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El hepatocarcinoma, carcinoma hepatocelular o cáncer de hígado es un tumor maligno que se desarrolla en este órgano debido, en gran parte, a padecimientos como cirrosis, hígado graso y hepatitis B o C.
Esta enfermedad no es sinónimo de muerte si se descubre a tiempo pues, como en la mayoría de los cánceres, la detección oportuna puede salvar vidas. Al respecto, el gastroenterólogo y hepatólogo Mauricio Castillo Barradas recalca que “dependiendo de la etapa en la que se encuentre el hepatocarcinoma, el paciente se puede recuperar.
“El cáncer de hígado es curable; lo importante es detectarlo a tiempo y en una fase temprana porque, si está en una avanzada, solamente podemos dar tratamiento paliativo”, enfatiza.
El especialista agrega que, en nuestro país, el hepatocarcinoma representa el 9% de fallecimientos por cáncer. En tanto que el principal factor de riesgo para desarrollarlo es la presencia de cirrosis hepática.
Cirrosis hepática
“Por el solo hecho de tener cirrosis hepática, los pacientes tienen mayor riesgo de padecer cáncer de hígado. La cirrosis es la etapa final de una inflamación crónica persistente en la que el tejido hepático es sustituido por cicatriz”, explica el especialista del Hospital Ángeles Lindavista.
De acuerdo con el gastroenterólogo, este mal puede ser ocasionado por múltiples causas como el consumo de alcohol, los virus de hepatitis B y C, la presencia de grasa en el hígado, la hepatitis autoinmune (cuando el sistema inmunológico ataca al hígado) y también por algunos fármacos que, “aunque con menor frecuencia, pueden causar inflamación crónica”, indica.
Prevención
El entrevistado subraya que es fundamental evitar que el paciente llegue al desarrollo de cirrosis hepática. Por ejemplo, se deben extremar cuidados en personas con hígado graso, el cual se caracteriza por la inflamación hepática, misma que puede avanzar hacia la cicatrización y derivar en un daño irreversible.
“En cuanto al virus de hepatitis B o C, se debe identificar a quienes tienen factores de riesgo, curarlos y evitar la progresión”, asevera el galeno en referencia a la potencial evolución de las hepatitis virales a cirrosis o a hepatitis crónica.
No por nada, para la conmemoración del Día Mundial contra la Hepatitis en 2018, la OMS eligió el lema Hacerse pruebas. Tratarse. Curarse.
Hepatitis B
La Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que la causa de la hepatitis B es el virus de la hepatitis B (VHB), el cual “altera el funcionamiento del hígado y activa el sistema inmunitario. Éste, a su vez, produce una reacción específica para combatir el virus, con la consiguiente inflamación del hígado. Un pequeño porcentaje de personas infectadas no consiguen eliminar el virus y la infección se vuelve crónica.
“El VHB se transmite por contacto con la sangre o los líquidos corporales de personas infectadas. Esto es del mismo modo que el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). No obstante, el VHB es de 50 a 100 veces más infeccioso que el VIH”.
En este sentido, la OMS añade en su página de Internet que el virus de la hepatitis B se transmite, principalmente, de manera perinatal (de la madre al bebé durante el parto); de un niño a otro; por inyecciones y transfusiones contaminadas; y por contacto sexual sin protección.
Hepatitis C
Castillo Barradas aclara que en México predomina la hepatitis C. De los casos que hay en la nación, el 80% pueden progresar a una hepatitis crónica y 20%, a cirrosis hepática; y de esos pacientes con cirrosis, 4% llegan a presentar cáncer de hígado por culpa del virus de la hepatitis C.
En su portal, la OMS puntualiza que este virus se contrae por medio de la sangre: la mayoría de las infecciones se producen por la exposición a pequeñas cantidades sanguíneas a través de drogas inyectables, atención sanitaria poco segura y de la transfusión de sangre y productos sanguíneos sin analizar.
Asimismo, esta institución internacional estima que, en el planeta, existen 71 millones de personas con alguna infección crónica por el virus de hepatitis C.
Retos para enfrentar la hepatitis C
Al igual que la viruela y la poliomielitis, la hepatitis C podría ser una enfermedad eliminada de nuestro país. Para ello, se necesita un plan de acción que comience con programas de información, prevención y diagnóstico, así como acceso a los costosos tratamientos con los que cuentan algunos sistemas de salud y que son la solución para muchos pacientes.
