Entendemos que muchas familias tienen limitaciones para transportarse y que quizá el modo más fácil y económico sea una motocicleta.
Pero hay que reflexionar que por encima de esa necesidad hay un bien superior: la integridad de todos y cada uno de los integrantes de esas familias, como la de la imagen.
Las desgracias pasan en un segundo y es necesario extremar precauciones para evitarlas.
Las motos, reglamentariamente, son para el transporte de hasta dos personas, no para cuatro y menos si se trata de niños tan pequeños, que no tendrían oportunidad alguna de reaccionar, y peor aún cuando ni siquiera llevan algún tipo de protección en la cabeza.
Los cascos de los padres, en caso de un percance, no servirían para mucho.
No queremos que pasen desgracias, no estamos satanizando a esta familia, sólo buscamos que haya mayor conciencia para evitar alguna tragedia.
Actuemos ahora y no, como señala el dicho, cuando ya el niño se haya caído al pozo.
Mas allá de las violaciones a varias normas de vialidad, como el hecho del sobre cupo, de llevar niños menores de cinco años -de reciente creación-, no usar cascos protectores, lo que falta es CONCIENCIA sobre las consecuencias graves e irreversibles.
Por favor, seamos más responsables con nosotros mismos.
