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(apro).- Como en una capilla religiosa, en la entrada principal de una casona en la colonia Roma, una mujer, un músico y un pintor ensayaron un altar con 13 veladoras y una estampa de la virgen Maria para pedir por la seguridad de “su presidente”, Andrés Manuel López Obrador.
Alrededor de las 20:00 horas, sobre el asfalto de la banqueta de la casa roji-blanca donde despacha Andrés Manuel (el que será el primer presidente de izquierda en México) estos personajes plantaron con cera las veladoras en el piso, colocaron agua (como en cualquier altar de día de muertos) y pegaron una oración escrita a pluma debajo de una estampa de la virgen Maria con el siguiente mensaje:
“Andrés no estás solo, presidente, México está contigo y la Morenita. Te queremos”.
Como un lugar santo, los personajes entonaron un “Padre Nuestro” y mandaron al cielo y a la Virgen María la petición de cuidar al futuro presidente de México, para que pueda gobernar al país como “lo merece” durante los próximos seis años.
Sus rezos también los acompañaron con el vibrar de unas sonajas de un grupo de 20 wirárikas, que desde las 11:00 de la mañana soportaron el sol de 26 grados del miércoles y la llovizna de las siete de tarde, para decirle a López Obrador lo orgullosos que están de que él sea su presidente.
Para Teresa Rueda Cantú, oriunda de Coahuila, es la tercera jornada en la semana que espera a que caiga la noche y a que López Obrador termine de despachar sus asuntos para poder acercarse unos segundos al reconocido Jetta Blanco para saludar a “Andrés” y a desearle buena suerte.
La mañana del miércoles 25, fue su tercer día de hacer penitencia en la casona, Teresa conoció al pintor José Luis “Rosas Landa” y al músico Jorge Reyes Rincón, con los que decidió montar el altar para rezar por Andrés Manuel. La mujer de pelo castaño claro, también hizo amistad con el “chamán” que acompañaba a los wírarikas.
La idea de montar el altar afuera de la casa de transición del tabasqueño surgió, según confió Teresa, luego de que en su espera de más de ocho horas la mujer se sinceró y contó que en su casa tiene un altar con la Virgen María y con Andrés Manuel.
En la charla, los personajes descubrieron que la fe, el altar y la devoción son cosas compartidas, por lo que “se les hizo fácil” trasladar los altares de sus casas a la barda de la casa de transición de López Obrador, en la calle de Chihuahua, en la Ciudad de México.
José Luis, maestro de 56 años del Instituto Nacional de Bellas Artes, también contó que los tres coincidieron en que había necesidad de hacer “un poquito de oración”; “porque la oración siempre ayuda a las situaciones económicas y políticas de todo tipo; un pueblo en paz nos va a dar tranquilidad”, dijo.
Para “Rosas Landa”, además es su quinto intento de entregarle a López Obrador, de propia mano, el cuadro que le pintó en el último mes de la campaña al tabasqueño y que representa el mito del sacrificio del Pejelagarto, de la isla “del tortuguero”, de la región de Macuspana.
Al artista plástico, cuya obra actualmente se expone en el Museo de las Culturas de Iztapalapa, dijo que lo apoyaron sus alumnos de ballet y su esposa Marbella para hacer el bastidor de la obra que piensa entregarle a Andrés. “Es una obra que viene de la tierra, porque está hecho con tierra y pigmentos de colores naturales”, aseguró.
El agua en el altar improvisado, fue idea de Teresa, porque éste elemento representa esa “necesidad de beber que tenemos todos al morir”. “El agua y la luz es protección para las personas”, confió la mujer.
Las velas las compraron en la tienda de la esquina, y en ese mismo lugar, la vendedora de la miscelánea les obsequió la estampa de la Guadalupana al conocer el objetivo de las candelas.
“…líbranos de todo mal. Amén. Dios lo bendiga al señor presidente, viva López Obrador. Queremos un presidente que sea héroe y campeón, que derrote al vandalismo y a la corrupción para que todos nuestros niños coman pan con mucho amor”, gritó el compositor Reyes Rincón.