En este sentido, José Antonio Oñate, director de la Fundación Hepatos Aión, A.C., lamenta que en México las personas con esta enfermedad enfrenten barreras debido a la ignorancia y la estigmatización.
“Lo que hace falta es una buena campaña sobre la prevención y el conocimiento acerca de la enfermedad. No existe unaa campaña informativa que le explique a la gente qué es, cuáles son sus mitos, cuáles son sus verdades, cuál es la forma de prevenirla, de diagnosticarla, eso no existe”, reconoce el ingeniero Oñate.
Considera que el segundo obstáculo es que el sistema de salud mexicano carece de un movimiento nacional para diagnosticar. Si las personas no tienen conocimiento de lo que es esta enfermedad, mucho menos sabrán del diagnóstico y la importancia de detectarla oportunamente.
Debido a ello es que las personas con hepatitis C recurren a los diversos grupos de apoyo o a las ONG, para recibir la información que no han podido obtener de su respectivo sistema de salud.
Destaca que organizaciones como la que él representa informan a los pacientes acerca de los cuidados que requieren y los especialistas a los que deben acudir.
Otro obstáculo para los enfermos con hepatitis es el alto costo del tratamiento que les puede salvar la vida. Por fortuna, “ya hay nuevos medicamentos que pueden curar la hepatitis C en muy alto porcentaje, entre el 95 y 99%.
“Pero, debido a que tenemos un sistema de salud tan fragmentado, no se han dado ni mil tratamientos a nivel nacional en un año, cuando la problemática es mucho mayor. El ISSSTE hace su esfuerzo, pero son solo unos cuantos tratamientos los que está dando. El seguro popular tiene su particularidad, entonces todo esto hace que muy pocas personas en el país tengan acceso a estos medicamentos”, admite.
En cuanto a los antirretrovirales, refiere que son tan caros que muy pocas personas pueden comprarlos y su única alternativa es la seguridad social pues, aunque ya hay genéricos, todavía no tienen autorización para ser vendidos en nuestro país debido al tema de las patentes.
El hepatocarcinoma, carcinoma hepatocelular o cáncer de hígado es un tumor maligno que se desarrolla en este órgano debido, en gran parte, a padecimientos como cirrosis, hígado graso y hepatitis B o C.
Esta enfermedad no es sinónimo de muerte si se descubre a tiempo pues, como en la mayoría de los cánceres, la detección oportuna puede salvar vidas. Al respecto, el gastroenterólogo y hepatólogo Mauricio Castillo Barradas recalca que “dependiendo de la etapa en la que se encuentre el hepatocarcinoma, el paciente se puede recuperar.
“El cáncer de hígado es curable; lo importante es detectarlo a tiempo y en una fase temprana porque, si está en una avanzada, solamente podemos dar tratamiento paliativo”, enfatiza.
El especialista agrega que, en nuestro país, el hepatocarcinoma representa el 9% de fallecimientos por cáncer. En tanto que el principal factor de riesgo para desarrollarlo es la presencia de cirrosis hepática.
Cirrosis hepática
“Por el solo hecho de tener cirrosis hepática, los pacientes tienen mayor riesgo de padecer cáncer de hígado. La cirrosis es la etapa final de una inflamación crónica persistente en la que el tejido hepático es sustituido por cicatriz”, explica el especialista del Hospital Ángeles Lindavista.
De acuerdo con el gastroenterólogo, este mal puede ser ocasionado por múltiples causas como el consumo de alcohol, los virus de hepatitis B y C, la presencia de grasa en el hígado, la hepatitis autoinmune (cuando el sistema inmunológico ataca al hígado) y también por algunos fármacos que, “aunque con menor frecuencia, pueden causar inflamación crónica”, indica.
Prevención
El entrevistado subraya que es fundamental evitar que el paciente llegue al desarrollo de cirrosis hepática. Por ejemplo, se deben extremar cuidados en personas con hígado graso, el cual se caracteriza por la inflamación hepática, misma que puede avanzar hacia la cicatrización y derivar en un daño irreversible.
“En cuanto al virus de hepatitis B o C, se debe identificar a quienes tienen factores de riesgo, curarlos y evitar la progresión”, asevera el galeno en referencia a la potencial evolución de las hepatitis virales a cirrosis o a hepatitis crónica.
