Si existe alguien tan camaleónica como Mystique, la
antiheroína de los X- Men que puede cambiar de apariencia, esa es Jennifer
Lawrence, quien interpretó al personaje en su versión más reciente en cine.
La actriz, amada por sagas como la de los mutantes o Los
Juegos del Hambre, se ha posicionado a sus 30 años (que cumple este
15 de agosto), como una de las artistas más importantes de su generación.
También presume ser musa de directores del calibre de
Steven Spielberg, David O. Russell, Adam McKay y Darren Aronofsky, y que a su
corta edad ya ha sido nominada cuatro veces al Óscar (triunfó en 2013).
Además fue la actriz mejor pagada en 2015 y 2016, y
tiene una fortuna de 130 millones de dólares.
Con dos hermanos mayores, Lawrence pasó su infancia en
Kentucky acompañada de deportes como sóftbol y básquetbol, por lo que
sorprendió a todos con su actuación cuando a los nueve años interpretó a
una prostituta en una obra de la iglesia.
Cinco años después, la joven sintió más fuerte el llamado
por los espectáculos. Convenció a sus padres de dejar la escuela y comenzó a hacer
comerciales. El resto, como dicen, ya es historia.
Su carrera inició en televisión con dos temporadas de The
Bill Engvall Show, serie que si bien no llamó la atención, sí le abrió las
puertas del séptimo arte.
En 2008 protagonizó los filmes Garden Party, Poker House y
Lejos de la Tierra Quemada, este último dirigido por el mexicano Guillermo
Arriaga.
La cinta le valió a Lawrence un premio como Actriz
Emergente en el Festival de Cine de Venecia.
"Luego de que acabamos la película, le mandé un correo
diciéndole que se preparara, que se iba a convertir en una estrella, que iba a
recibir mucha atención, nominaciones y premios, y al año y medio la nominó la
Academia a sus 20 años (por la película Invierno Profundo)", recordó el
cineasta en entrevista telefónica.
El despertar de una estrella
Su talento sedujo a los productores de X-Men: Primera
Generación (2011), que impresionados le dieron el rol de Mystique para la
nueva era de la franquicia, que concluyó el año pasado con X-Men: Fénix
Oscura.
Como fan de Suzanne Collins, la actriz no creía ser la
opción ideal para ser Katniss, pues se considera torpe (se ha caído dos veces
en la ceremonia del Óscar), pero ha sabido maniobrar la fama y no perder
el suelo.
Con los ojos del mundo en ella, cada proyecto que toma se
rodea de escrutinio y como muestra está su película posterior a Los Juegos...:
Los Juegos del Destino, que le valió su primer Óscar en 2013.
Al año siguiente, la actriz volvió a la gala con Escándalo
Americano, donde actuó al lado de Christian Bale y Bradley Cooper, y repitió en
2016 con su protagónico en Joy, de nueva cuenta con Cooper.
Para entonces, Lawrence ya se permitía cobrar 20 millones de
dólares por película, interpretando lo mismo a una sexy bailarina rusa
convertida en espía, en Red Sparrow, o a una sufrida protagonista en ¡Madre!,
bajo la dirección de Darren Aronofsky, con quien tuvo una breve relación
sentimental.
"No me gusta despertarme sin hacer nada o irme a
dormir sin lograr nada. Eso realmente me deprime", dijo a Vanity Fair... Y
vaya que ha logrado mucho en su corta, pero poderosa carrera.