Noticias de Yucatán
Esa barriga protuberante tan característica de muchas
mujeres que fueron madres -persistente incluso cuando no hay sobrepeso-, es en
realidad una condición médica que tiene nombre: diástasis de rectos
abdominales.
Ese enrevesado nombre hace referencia a la separación de
los músculos superficiales del abdomen. La buena noticia es que hay ejercicios
específicos que pueden ayudar a reducirla, no solo por una cuestión estética
sino también para prevenir dolores de espalda.
Pero no se trata de los tradicionales abdominales, sino
de unos movimientos que tienen que ver con la respiración destinados a
fortalecer los músculos más profundos del abdomen.
¿Qué causa la "barriga de mamá"?
El músculo recto del abdomen o recto abdominal es un
músculo par, largo y aplanado, que va desde las costillas hasta el hueso del
pubis. Es vertical y actúa como una especie de corsé para nuestro cuerpo,
dándole apoyo y protección a nuestra espalda.
A veces el hueco abdominal se cierra naturalmente tras el
embarazo y a veces se queda abierto.
Durante el embarazo esos dos músculos paralelos se suelen
separar en el medio para permitir el crecimiento del feto en el útero. Las
hormonas y el trabajo de parto también pueden contribuir a esa separación.
Tras la gestación esos músculos pueden volver a su
posición original pero con frecuencia no lo hacen: se quedan estirados,
debilitados y separados por un hueco de hasta 5cm.
Esa separación vertical le da muy poca contención al
estómago y demás órganos, por eso la barriga de muchas mamás tiende a sobresalir
de una manera peculiar, distinta a la grasa habitual que se concentra en la
zona de la cintura.
Según el servicio de salud pública británico, NHS por sus
siglas en inglés, los músculos abdominales suelen regresar a su posición
habitual de manera natural hacia las ocho semanas tras el parto.
Sin embargo, un estudio noruego de 2016 estima que
aproximadamente un tercio de las mamás presentan diástasis de rectos
abdominales un año después de dar a luz.
Más que un problema estético
El hueco resultante sumado al debilitamiento de los
músculos aumenta el riesgo de sufrir dolores de espalda en la región lumbar y
de adquirir malas posturas.
Normalmente los músculos del recto abdominal, verticales
y largos, están pegados.
También crece el riesgo de que se produzca una hernia
abdominal.
Por eso es importante tomar control de esa separación y
tratar de reducir una protuberancia excesiva del abdomen.
Con información de BBC Mundo