Noticias de Yucatán
(SinEmbargo).- “La encontramos, pero no con vida”,
dijeron autoridades a Silvia García Montero, madre de Rosalinda Esthefanie
Morales García, joven desaparecida y asesinada en el Estado de México.
Era 14 de diciembre del 2017. 18:12 horas. Rosalinda
tenía 29 años la tarde que un texto salió desde su celular: “Me levantó un taxi
en Metepec y el chofer no me deja bajar”. Acababa de salir de su trabajo, se
dirigía a su casa, pero nunca llegó.
Por la noche, los padres de la joven mexiquense fueron
notificados del mensaje de alerta. Intentaron contactarla, pero el celular ya
estaba apagado. Entonces se trasladaron a la fiscalía de personas desaparecidas
del Estado de México, levantaron el acta y comenzaron a difundir el rostro y
las características de “Fanny” en redes sociales.
“Estatura: 1.60 metros. Complexión: Media.
Cara: Oval. Cabello: Teñido, quebrado. Ojos: Café oscuro, grandes. Boca:
Mediana. Mentón: Oval. Peso: 75 kilos. Tez: Apiñonada. Frente: Amplia. Cejas:
Pobladas. Nariz: Chata. Labios: Gruesos. Pómulos: Redondeados…”, decía el
documento que compartieron familiares, amigos y personas que se solidarizaron
con el caso.
El círculo cercano de la joven aguardó por una
llamada, “por si se trataba de algún secuestro
exprés o de alguna otra situación”, pero no hubo noticias hasta el domingo 17.
María del Sol Delgado, Fiscal de Personas Desaparecidas,
quien estuvo al pendiente del caso, pidió a los padres un encuentro.
“Nos dijeron que si podían ir a la casa. Presiente uno
cuando le van a dar una mala noticia. La maestra Sol llegó a mi casa, como a
las siete de la noche, acompañada de otro oficial. Y las palabras de ella
fueron: ‘la encontramos, pero no con vida’”, relató la madre.
“Fanny” estudió mercadotecnia y comercialización. “Quería
tener su propia empresa. Quería darle lo mejor a su hijo”. Viajar. Mejorar
su casa. Pero un criminal no lo permitió. Su cuerpo, después de ser
reconocido, fue trasladado al panteón general de Toluca.
“Mi hija era una muchacha muy alegre. Era muy dadivosa,
muy trabajadora. Quería mucho a su hijo, se preocupaba por él. Era hija única.
Varias personas en su trabajo la querían por ser amable, por nunca decir ‘no’
cuando le pedían un favor. Era muy risueña”, describió la señora Silvia.
El Fiscal General de Justicia del Estado de México,
Alejandro Gómez Sánchez, informó el pasado martes que era posible que otra
persona hubiera enviado el mensaje desde el teléfono de “Fanny” para desviar
las indagatorias y agregó que la ex pareja sentimental era uno de los
principales sospechosos del homicidio.
Ese mismo día, en Toluca decenas de mexiquenses salieron
a las calles a marchar para exigir castigo a los responsables del
asesinato de la joven y de todos los feminicidios cometidos en la entidad
gobernada por Alfredo de Mazo Maza.
El 15 de septiembre, en su toma de posesión, el priista
Alfredo Del Mazo aseguró que, en 90 días, el Estado de México tendría
resultados positivos en seguridad. En la jornada 89 (el 14 de diciembre)
desapareció Rosalinda, y en la 92 fue localizada sin vida en la comunidad de
Destiña, municipio de Acambay. Frente a esa realidad, la madre de la víctima
exigió justicia a las autoridades mexiquenses:
“Aclaren esto lo más pronto que se pueda, lo he estado
pidiendo desde el momento en que me entregaron el cuerpo de mi hija. Que no
quede impune. ¡Ni una más, ni una más! Y no lo digo nada más por ella, sino por
todas las demás mujeres que han desaparecido y han aparecido muertas. Que las
autoridades hagan su chamba, hagan su trabajo”.
Y recordó un reclamo que las miles de víctimas en esa
entidad y el país han repetido desde hace años: “También somos humanos. Lo
puedo asegurar: si esto le hubiera pasado a la hija de algún político, de algún
diputado, de algún empresario, ahorita toda la policía en general, federal,
estatal, en todos lados estarían buscando. No descansarían y tendrían
resultados en menos de una semana”.
Para Silvia los días son incontables. No puede dormir
sabiendo que la persona que le hizo daño a Rosalinda sigue en libertad: “Es
algo que no me deja en paz. Es indescriptible el dolor que siento”.
El nombre de Rosalinda se suma al de Mariana Joselín
Baltierra Valenzuela, Jazmín Contreras López, Ana Laura Cruz Hernández, Lupita
(Calcetitas rojas), Victoria Pamela, y decenas de mujeres más que han sido
asesinadas en 2017; se agrega a los casos de feminicidios que aún no encuentran
justicia.
“Busquen. Exijan a las autoridades que hagan su chamba,
su trabajo. No se den por vencidas. Sigan, sigan”, pidió la lastimada madre a
las familias que este diciembre aún no saben sobre el paradero de sus hijas.