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(Proceso).- A 20 días de la histórica derrota que llevó al PRI hasta el tercer lugar como fuerza política y redujo su presencia en el Congreso, el expresidente nacional de este partido, Manlio Fabio Beltrones, asume que los excesos en eventos de corrupción, la desigualdad, los intolerables privilegios de algunos y la desatención en las necesidades más apremiantes de la población por parte del gobierno peñista fueron algunos de los factores que generaron el mayor descalabro electoral en la vida priista.
Integrante del Consejo Político Nacional –el órgano de gobierno más importante del PRI–, Beltrones es partidario de que se realice una reforma profunda al partido, antes que una refundación, y no descarta la idea de que se le cambie de nombre.
En entrevista analiza los factores y circunstancias que llevaron a la peor derrota electoral del PRI y apunta a que pudo ser una especie de referéndum para la actual administración.
–¿Qué tanta responsabilidad tiene Enrique Peña Nieto en este descalabro histórico del PRI?
–No es Enrique Peña Nieto sino todo el conjunto donde debemos concentrarnos para el análisis correcto. No es la hora de encontrar a un personaje a quien acusar o linchar; es tan equivocado como aquellos que intentan tomar por asalto al PRI en estas horas.
“Para eso hay órganos establecidos en nuestra legalidad que nos van a permitir llevar el rumbo correcto de la reforma del PRI. Por lo pronto estoy más que convencido de que el análisis justo no se debe concentrar en el linchamiento de una persona”, sostiene Beltrones, quien habrá de participar en el Consejo Político Nacional y en la comisión especial de reforma del PRI y quien fue coordinador de la quinta circunscripción de la campaña presidencial de José Antonio Meade, donde también arrasó Morena.
El miércoles 18 Beltrones presidió la toma de posesión de Claudia Ruiz Massieu Salinas, quien será presidenta nacional del PRI hasta agosto de 2019.
A partir de ese día Ruiz Massieu asumió la responsabilidad de encabezar la reforma más profunda del partido, en medio de una tormenta interna de acusaciones en la que personajes como el exgobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, culpó a Peña Nieto de la derrota, y el expresidente interino del partido, César Augusto Santiago, demandó que rindan cuentas el excandidato presidencial, su equipo –comandado por Aurelio Nuño– y los exdirigentes del partido Enrique Ochoa Reza y René Juárez Cisneros.
Reforma, no refundación
El exgobernador de Sonora admite que el PRI vive una de sus etapas más complicadas en casi 90 años de vida y que habrá que enfrentarla mediante una reforma a fondo, sin simulaciones, para seguir siendo una oferta política atractiva para la ciudadanía.
“El PRI tiene uno de los momentos más difíciles de su historia y para resolverlo, como en otras ocasiones, necesita aceptar la realidad. Este primero de julio los resultados no sólo fueron desfavorables, sino que fueron los peores que hemos tenido en la larga vida del partido, que está a punto de cumplir 90 años.”
El exsenador defiende el camino que ha tomado la dirigencia del PRI, de realizar una reforma y no una refundación a través de los cauces institucionales, que significan una serie de reuniones del Consejo Político Nacional y de la Comisión Política Permanente para llegar el próximo año a una Asamblea Nacional donde se den los cambios que se necesitan.
“La fórmula, creo, ha sido correcta: primero, estabilizar el partido con una dirigencia que deberá ser ratificada conforme los estatutos, iniciar un periodo de reflexión, conservar la unidad y llegar a la reforma del partido tan urgente y necesaria.”
–¿No se valen simulaciones en este proceso de reforma?
–Las simulaciones son las que nos han traído los problemas. Así que más vale que hablemos con la verdad. Como lo dijo la nueva dirigente del partido, Claudia Ruiz Massieu: no le tengamos miedo a las palabras.
