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Según datos del Consejo Mundial del Oro, en los últimos tres meses los bancos centrales de todo el mundo adquirieron más de 148 toneladas métricas de oro, estimado en 5.820 millones de dólares, un 22 % más que en el mismo período del año pasado.
El Banco de Rusia fue el que compró más: 92 toneladas de oro. Teniendo en cuenta las 106 toneladas adquiridas en el primer semestre del año, las reservas de oro de Rusia superaron las 2.036 toneladas, su valor de mercado es de aproximadamente 78.000 millones de dólares.
Los compradores de oro más activos en los últimos meses han sido Turquía y China, países cuyas relaciones con Estados Unidos han empeorado dramáticamente en los últimos meses.
Asimismo, Moscú, Ankara y Pekín se han convertido en los mayores vendedores de bonos del Gobierno estadounidense. Este año, el Banco Central ruso ha reducido las inversiones en la deuda soberana de EE.UU. en casi ocho veces, reporta RIA Novosti. Desde finales del año pasado, Turquía ha reducido casi a la mitad su participación en las inversiones en la deuda estadounidense.
Desde abril, cuando Washington introdujo los primeros aranceles a las importaciones de productos chinos, Pekín regularmente reduce el volumen de bonos del Gobierno de EE.UU. que posee.
Crisis inminente
De acuerdo con expertos, las consideraciones económicas explican las últimas tendencias. El mundo se está acercando a una nueva era de inestabilidad, la perspectiva de una crisis global se está volviendo cada vez más real, y casi todos los especialistas confían en que la economía de EE.UU. y el dólar serán los más afectados por los cataclismos inminentes.
A mediados de octubre, el economista Ulf Lindahl, director de A. G. Bisset Associates, compañía especializada en la investigación del mercado de divisas, aseveró que el dólar estaba al borde de un colapso y que en los próximos cinco años se depreciaría respecto al euro en un 40 %, según recoge Bloomberg.
Actualmente, las inversiones en activos estadounidenses, según múltiples expertos, están acompañadas de riesgos. En primer lugar, se trata de la guerra comercial desatada por Washington.
La Reserva Federal
El segundo factor de riesgo más importante es considerada la política de la Reserva Federal de EE.UU. De acuerdo con los inversionistas, la cantidad de dinero disponible para invertir disminuirá bruscamente, y el rendimiento de los bonos del Gobierno aumentará, por lo que los fondos del mercado de valores comenzarán a fluir hacia los valores federales.
Además, el costo de los préstamos para las empresas aumentará, de modo que se gastarán cada vez más fondos en el servicio de la deuda y menos en el desarrollo. Como resultado, la actividad de los vendedores en las bolsas de valores estadounidenses aumentará y los compradores se debilitarán, lo que provocará un rápido descenso de las cotizaciones.
Deuda pública arriesgada
Los tres principales riesgos para los inversionistas estadounidenses también incluyen la posibilidad de una desaceleración económica en China debido a una combinación de dos factores: la guerra comercial con Washington y una enorme deuda interna, estimada en 7 billones de dólares.
A fines de julio, China disponía de casi 1,2 billones en bonos del Gobierno de Estados Unidos. Al lanzar estos papeles al mercado, Pekín condenará a la economía estadounidense a una crisis financiera sin precedentes.
Según datos del Consejo Mundial del Oro, en los últimos tres meses los bancos centrales de todo el mundo adquirieron más de 148 toneladas métricas de oro, estimado en 5.820 millones de dólares, un 22 % más que en el mismo período del año pasado.
El Banco de Rusia fue el que compró más: 92 toneladas de oro. Teniendo en cuenta las 106 toneladas adquiridas en el primer semestre del año, las reservas de oro de Rusia superaron las 2.036 toneladas, su valor de mercado es de aproximadamente 78.000 millones de dólares.
Los compradores de oro más activos en los últimos meses han sido Turquía y China, países cuyas relaciones con Estados Unidos han empeorado dramáticamente en los últimos meses.
Asimismo, Moscú, Ankara y Pekín se han convertido en los mayores vendedores de bonos del Gobierno estadounidense. Este año, el Banco Central ruso ha reducido las inversiones en la deuda soberana de EE.UU. en casi ocho veces, reporta RIA Novosti. Desde finales del año pasado, Turquía ha reducido casi a la mitad su participación en las inversiones en la deuda estadounidense.
Desde abril, cuando Washington introdujo los primeros aranceles a las importaciones de productos chinos, Pekín regularmente reduce el volumen de bonos del Gobierno de EE.UU. que posee.
Crisis inminente
De acuerdo con expertos, las consideraciones económicas explican las últimas tendencias. El mundo se está acercando a una nueva era de inestabilidad, la perspectiva de una crisis global se está volviendo cada vez más real, y casi todos los especialistas confían en que la economía de EE.UU. y el dólar serán los más afectados por los cataclismos inminentes.
A mediados de octubre, el economista Ulf Lindahl, director de A. G. Bisset Associates, compañía especializada en la investigación del mercado de divisas, aseveró que el dólar estaba al borde de un colapso y que en los próximos cinco años se depreciaría respecto al euro en un 40 %, según recoge Bloomberg.
Actualmente, las inversiones en activos estadounidenses, según múltiples expertos, están acompañadas de riesgos. En primer lugar, se trata de la guerra comercial desatada por Washington.
La Reserva Federal
El segundo factor de riesgo más importante es considerada la política de la Reserva Federal de EE.UU. De acuerdo con los inversionistas, la cantidad de dinero disponible para invertir disminuirá bruscamente, y el rendimiento de los bonos del Gobierno aumentará, por lo que los fondos del mercado de valores comenzarán a fluir hacia los valores federales.
Además, el costo de los préstamos para las empresas aumentará, de modo que se gastarán cada vez más fondos en el servicio de la deuda y menos en el desarrollo. Como resultado, la actividad de los vendedores en las bolsas de valores estadounidenses aumentará y los compradores se debilitarán, lo que provocará un rápido descenso de las cotizaciones.
Deuda pública arriesgada
Los tres principales riesgos para los inversionistas estadounidenses también incluyen la posibilidad de una desaceleración económica en China debido a una combinación de dos factores: la guerra comercial con Washington y una enorme deuda interna, estimada en 7 billones de dólares.
A fines de julio, China disponía de casi 1,2 billones en bonos del Gobierno de Estados Unidos. Al lanzar estos papeles al mercado, Pekín condenará a la economía estadounidense a una crisis financiera sin precedentes.