Científicos
de una universidad de Florida han descubierto el gen que hace que el mosquito
"Aedes aegypti" detecte los ácidos del olor humano y encuentre así a
sus "víctimas", lo que abre la puerta a la creación de repelentes más
eficaces contra esos grandes transmisores de enfermedades.
"Ahora
podemos usar esa información para entender cómo los mosquitos encuentran a la
gente y para crear nuevos olores que bloqueen o alteren los que atraen al
mosquito", explicó a Efe Matthew DeGennaro, jefe del equipo de la Florida
International University (FIU) que hizo el descubrimiento.
Los
resultados de la investigación que dio con el gen IR8a, un receptor olfativo
que funciona junto a otros para la detección de los ácidos en la piel humana,
fueron publicados este jueves en la revista Current Biology.
Los
"Aedes aegypti", a diferencia de otros mosquitos, están
"especializados en humanos". Los machos se alimentan de néctar, pero
las hembras necesitan alimentarse de sangre humana para reproducirse. Sin eso,
no pueden poner huevos, explica DeGennaro.
El
científico, nacido en El Bronx (Nueva York) hace 43 años y residente en Miami
desde hace cinco años, ya era conocido en el mundo de la genética por haber
creado en 2013, cuando trabajaba como investigador en la Rockfeller University,
el primer mosquito mutante de la historia, al que le faltaba un gen.
Desde
entonces, guiado por los resultados de las investigaciones sobre el genoma de
la mosca realizadas por otros científicos, su equipo siguió quitándoles genes a
ingentes cantidades de mosquitos para ver los cambios que se producían y de esa
manera llegar a conocer las funciones de los distintos genes.
Así dieron
con el IR8a. Los mosquitos a los que se les privó de ese gen tenían problemas
para detectar el ácido láctico y otros componentes ácidos en el olor humano,
aunque sí seguían percibiendo el dióxido de carbono y el calor que emitimos las
personas.
Ante la
incapacidad para sentir el olor del ácido, más del 50 % no pudo buscar alimento
picando a alguien.
El
científico nigeriano Joshua Raji, del equipo de DeGennaro, se usó a sí mismo
como cobaya y descubrió que si bien era atractivo para los mosquitos naturales,
los mutantes sin el gen IR8a no se le acercaban.
"La
ciencia es un viaje", "a veces encontrábamos sorpresas y otras
no", dice DeGennaro con entusiasmo.
El biólogo
neoyorquino señaló que ahora que conocen la función del IR8a, el objetivo no es
crear en laboratorio millones de mosquitos "Aedes aegypti" sin ese
gen, sino avanzar hacia la elaboración de repelentes diseñados de "una
manera más racional".
Al
respecto, el dominicano John S. Castillo, que forma parte también del
Laboratorio de Genética Tropical de FIU, destacó a Efe que en las mujeres
embarazadas necesitan protegerse bien para no ser picadas por el "Aedes
aegypti", pero a la vez no pueden correr riesgos usando repelentes que podrían
ser dañinos para ellas.
Entre otras
enfermedades, este mosquito transmite el zika, que puede producir microcefalia
y otras malformaciones en el feto si una mujer embarazada es infectada.
DeGennaro
cree que con el descubrimiento del IR8a los científicos pueden entender mejor
que nunca el comportamiento de los "Aedes aegypti" y cómo trabajan
sus sensores, para así buscar maneras de hacer a los humanos
"invisibles" para ellos.
A preguntas
de Efe sobre los mitos existentes acerca de por qué unas personas son
atractivas para los mosquitos y otras no, el biólogo señala que la ciencia no
ha podido determinar todavía cuáles son los componentes en el olor humano que
determinan esos perfiles.
Las razones
pueden ser genéticas, ambientales, no lo sabemos todavía, dice DeGennaro.
Sobre el
hecho de que la ciencia no haya logrado erradicar las enfermedades transmitidas
por mosquitos, como la malaria, cuyo vector es el "Anopheles", o la
fiebre amarilla y el dengue, que son responsabilidad del "Aedes", y
sigan así muriendo miles de personas en el mundo en desarrollo, reconoce que
hay un aspecto "socioeconómico" en ello.
Pero,
agrega, también existe una razón "técnica", pues esos insectos son
"difíciles de estudiar", aunque la genética lo está haciendo cada vez
más fácil.
"El
comienzo de la ciencia de los mosquitos tuvo que ver con la necesidad de los
colonizadores de mantener vivos a los suyos" en lugares del mundo en
desarrollo donde la malaria causaba estragos, subraya.
El objetivo
de DeGennaro es, en cambio, "entender cómo vive y se comporta al
"Aedes aegypti" para poder realmente enfrentar el problema" que
representa para la Humanidad.
"No
hay fronteras ni muros" para esos animales que se contagian de las
enfermedades de las personas a las que pican y luego las transmiten a otras
personas.
Sobre el
brote de zika "autóctono" que se produjo en Florida en 2016, subraya
que hoy en día los "Aedes aegpyti" que existen en el estado están
libres de la enfermedad, pero siempre existe la posibilidad de que piquen a una
persona que se infectó en el exterior y el "ciclo empiece" de nuevo.
El impacto
fue menor en Miami que en otros lugares donde ha habido epidemias de zika, como
Brasil o Colombia, porque hay aire acondicionado en la mayoría de las casas,
repelentes y atención médica de calidad, lo que remite otra vez al aspecto
socioeconómico del problema, dice DeGennaro.
A su juicio, la mejor manera de contribuir a que el ciclo no comience es "protegernos para ayudar a otros a protegerse".
EFE.