Un tribunal de Iowa (Estados Unidos) ha condenado a cadena perpetua sin opción de libertad condicional a Zachary Paul Koehn, un hombre de 29 años que estaba acusado de haber asesinado en primer grado a su hijo Sterling.
La madre, Cheyanne Harris, de 21 años, será juzgada por el mismo delito en enero de 2019. La pareja tiene otra niña de dos años que ha sido llevada a un hogar provisional.
Los hechos
El 30 de agosto de 2017, el propio padre llamó a los servicios de emergencia. Cuando los paramédicos llegaron al domicilio encontraron, en una habitación a oscuras, al bebé muerto y con gusanos en el cuerpo.
"Sobre las nueve mi novia fue a chequear al niño, y luego como a las 11 u 11:30 fue a revisar otra vez y el bebé se había ido", explica Koehn en una grabación que facilitaron los servicios de emergencias para el juicio.
Versión forense
Dennis Klein, el médico forense encargado del caso dijo que la autopsia reveló que el bebé falleció por desnutrición, deshidratación y una infección por E. coli causada por las heces fecales que había en el pañal que, tras semanas sin cambiárselo, produjo la aparición de gusanos.
Además, el médico presentó fotos en las que se podía observar claramente las nefastas condiciones en las que se encontraba el pequeño.
Es probable que Sterling, en sus últimos días, estuviese en estado letárgico y no respondiese a estímulos, no interactuarse con los demás, y probablemente perdió su llanto, según explicó el doctor Klein, contradiciendo así la versión del padre que aseguró que el niño se encontraba muy despierto un día antes de su fallecimiento y que creía que había perdido la vida por muerte súbita infantil.
Según dijo ante el jurado Sheila Schroeder, trabajadora social, el padre del bebé admitió consumir metanfetaminas. Tras comprobar los expedientes médicos del pequeño, la profesional descubrió que nació con rastros de droga en su cordón umbilical.