro de la ciudad, pero fue a las 11 de la mañana cuando se ofició la misa solemne presidida por el padre Raymundo Pérez, luego de la cual se efectuó una procesión por las calles aledañas.
Durante la misa, el sacerdote pidió porque “seamos luz para nuestros hermanos”, en alusión a la fiesta de la luz, motivo por el que se bendicen las velas.
Recordó que la ocasión celebraba la presentación de Jesús en el templo, pero también la purificación de la Virgen.
Al referirse al pasaje del Evangelio de San Lucas, en el que dos personajes, Simeón y Ana, se encuentran con Jesús, exhortó a los creyentes a prepararse para el encuentro con Jesucristo como ellos.
Al término de la misa, realizada en el terreno anexo a la iglesia, se realizó la bendición de las velas, para lo cual se pidió encender las mismas, mientras el sacerdote realizaba una oración, y luego se procedió a la aspersión del agua bendita sobre todos los presentes.
El estallido de voladores anunció el momento, junto con la música de charanga.
Más de un centenar de personas acompañaron la procesión que recorrió la calle 67 hasta llegar a la 62, donde doblaron para rodear el parque de San Juan y retornar sobre la calle 64 a la iglesia.
Como parte de la celebración se efectuó la venta de antojitos, entre estos los tradicionales tamales.— Iris Ceballos Alvarado
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