Sin embargo, advierte que en el PRI tienen que evitar confusiones generadas por voces que siguen culpando a Peña Nieto por la derrota y por personajes que quieren tomar al partido y otros que demandan apertura.
“Hay que evitar las confusiones y la pérdida de tiempo, porque en el futuro no se trata sólo de cambiar de dirigentes, sino de cambiar al PRI. Eso lo tenemos que hacer de manera ordenada y para ello necesitamos estabilidad, unidad y orden estatutario. Lo que hagamos tenemos que hacerlo dentro de nuestra legalidad, no con improvisaciones o con apariciones forzadas. Personalmente creo que es importante que todos vayamos en orden a la reflexión y a la conclusión de un cambio en el partido, que implica la reforma del PRI”, sostiene el exgobernador de Sonora.
Al hacer un análisis de los distintos factores que originaron la peor derrota política electoral del PRI, señala que en estos años el priismo fue más gobierno que partido, por lo que ahora como oposición les toca ser más partido que gobierno.
El excoordinador del PRI tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados en las últimas legislaturas reconoce que a partir de que ganó la Presidencia en 2012, el priismo se puso a las órdenes de Peña Nieto sin darse la oportunidad de actualizarse ante los cambios sociales que ya se estaban generando en el país.
“Tenemos que ser autocríticos. Creo que en buena parte eso sucedió porque el presidente y el nuevo gobierno necesitaban un partido fuerte para que acompañara las importantes reformas por las que se habrá de recordar al presidente Enrique Peña Nieto. No han sido cualquier reforma, sino que han sido reformas de gran fondo, que miraron hacia el futuro y que estoy seguro nos darán muy buenos resultados en los próximos años. Pero eso hizo que el partido dejara de ver y atender las grandes necesidades de los ciudadanos en el presente y, sobre todo, resolver buena parte del pasado.”
En síntesis, dice Beltrones, “la diferencia electoral en la pasada elección es que los partidos tradicionales le apostaron al futuro y el naciente partido Morena ofreció mejorar el presente. De ahí vienen, en buena parte, los resultados que obtuvimos: la gente quiere resolver sus problemas del día a día antes que ocuparse del futuro”.
–Se habla mucho del voto del enojo social por la violencia, la corrupción, la injusticia y la marginación. ¿Todo eso también impactó en el PRI?
–Sin duda alguna el verdadero voto que se requirió para hacer la diferencia tuvo que ver mucho con la insatisfacción que hay por parte de la mayoría de los mexicanos con los resultados que se han tenido en la parte económica y social de los últimos años; si no, no habríamos de entender por qué de manera extraordinaria gana un candidato como Andrés Manuel López Obrador con 53% de la votación. Negarlo sería evadir la realidad.
“Esa insatisfacción pudo ser, en buena parte, la que se desdobló como voto útil. Quizás equivocadamente, cuando los panistas pedían a los priistas el voto útil y viceversa, la mayoría de la gente pensó que el voto útil era por Andrés Manuel López Obrador.”
–¿Qué otros factores se tienen que ver en el análisis de la derrota del PRI?
–Si no queremos perder el tiempo, necesariamente deberemos ver que nuestras reformas para alcanzar un mejor futuro descuidaron el bienestar social en el presente y eso les hizo perder apoyo y ser fácilmente criticadas, aunque injustamente valoradas.
“Lo que sí hay que reconocer fueron los excesos, eventos de corrupción y, sobre todo, la desigualdad que en México hace más intolerables los privilegios de algunos. Creo que ese coctel, en buena parte, fue el que vino a traer los resultados electorales que tuvimos el primero de julio.”
–¿Fue una especie de referéndum al gobierno, un voto de castigo?
–Siempre existe la tentación, en el análisis de las elecciones, de buscar una explicación señalando que fue un referéndum hacia los gobiernos. Es uno de los ingredientes que inevitablemente están siempre metidos en las decisiones de los electores, pero no es el único.
