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Es probable que las resacas te sean cada vez más duras y tardes más en recuperarte tras una larga noche a medida que vas sumando años. No es ninguna sorpresa desde el punto de vista biológico: igual que tu cuerpo cambia con la edad, también lo hace su capacidad de digerir el alcohol.
"Cuando eres joven, el organismo tiene mucha capacidad de respuesta a sustancias tóxicas. Al hacerte mayor vas perdiendo parte de esa capacidad", explica George Koob, director del Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo de Estados Unidos.
Con los años, una noche de juerga con alcohol puede ser más peligrosa que antes. En los últimos tiempos, en Estados Unidos el abuso del alcohol y la dependencia se han duplicado entre las personas mayores. Simplemente, el organismo no puede mantener el mismo ritmo.
"Lo que antes era una cantidad de alcohol moderada que podías tomarte sin emborracharte cambia con la edad. Como tu sistema ya no funciona igual de bien [cuando envejeces], es más probable que alcances una tasa de alcohol en sangre mayor que cuando eras más joven", explica James Galligan, profesor de Farmacología y Toxicología en la Universidad Estatal de Míchigan.
¿CÓMO REACCIONA TU CUERPO AL ALCOHOL CUANDO YA HAS SUPERADO LA TREINTENA?
Tu organismo ya no metaboliza el alcohol de forma tan eficiente como antes.
El alcohol se neutraliza en un proceso que consta de dos fases y que se desarrolla en el hígado, según explica David Sack, médico jefe de la compañía Elements Behavioral Health.
"El alcohol se transforma en acetaldehído, que es la sustancia responsable de muchos de los efectos secundarios del alcohol, como son el dolor de cabeza, el enrojecimiento del rostro y el mareo", explica. Luego el acetaldehído se transforma en ácido acético, que es expulsado en la orina.
Este sistema funciona bien cuando las personas son jóvenes, señala James Galligan.
"Pero, como sucede con todo, cuando envejeces, las cosas ya no funcionan como antes. Cuando una persona alcanza los 60 o los 70 años, las enzimas que metabolizan el alcohol ya no funcionan igual de bien".
"Parte de ello es consecuencia del proceso normal de envejecimiento, aunque parte también puede deberse a alguna enfermedad. Los bebedores moderados y excesivos suelen provocar daños a su hígado y experimentar cambios en la eficiencia de este órgano a la hora de metabolizar el alcohol", advierte David Sack.
Una reciente investigación descubrió que tanto el cerebro como el hígado son más sensibles a la toxicidad del alcohol con la edad, lo cual afecta a su capacidad de reacción. Lo que solías beber cuando eras joven tiene un efecto mayor cuando envejeces, según indica James Galligan.
El estilo de vida influye en tu capacidad de procesar el alcohol.
Tu índice de grasa corporal al envejecer es uno de los factores que influyen en tu capacidad de metabolizar el alcohol, afirma David Sack.
"El alcohol, a diferencia de la mayoría de las demás drogas, solo se distribuye en las partes acuosas del cuerpo. Por lo tanto, si tienes una menor proporción de agua que de grasa corporal, más alcohol llegará al hígado", explica.
Hay otras enfermedades que pueden contribuir a una deficiente digestión del alcohol. Por ejemplo, la hepatitis C puede afectar a la capacidad del hígado de eliminar el alcohol y otras drogas, señala.
Tomar más medicamentos también afecta a la capacidad de metabolizar el alcohol, según George Koob.
"Las personas mayores tienden a tomar muchos medicamentos, y algunos pueden interferir negativamente con la digestión del alcohol, como es el caso del Xanax o del Valium", comenta.
El tiempo que llevas consumiendo alcohol a lo largo de tu vida también afecta a tu capacidad de metabolizarlo.
Si alguna vez has bebido siendo menor de edad, también puede haber afectado a tu capacidad de metabolizar el alcohol, advierte George Koob. Además, el hecho de beber siendo menor se asocia a cierto deterioro de las funciones cognitivas.
"Beber en exceso puede afectar al lóbulo frontal, que es la parte del cerebro que más tarda en madurar, motivo por el que se lucha contra el consumo de alcohol en menores", añade.
Con el paso del tiempo, el consumo excesivo puede afectar a tu capacidad de metabolizar el alcohol en el futuro, apunta David Sack.
"Hay gente que empezó a beber en la veintena o en la treintena y que ahora, a los sesenta años, es más propensa a sufrir problemas emocionales, como depresión, un consumo más frecuente de alcohol y más problemas relacionados con el tratamiento de afecciones causadas por la bebida. Y luego están quienes empezaron a beber cuando ya eran mayores, a los cincuenta o sesenta, y que tienden a estar más sanos y a sufrir menos consecuencias", prosigue.
Aunque los beneficios para la salud de beber uno o dos vasos de vino tinto han llegado a ocupar los titulares de algunos medios recientemente, los estudios no son concluyentes y la moderación es la única clave evidente para permanecer sanos, concluye Sack. Excélsior