No por nada, para la conmemoración del Día Mundial contra la Hepatitis en 2018, la OMS eligió el lema Hacerse pruebas. Tratarse. Curarse.
Hepatitis B
La Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que la causa de la hepatitis B es el virus de la hepatitis B (VHB), el cual “altera el funcionamiento del hígado y activa el sistema inmunitario. Éste, a su vez, produce una reacción específica para combatir el virus, con la consiguiente inflamación del hígado. Un pequeño porcentaje de personas infectadas no consiguen eliminar el virus y la infección se vuelve crónica.
“El VHB se transmite por contacto con la sangre o los líquidos corporales de personas infectadas. Esto es del mismo modo que el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). No obstante, el VHB es de 50 a 100 veces más infeccioso que el VIH”.
En este sentido, la OMS añade en su página de Internet que el virus de la hepatitis B se transmite, principalmente, de manera perinatal (de la madre al bebé durante el parto); de un niño a otro; por inyecciones y transfusiones contaminadas; y por contacto sexual sin protección.
Hepatitis C
Castillo Barradas aclara que en México predomina la hepatitis C. De los casos que hay en la nación, el 80% pueden progresar a una hepatitis crónica y 20%, a cirrosis hepática; y de esos pacientes con cirrosis, 4% llegan a presentar cáncer de hígado por culpa del virus de la hepatitis C.
En su portal, la OMS puntualiza que este virus se contrae por medio de la sangre: la mayoría de las infecciones se producen por la exposición a pequeñas cantidades sanguíneas a través de drogas inyectables, atención sanitaria poco segura y de la transfusión de sangre y productos sanguíneos sin analizar.
Asimismo, esta institución internacional estima que, en el planeta, existen 71 millones de personas con alguna infección crónica por el virus de hepatitis C.
Retos para enfrentar la hepatitis C
Al igual que la viruela y la poliomielitis, la hepatitis C podría ser una enfermedad eliminada de nuestro país. Para ello, se necesita un plan de acción que comience con programas de información, prevención y diagnóstico, así como acceso a los costosos tratamientos con los que cuentan algunos sistemas de salud y que son la solución para muchos pacientes.
En este sentido, José Antonio Oñate, director de la Fundación Hepatos Aión, A.C., lamenta que en México las personas con esta enfermedad enfrenten barreras debido a la ignorancia y la estigmatización.
“Lo que hace falta es una buena campaña sobre la prevención y el conocimiento acerca de la enfermedad. No existe unaa campaña informativa que le explique a la gente qué es, cuáles son sus mitos, cuáles son sus verdades, cuál es la forma de prevenirla, de diagnosticarla, eso no existe”, reconoce el ingeniero Oñate.
Considera que el segundo obstáculo es que el sistema de salud mexicano carece de un movimiento nacional para diagnosticar. Si las personas no tienen conocimiento de lo que es esta enfermedad, mucho menos sabrán del diagnóstico y la importancia de detectarla oportunamente.
Debido a ello es que las personas con hepatitis C recurren a los diversos grupos de apoyo o a las ONG, para recibir la información que no han podido obtener de su respectivo sistema de salud.
Destaca que organizaciones como la que él representa informan a los pacientes acerca de los cuidados que requieren y los especialistas a los que deben acudir.
Otro obstáculo para los enfermos con hepatitis es el alto costo del tratamiento que les puede salvar la vida. Por fortuna, “ya hay nuevos medicamentos que pueden curar la hepatitis C en muy alto porcentaje, entre el 95 y 99%.
“Pero, debido a que tenemos un sistema de salud tan fragmentado, no se han dado ni mil tratamientos a nivel nacional en un año, cuando la problemática es mucho mayor. El ISSSTE hace su esfuerzo, pero son solo unos cuantos tratamientos los que está dando. El seguro popular tiene su particularidad, entonces todo esto hace que muy pocas personas en el país tengan acceso a estos medicamentos”, admite.
En cuanto a los antirretrovirales, refiere que son tan caros que muy pocas personas pueden comprarlos y su única alternativa es la seguridad social pues, aunque ya hay genéricos, todavía no tienen autorización para ser vendidos en nuestro país debido al tema de las patentes.
Fuente: El universal