“Pongo sobre la mesa que, para el correcto análisis, fuimos a estas elecciones con los mejores candidatos y obtuvimos los peores resultados. Algo intervino para que eso sucediese, estoy seguro que fue por la enorme insatisfacción de los ciudadanos y que en buena parte hizo que los partidos tradicionales dejaran de representarlos en sus intereses.”
Visión de futuro
Beltrones prevé que para que el PRI vuelva a ser una oferta congruente y real ante la ciudadanía tiene que ser una oposición congruente con sus planteamientos de campaña. “No ser flor de un día y posteriormente intentando cosechar frutos distintos a los que sembramos”.
–Hace un momento utilizó un término, habló de una reforma profunda. ¿No se trata de un cambio de corto alcance?, ¿no se necesita algo más profundo, como renovación o incluso una refundación del PRI?
–Pronto ya no habrá un primer priista en el país y el PRI habrá de decidir un rumbo obligadamente democrático hacia esa reforma del partido. La llamo reforma porque en buena parte tiene que resolver de fondo qué es lo que conserva y qué es lo que necesariamente tiene que cambiar. Será una reforma que no la hará sólo un grupo de mujeres y de hombres, sino que tenemos que compartir con buena parte de la población, porque el PRI sigue siendo un partido que en su dificultad sigue teniendo más de 20% de la población y un partido político en el mundo que tiene una consideración de ese tamaño es importante.
–¿Cómo logrará el PRI sumar más simpatías?
–Solamente involucrando a los mexicanos en su reforma. Convenientemente el próximo año el PRI habrá de cumplir 90 años. Su festejo deberá ser con visión de futuro, de lo que debe ser el partido que los mexicanos esperan ver en la competencia en las elecciones intermedias de 2021 y hacia la presidencial de 2024.
El sonorense considera que el fenómeno “tsunami” que se manifestó este domingo 1 con un voto de Morena y López Obrador arrasando en todo el país de manera mayoritaria, difícilmente se volverá a presentar.
Sostiene que en los tiempos actuales el poder político ya no debe concentrarse sólo en un partido político como Morena, sino que necesita de la presencia de varios partidos que representen la pluralidad.
De ahí que prevé el regreso del PRI en las próximas elecciones, ratificando la pluralidad de tercios que ha tenido el país casi siempre en su vida política.
“Nuevamente tendremos que empezar a platicar también de la nueva gobernabilidad en México, donde lo que es más cierto y seguro, y para siempre, es que el que gana no gana todo y el que pierde no pierde todo. Yo insisto que hoy, ante esta tercera alternancia, hacia donde nos debemos dirigir es al cambio de régimen de partido. Hay a quienes les ha gustado cambiar de partido; a mí lo que me interesa es cambiar el régimen político.”
–¿No es tiempo para el PRI de limpiar sus estructuras y su imagen, de limpiar la casa?
–De eso se trata la reforma del partido. Tienen que cambiar muchas cosas para poder entrar nuevamente a las simpatías de un electorado cada vez más exigente. Pero también el próximo gobierno habrá de tener sus retos y nosotros estaremos siempre alertas de que los mismos los pueda resolver con respeto a la palabra, para de ahí dirigirnos a una confirmación en 2021 en las elecciones federales de lo que será un nuevo ejercicio del poder.
–¿No habrá una crisis financiera por la disminución de las prerrogativas?
–Lo que habrá es una astringencia financiera y el PRI tendrá que acomodarse a ella y buscar cómo resuelve su trabajo con más militancia comprometida y menos burocracia.
Finalmente, se le inquiere sobre la idea de que el PRI debe cambiar el nombre, porque su sola mención hace referencia a la corrupción.
“Yo soy de los que creen que no. No obstante, hay que ponerlo sobre la mesa, porque la discusión debe ser sin límite, hasta el fondo, para encontrar al PRI del siglo XXI, que nuevamente represente a la gente, sobre todo a los que más lo necesitan.”
