Esta semana, astrofísicos de diversos países encontraron, a
través de un análisis comparativo de estrellas similares, que el Sol no es tan
activo como creíamos. Nuestra estrella parece tener muchísimo menos actividad
magnética que cientos de otras estrellas con un tamaño, composición y rotación
similar. Esto no es necesariamente malo para la tierra.
El pasado primero de mayo, un grupo de científicos publicó
el artículo The Sun is less active than other solar-like stars (El Sol es menos
activo que otras estrellas similares) en la prestigiosa revista científica
Science Mag. El estudio fue encabezado por Timo Reinhold del Instituto Max
Planck para la investigación del Sistema Solar de Göttingen, Alemania y también
contó con la participación de científicos coreanos y australianos.
Esta investigación empezó a través del análisis de las imágenes
que captó el ahora descontinuado Telescopio Espacial Kepler. El poderoso
telescopio envió imágenes de 150 mil soles entre 2009 y 2013. El análisis de
estas imágenes sirve a los científicos para explorar las condiciones de
diversos exoplanetas similares a la tierra. Sin embargo, este grupo de
científicos utilizó este enorme archivo para comparar otras estrellas similares
con nuestro Sol.
Así, analizaron imágenes del Kepler y del telescopio Gaia
para inferir el nivel de actividad de diversas estrellas. Encontraron 369
estrellas similares al sol (con tamaño similar, similar composición química y
similar rotación de, aproximadamente, 24 días). El resultado es que la enorme
mayoría de estas estrellas tiene una actividad hasta cinco veces superior a la
del Sol.
Lo que no se sabe todavía es si esto se debe a que nuestra
estrella es menos activa que todas las otras estrellas similares observadas o
si está ahorita pasando por un momento de baja actividad. El sol tiene más de
4.5 mil millones de años y se encuentra, ahora, a la mitad de su vida. Y,
bueno, los humanos sólo lo hemos observado desde hace cuatro siglos. Desde esa
perspectiva, lo que sabemos de nuestra estrella es una diminuta fracción de su
historia.
¿Qué significa todo esto? ¿Deberíamos preocuparnos?
En lo absoluto. Una mayor actividad en el Sol significaría
hermosas auroras boreales, ciertamente, pero también muchos problemas para las
instalaciones eléctricas en la tierra, para los satélites en órbita y, por
supuesto, un mayor riesgo para los astronautas que trabajan en estaciones
espaciales.
Al parecer, el sol lleva cierto tiempo con una baja
actividad y, según los estudios que aquí se hicieron, todavía pueden pasar más
de once años antes de ver algún cambio en la actividad magnética solar. Así,
como lo explicó el líder de este estudio, podemos agradecer que nuestro sol no
sea tan hiperactivo como las otras estrellas observadas. O, al menos, que nos
haya tocado vivir en una época de baja actividad del Sol:
“Un sol mucho más activo afectaría a la Tierra en escalas de
tiempo geológico: paleoclimatología. Una estrella “demasiado activa” cambiaría
definitivamente las condiciones para la vida en el planeta, así que vivir con
una estrella bastante aburrida no es la peor opción”
Fuente. Noticieros Televisa