El también integrante de la banda “Orquesta del Mundo Siglo XXI” explicó que el altar además era una protección para el “señor presidente” porque no usa guaruras. Luego, para amenizar la espera, cantó el primer verso de su tema “Queremos un presidente que sea héroe y campeón”.
“Queremos un presidente,
con un gobierno mejor,
para un México presente,
no queremos revolución”.
A las 20:59 horas, tras las oraciones y la instalación del altar, “el chamán” se plantó sobre la reja blanca y los otros simpatizantes gritaron las siglas del virtual candidato electo y corearon un “sí se pudo”.
Como llamado por el chamán, López Obrador hizo su aparición por la puerta que da a las escaleras inmediatas del inmueble.
Los simpatizantes se abalanzaron al portón blanco. López Obrador se acercó: Teresa pudo verlo de cerca y “Rosas Landa” pasó por una de las rendijas el cuadro que pintó para Andrés Manuel, quien finalmente lo recibía de mano.
El ambiente se tensó cuando Andrés subió a su Jetta y los únicos dos policías que vigilan el portón blanco abrieron las puertas de par en par y los simpatizantes se lanzaron sobre el carro, como la noche del primero de julio, cuando se anunció su probable triunfo electoral.
Casi cinco minutos le costó al conductor del automóvil presidencial avanzar hacia la esquina de Monterrey, pues la gente se plantaba frente al automóvil para ver “al que hizo historia”.
Después del barullo, la muchedumbre se dispersó.
–¿Pudo saludarlo?
-Sí — dijo Teresa– Su actitud siempre es lo mejor, es demasiado sensible hacia todos nosotros, le tenemos mucho amor porque es recíproco. Yo lo saludé y le dije: ‘licenciado Andrés, te queremos mucho, ya pusimos unas veladoras a la Virgen de Guadalupe porque queremos tu protección’; le dio mucho gusto y lo agradeció y sonrió.
–¿Mañana viene?
–Sí, seguro mañana aquí estamos.
(apro).- Como en una capilla religiosa, en la entrada principal de una casona en la colonia Roma, una mujer, un músico y un pintor ensayaron un altar con 13 veladoras y una estampa de la virgen Maria para pedir por la seguridad de “su presidente”, Andrés Manuel López Obrador.
Alrededor de las 20:00 horas, sobre el asfalto de la banqueta de la casa roji-blanca donde despacha Andrés Manuel (el que será el primer presidente de izquierda en México) estos personajes plantaron con cera las veladoras en el piso, colocaron agua (como en cualquier altar de día de muertos) y pegaron una oración escrita a pluma debajo de una estampa de la virgen Maria con el siguiente mensaje:
“Andrés no estás solo, presidente, México está contigo y la Morenita. Te queremos”.
Como un lugar santo, los personajes entonaron un “Padre Nuestro” y mandaron al cielo y a la Virgen María la petición de cuidar al futuro presidente de México, para que pueda gobernar al país como “lo merece” durante los próximos seis años.
Sus rezos también los acompañaron con el vibrar de unas sonajas de un grupo de 20 wirárikas, que desde las 11:00 de la mañana soportaron el sol de 26 grados del miércoles y la llovizna de las siete de tarde, para decirle a López Obrador lo orgullosos que están de que él sea su presidente.
Para Teresa Rueda Cantú, oriunda de Coahuila, es la tercera jornada en la semana que espera a que caiga la noche y a que López Obrador termine de despachar sus asuntos para poder acercarse unos segundos al reconocido Jetta Blanco para saludar a “Andrés” y a desearle buena suerte.
La mañana del miércoles 25, fue su tercer día de hacer penitencia en la casona, Teresa conoció al pintor José Luis “Rosas Landa” y al músico Jorge Reyes Rincón, con los que decidió montar el altar para rezar por Andrés Manuel. La mujer de pelo castaño claro, también hizo amistad con el “chamán” que acompañaba a los wírarikas.