(Proceso).- A 20 días de la histórica derrota que llevó al PRI hasta el tercer lugar como fuerza política y redujo su presencia en el Congreso, el expresidente nacional de este partido, Manlio Fabio Beltrones, asume que los excesos en eventos de corrupción, la desigualdad, los intolerables privilegios de algunos y la desatención en las necesidades más apremiantes de la población por parte del gobierno peñista fueron algunos de los factores que generaron el mayor descalabro electoral en la vida priista.
Integrante del Consejo Político Nacional –el órgano de gobierno más importante del PRI–, Beltrones es partidario de que se realice una reforma profunda al partido, antes que una refundación, y no descarta la idea de que se le cambie de nombre.
En entrevista analiza los factores y circunstancias que llevaron a la peor derrota electoral del PRI y apunta a que pudo ser una especie de referéndum para la actual administración.
–¿Qué tanta responsabilidad tiene Enrique Peña Nieto en este descalabro histórico del PRI?
–No es Enrique Peña Nieto sino todo el conjunto donde debemos concentrarnos para el análisis correcto. No es la hora de encontrar a un personaje a quien acusar o linchar; es tan equivocado como aquellos que intentan tomar por asalto al PRI en estas horas.
“Para eso hay órganos establecidos en nuestra legalidad que nos van a permitir llevar el rumbo correcto de la reforma del PRI. Por lo pronto estoy más que convencido de que el análisis justo no se debe concentrar en el linchamiento de una persona”, sostiene Beltrones, quien habrá de participar en el Consejo Político Nacional y en la comisión especial de reforma del PRI y quien fue coordinador de la quinta circunscripción de la campaña presidencial de José Antonio Meade, donde también arrasó Morena.
El miércoles 18 Beltrones presidió la toma de posesión de Claudia Ruiz Massieu Salinas, quien será presidenta nacional del PRI hasta agosto de 2019.
A partir de ese día Ruiz Massieu asumió la responsabilidad de encabezar la reforma más profunda del partido, en medio de una tormenta interna de acusaciones en la que personajes como el exgobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, culpó a Peña Nieto de la derrota, y el expresidente interino del partido, César Augusto Santiago, demandó que rindan cuentas el excandidato presidencial, su equipo –comandado por Aurelio Nuño– y los exdirigentes del partido Enrique Ochoa Reza y René Juárez Cisneros.
Reforma, no refundación
El exgobernador de Sonora admite que el PRI vive una de sus etapas más complicadas en casi 90 años de vida y que habrá que enfrentarla mediante una reforma a fondo, sin simulaciones, para seguir siendo una oferta política atractiva para la ciudadanía.
“El PRI tiene uno de los momentos más difíciles de su historia y para resolverlo, como en otras ocasiones, necesita aceptar la realidad. Este primero de julio los resultados no sólo fueron desfavorables, sino que fueron los peores que hemos tenido en la larga vida del partido, que está a punto de cumplir 90 años.”
El exsenador defiende el camino que ha tomado la dirigencia del PRI, de realizar una reforma y no una refundación a través de los cauces institucionales, que significan una serie de reuniones del Consejo Político Nacional y de la Comisión Política Permanente para llegar el próximo año a una Asamblea Nacional donde se den los cambios que se necesitan.
“La fórmula, creo, ha sido correcta: primero, estabilizar el partido con una dirigencia que deberá ser ratificada conforme los estatutos, iniciar un periodo de reflexión, conservar la unidad y llegar a la reforma del partido tan urgente y necesaria.”
–¿No se valen simulaciones en este proceso de reforma?
–Las simulaciones son las que nos han traído los problemas. Así que más vale que hablemos con la verdad. Como lo dijo la nueva dirigente del partido, Claudia Ruiz Massieu: no le tengamos miedo a las palabras.
