Hace algunos días López Obrador dijo que no quería ser
“florero de nadie”, luego de que el BID y el Consejo Mexicano de Negocios
dieran a conocer un plan de financiamientos para empresarios de México, a fin
de reactivar la economía y salvar y/o rescatar empleos.
Y uso esa expresión porque no entendió el tema. La
Secretaría de Economía y Hacienda incluso ya habían aplaudido esta medida, pero
cuando se le preguntó a López Obrador sobre el tema, dijo que no lo avalaría
porque no fue consultado y porque no fue él quien dio a conocer la noticia.
Y ni lo habría hecho porque sistemáticamente se ha negado
a apoyar a las empresas con incentivos fiscales, alegando cosas del pasado como
el Fobaproa. Países del mundo entero han recurrido a empréstitos para apoyar a
los generadores de empleos y así reactivar sus economías.
Y es que no había que consultarle nada porque fue un
acuerdo entre entes privados. Nomás no entendió el tema.
Ahora que sale a relucir que León Manuel Bartlett, hijo
de Manuel Bartlett, titular de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), ha
vendido ventiladores a sobre.precio y ha obtenido contratos millonarios de
dependencias de salud federal, López Obrador “considera” que la Secretaría de
la Función Pública (SFP) debe de iniciar una investigación sobre este caso y
que de resultar responsable, tiene que ser sancionado, al igual que aquellos
funcionarios que entregaron estos contratos.
Una de dos: o López Obrador está mintiendo, porque las
decisiones en este país sólo las toma una persona y se apellida precisamente
López Obrador. De tal suerte que es prácticamente imposible que ninguno de sus
subalternos no le haya informado sobre las operaciones corruptas e ilegales del
hijo de Bartlett con el IMSS.
O bien López Obrador fue puesto como “florero; es decir,
sus funcionarios del IMSS, Función Púbica, Salud, etcétera, no le informaron de
esas transacciones, dejándolo como "adornito". Difícil de creer.
Sea a sobre-precio o no, se trata del hijo de alto
funcionario, quien precisamente ha sido señalado como uno de los más corruptos
de la administración de López Obrador y quien ya fue señalados por tener
numerosas propiedades de lujo que no declaró ante la autoridad.
¿Por qué en esta ocasión no dijo que no le gustaron los
“moditos” de sus propios funcionarios que aceptaron transacciones con el hijo
de Bartlett, como lo dijo respecto al caso del BID?
Y aunque en un principio dice que la Secretaría de la Función
Pública tiene que abrir una investigación contra ese sujeto, admitiendo que hay
algo irregular e ilegal de por medio, hace un paréntesis para señalar: “Se está
financiando una campaña de guerra sucia que no está teniendo efecto, "sus
calumnias y falsedades porque el pueblo de México es de los pueblos con menos
analfabetismo político en el mundo". "Es un bombardeo de mentiras,
pero además, con mucho costo, están financiando una campaña de desprestigio,
una guerra sucia en contra del gobierno".
Es una irregularidad e ilegalidad que el hijo de Bartlett
haga negocios con el gobierno, es simplemente corrupción -influyentismo puro-
¿Quién financió esto? Esto ocurre porque sus propios subalternos con anuencia
de López Obrador aceptaron comprar ventiladores a quien no debían.
Cuando el caso de Bartlett fue sometido a la “investigación”
de la Función Pública -siendo juez y parte- sólo tuvo un objetivo lavar la
imagen del director de la CFE, pues según esta dependencia al no haber
reportado propiedades lujosas ante la autoridad, como debería de ser, no era
grave.
Es casi seguro que hagan lo mismo ahora con su hijo, que mediante una burda resolución la Función Pública salga a decir finalmente que no hay nada grave, a pesar de que si lo hay.
¿Por cosas como estas es que López Obrador dijo que el coronavirus le cayó como anillo al dedo?