La idea de montar el altar afuera de la casa de transición del tabasqueño surgió, según confió Teresa, luego de que en su espera de más de ocho horas la mujer se sinceró y contó que en su casa tiene un altar con la Virgen María y con Andrés Manuel.
En la charla, los personajes descubrieron que la fe, el altar y la devoción son cosas compartidas, por lo que “se les hizo fácil” trasladar los altares de sus casas a la barda de la casa de transición de López Obrador, en la calle de Chihuahua, en la Ciudad de México.
José Luis, maestro de 56 años del Instituto Nacional de Bellas Artes, también contó que los tres coincidieron en que había necesidad de hacer “un poquito de oración”; “porque la oración siempre ayuda a las situaciones económicas y políticas de todo tipo; un pueblo en paz nos va a dar tranquilidad”, dijo.
Para “Rosas Landa”, además es su quinto intento de entregarle a López Obrador, de propia mano, el cuadro que le pintó en el último mes de la campaña al tabasqueño y que representa el mito del sacrificio del Pejelagarto, de la isla “del tortuguero”, de la región de Macuspana.
Al artista plástico, cuya obra actualmente se expone en el Museo de las Culturas de Iztapalapa, dijo que lo apoyaron sus alumnos de ballet y su esposa Marbella para hacer el bastidor de la obra que piensa entregarle a Andrés. “Es una obra que viene de la tierra, porque está hecho con tierra y pigmentos de colores naturales”, aseguró.
El agua en el altar improvisado, fue idea de Teresa, porque éste elemento representa esa “necesidad de beber que tenemos todos al morir”. “El agua y la luz es protección para las personas”, confió la mujer.
Las velas las compraron en la tienda de la esquina, y en ese mismo lugar, la vendedora de la miscelánea les obsequió la estampa de la Guadalupana al conocer el objetivo de las candelas.
“…líbranos de todo mal. Amén. Dios lo bendiga al señor presidente, viva López Obrador. Queremos un presidente que sea héroe y campeón, que derrote al vandalismo y a la corrupción para que todos nuestros niños coman pan con mucho amor”, gritó el compositor Reyes Rincón.
El también integrante de la banda “Orquesta del Mundo Siglo XXI” explicó que el altar además era una protección para el “señor presidente” porque no usa guaruras. Luego, para amenizar la espera, cantó el primer verso de su tema “Queremos un presidente que sea héroe y campeón”.
“Queremos un presidente,
con un gobierno mejor,
para un México presente,
no queremos revolución”.
A las 20:59 horas, tras las oraciones y la instalación del altar, “el chamán” se plantó sobre la reja blanca y los otros simpatizantes gritaron las siglas del virtual candidato electo y corearon un “sí se pudo”.
Como llamado por el chamán, López Obrador hizo su aparición por la puerta que da a las escaleras inmediatas del inmueble.
Los simpatizantes se abalanzaron al portón blanco. López Obrador se acercó: Teresa pudo verlo de cerca y “Rosas Landa” pasó por una de las rendijas el cuadro que pintó para Andrés Manuel, quien finalmente lo recibía de mano.
El ambiente se tensó cuando Andrés subió a su Jetta y los únicos dos policías que vigilan el portón blanco abrieron las puertas de par en par y los simpatizantes se lanzaron sobre el carro, como la noche del primero de julio, cuando se anunció su probable triunfo electoral.
Casi cinco minutos le costó al conductor del automóvil presidencial avanzar hacia la esquina de Monterrey, pues la gente se plantaba frente al automóvil para ver “al que hizo historia”.
Después del barullo, la muchedumbre se dispersó.
–¿Pudo saludarlo?
-Sí — dijo Teresa– Su actitud siempre es lo mejor, es demasiado sensible hacia todos nosotros, le tenemos mucho amor porque es recíproco. Yo lo saludé y le dije: ‘licenciado Andrés, te queremos mucho, ya pusimos unas veladoras a la Virgen de Guadalupe porque queremos tu protección’; le dio mucho gusto y lo agradeció y sonrió.
–¿Mañana viene?
–Sí, seguro mañana aquí estamos.