Sin embargo, advierte que en el PRI tienen que evitar confusiones generadas por voces que siguen culpando a Peña Nieto por la derrota y por personajes que quieren tomar al partido y otros que demandan apertura.
“Hay que evitar las confusiones y la pérdida de tiempo, porque en el futuro no se trata sólo de cambiar de dirigentes, sino de cambiar al PRI. Eso lo tenemos que hacer de manera ordenada y para ello necesitamos estabilidad, unidad y orden estatutario. Lo que hagamos tenemos que hacerlo dentro de nuestra legalidad, no con improvisaciones o con apariciones forzadas. Personalmente creo que es importante que todos vayamos en orden a la reflexión y a la conclusión de un cambio en el partido, que implica la reforma del PRI”, sostiene el exgobernador de Sonora.
Al hacer un análisis de los distintos factores que originaron la peor derrota política electoral del PRI, señala que en estos años el priismo fue más gobierno que partido, por lo que ahora como oposición les toca ser más partido que gobierno.
El excoordinador del PRI tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados en las últimas legislaturas reconoce que a partir de que ganó la Presidencia en 2012, el priismo se puso a las órdenes de Peña Nieto sin darse la oportunidad de actualizarse ante los cambios sociales que ya se estaban generando en el país.
“Tenemos que ser autocríticos. Creo que en buena parte eso sucedió porque el presidente y el nuevo gobierno necesitaban un partido fuerte para que acompañara las importantes reformas por las que se habrá de recordar al presidente Enrique Peña Nieto. No han sido cualquier reforma, sino que han sido reformas de gran fondo, que miraron hacia el futuro y que estoy seguro nos darán muy buenos resultados en los próximos años. Pero eso hizo que el partido dejara de ver y atender las grandes necesidades de los ciudadanos en el presente y, sobre todo, resolver buena parte del pasado.”
En síntesis, dice Beltrones, “la diferencia electoral en la pasada elección es que los partidos tradicionales le apostaron al futuro y el naciente partido Morena ofreció mejorar el presente. De ahí vienen, en buena parte, los resultados que obtuvimos: la gente quiere resolver sus problemas del día a día antes que ocuparse del futuro”.
–Se habla mucho del voto del enojo social por la violencia, la corrupción, la injusticia y la marginación. ¿Todo eso también impactó en el PRI?
–Sin duda alguna el verdadero voto que se requirió para hacer la diferencia tuvo que ver mucho con la insatisfacción que hay por parte de la mayoría de los mexicanos con los resultados que se han tenido en la parte económica y social de los últimos años; si no, no habríamos de entender por qué de manera extraordinaria gana un candidato como Andrés Manuel López Obrador con 53% de la votación. Negarlo sería evadir la realidad.
“Esa insatisfacción pudo ser, en buena parte, la que se desdobló como voto útil. Quizás equivocadamente, cuando los panistas pedían a los priistas el voto útil y viceversa, la mayoría de la gente pensó que el voto útil era por Andrés Manuel López Obrador.”
–¿Qué otros factores se tienen que ver en el análisis de la derrota del PRI?
–Si no queremos perder el tiempo, necesariamente deberemos ver que nuestras reformas para alcanzar un mejor futuro descuidaron el bienestar social en el presente y eso les hizo perder apoyo y ser fácilmente criticadas, aunque injustamente valoradas.
“Lo que sí hay que reconocer fueron los excesos, eventos de corrupción y, sobre todo, la desigualdad que en México hace más intolerables los privilegios de algunos. Creo que ese coctel, en buena parte, fue el que vino a traer los resultados electorales que tuvimos el primero de julio.”
–¿Fue una especie de referéndum al gobierno, un voto de castigo?
–Siempre existe la tentación, en el análisis de las elecciones, de buscar una explicación señalando que fue un referéndum hacia los gobiernos. Es uno de los ingredientes que inevitablemente están siempre metidos en las decisiones de los electores, pero no es el único.
