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El arqueólogo y experto en el conocimiento y preservación de los cenotes estatales, Sergio Grosjean Abimerhi, informó del hallazgo de pinturas rupestres con miles de años de antigüedad, en una cueva que, precisamente, alberga uno de tantos “ríos subterráneos” que existen en la península de Yucatán.
En entrevista con La Jornada Maya, el también espeleobuzo e historiador, agregó que durante una exploración realizada en la selva yucateca, él y su equipo encontraron una cueva que posee un cenote con cristalinas aguas y un área seca. Entre sus hallazgos arqueológicos destacan una serie de armas utilizadas durante la Guerra de Castas (1847-1901) en el cenote Ziiz Ha del convento San Bernardino de Siena, en Valladolid.
No obstante, declinó revelar el sitio exacto para evitar que personas sin escrúpulos traten de lucrar con el descubrimiento, o que saqueadores se aprovechen.
“Al recorrerla e iluminar las paredes no pudo menos que sorprendernos las increíbles pinturas impresas en una pared de alrededor de 15 metros de largo y cinco de alto, en la cual se aprecian figuras humanas, animales, impresiones de manos con técnicas en positivo y negativo, así como otros trazos geométricos como cruces y figuras hasta ahora no definidas. Es posible que la temporalidad de estas pinturas se remonte a diversas épocas, ya que nos encontramos con figuras hechas con variada técnica y múltiples pigmentos”, destacó.
Agregó que se evidencian pinturas que representan variada fauna de aves y mamíferos; impresiones de manos en positivo de diversa pigmentación, variado tamaño y ambas extremidades, “lo cual nos indica que se trata de personajes de diversas edades. De igual, forma nos encontramos con improntas con técnica en negativo que parecen más refinadas y con diversos pigmentos”.
Grosjean Abimerhi reportó que llama la atención un personaje que en apariencia mantiene firme un escudo, mientras que con la otra mano sostiene posiblemente un arma, al tiempo que porta un penacho, el cual se encuentra detrás de otro personaje. “Esto nos lleva a pensar que sostiene una lanza o espada que apunta a un animal que parece ser un ave”, precisó.
Manifestó que este hallazgo aporta nuevas pistas acerca de los antiguos habitantes de la región, y por la importancia y el sitio donde se encuentra, es imprescindible que especialistas en la materia y autoridades correspondientes colaboren en un proyecto de investigación científica para que, finalmente, pueda ser abierto en un futuro no lejano, que sea resguardado por los pobladores, garantizar su cuidado y en beneficio de familias nativas integrándolo a un proyecto de desarrollo sustentable que ellos mismos operarán.
Pidió que las futuras autoridades federales, estatales y municipales analicen el importante patrimonio cultural y natural que posee Yucatán, y direccionen recursos a su cuidado, preservación e investigación “ya que los saqueadores llevan un paso adelante”.
Antecedentes
Según Grosjean, en Yucatán se registran más de 3 mil cuevas y cenotes, aunque muchas de estas formaciones resguardan vestigios arqueológicos y paleontológicos aún sin descubrir. De todas maneras, otros “secretos” ya han sido revelados y van desde vestigios de especies de flora y fauna ya extintas en el planeta, hasta la evidencia de culturas premayas, mayas, coloniales y el período republicano.
“Es común encontrarse en las cuevas y cenotes vestigios arqueológicos como cerámicas, vasijas, formaciones pétreas y osamentas de diversas temporalidades que pueden ubicarse hasta en 14 mil 500 años”, detalló.
Sergio Grosjean añadió que hay otro tipo de evidencia menos común como las pinturas rupestres o petrograbados en las cuevas de Yucatán, lo que evidencia el grado de evolución de la cultura, “ya que estas impresiones cuentan con diversas formas geométricas y colores derivados de variada gama de pigmentos”.
En sus recorridos, señaló que por lo general se encuentran impresiones de manos en negativo o positivo, mismas que quedaron plasmadas en las paredes de las cuevas, y en menor grado cavidades que preservan otro tipo de evidencia en la que se plasman imágenes de personas, animales, insectos, deidades o figuras geométricas.
Precisó que hay casos registrados en Yucatán de pinturas premayas, como en la gruta del municipio de Kaua, o el hallazgo en la gruta Aktún, santuario del municipio de Akil, que se encontraba sellada desde el período prehispánico y donde se encontró cerámica, sistemas constructivos y pinturas realizadas con diversas técnicas, resaltando una guacamaya que parece corresponder al período postclásico tardío (900 a 1521).