“Pongo sobre la mesa que, para el correcto análisis, fuimos a estas elecciones con los mejores candidatos y obtuvimos los peores resultados. Algo intervino para que eso sucediese, estoy seguro que fue por la enorme insatisfacción de los ciudadanos y que en buena parte hizo que los partidos tradicionales dejaran de representarlos en sus intereses.”
Visión de futuro
Beltrones prevé que para que el PRI vuelva a ser una oferta congruente y real ante la ciudadanía tiene que ser una oposición congruente con sus planteamientos de campaña. “No ser flor de un día y posteriormente intentando cosechar frutos distintos a los que sembramos”.
–Hace un momento utilizó un término, habló de una reforma profunda. ¿No se trata de un cambio de corto alcance?, ¿no se necesita algo más profundo, como renovación o incluso una refundación del PRI?
–Pronto ya no habrá un primer priista en el país y el PRI habrá de decidir un rumbo obligadamente democrático hacia esa reforma del partido. La llamo reforma porque en buena parte tiene que resolver de fondo qué es lo que conserva y qué es lo que necesariamente tiene que cambiar. Será una reforma que no la hará sólo un grupo de mujeres y de hombres, sino que tenemos que compartir con buena parte de la población, porque el PRI sigue siendo un partido que en su dificultad sigue teniendo más de 20% de la población y un partido político en el mundo que tiene una consideración de ese tamaño es importante.
–¿Cómo logrará el PRI sumar más simpatías?
–Solamente involucrando a los mexicanos en su reforma. Convenientemente el próximo año el PRI habrá de cumplir 90 años. Su festejo deberá ser con visión de futuro, de lo que debe ser el partido que los mexicanos esperan ver en la competencia en las elecciones intermedias de 2021 y hacia la presidencial de 2024.
El sonorense considera que el fenómeno “tsunami” que se manifestó este domingo 1 con un voto de Morena y López Obrador arrasando en todo el país de manera mayoritaria, difícilmente se volverá a presentar.
Sostiene que en los tiempos actuales el poder político ya no debe concentrarse sólo en un partido político como Morena, sino que necesita de la presencia de varios partidos que representen la pluralidad.
De ahí que prevé el regreso del PRI en las próximas elecciones, ratificando la pluralidad de tercios que ha tenido el país casi siempre en su vida política.
“Nuevamente tendremos que empezar a platicar también de la nueva gobernabilidad en México, donde lo que es más cierto y seguro, y para siempre, es que el que gana no gana todo y el que pierde no pierde todo. Yo insisto que hoy, ante esta tercera alternancia, hacia donde nos debemos dirigir es al cambio de régimen de partido. Hay a quienes les ha gustado cambiar de partido; a mí lo que me interesa es cambiar el régimen político.”
–¿No es tiempo para el PRI de limpiar sus estructuras y su imagen, de limpiar la casa?
–De eso se trata la reforma del partido. Tienen que cambiar muchas cosas para poder entrar nuevamente a las simpatías de un electorado cada vez más exigente. Pero también el próximo gobierno habrá de tener sus retos y nosotros estaremos siempre alertas de que los mismos los pueda resolver con respeto a la palabra, para de ahí dirigirnos a una confirmación en 2021 en las elecciones federales de lo que será un nuevo ejercicio del poder.
–¿No habrá una crisis financiera por la disminución de las prerrogativas?
–Lo que habrá es una astringencia financiera y el PRI tendrá que acomodarse a ella y buscar cómo resuelve su trabajo con más militancia comprometida y menos burocracia.
Finalmente, se le inquiere sobre la idea de que el PRI debe cambiar el nombre, porque su sola mención hace referencia a la corrupción.
“Yo soy de los que creen que no. No obstante, hay que ponerlo sobre la mesa, porque la discusión debe ser sin límite, hasta el fondo, para encontrar al PRI del siglo XXI, que nuevamente represente a la gente, sobre todo a los que más lo necesitan.”