Originalmente, la refinería de la petrolera del Estado, Petróleos Mexicanos (Pemex), iba a entrar en operación en 2021. Este lunes, el presidente Andrés Manuel López Obrador aplazó, de nuevo, la fecha de arranque de la planta y dijo que será hasta noviembre. Primero, iniciará operando a la mitad de su capacidad y después, entre diciembre y enero del próximo año, debe estar operando en su totalidad. El negocio de la refinería está lejos de satisfacer el deseo del mandatario, quien busca la autosuficiencia energética.
“No hay ningún caso en el mundo en el que se haya construido una refinería con estas capacidades en tan poco tiempo”, aseguró López Obrador el martes durante su conferencia de prensa matutina. “Siempre las obras exceden los plazos de Gobierno, pero esta obra la estamos concluyendo en cinco años, menos de cinco años, cuatro años y medio, y es una obra magna”, agregó. Ya que su sexenio termina a finales de 2024, el presidente enfatizó que este proyecto lo tendrá que “seguir viendo” su sucesor.
“Han movido las fechas muchísimas veces y en ese sentido el Gobierno federal, la Secretaría de Energía, han perdido credibilidad”, dijo el analista especializado en energía en el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) Diego Díaz. “Debido precisamente a la mala planeación del proyecto desde un inicio, que se ha reflejado también en sobrecostos importantes, hay una falta de claridad sobre en qué momento empezaría a operar eh la refinería”.
Se espera que Olmeca pueda tener una capacidad total de 340.000 barriles diarios de procesamiento de petróleo crudo, entre gasolina y diésel, por lo que aun cuando opere a capacidad total, no resolverá el hueco de las importaciones. México importa aproximadamente entre 400.000 y 450.000 barriles diarios solamente de gasolina. Ya que el Gobierno Federal le dio una transferencia de 6.000 millones de pesos a Pemex entre enero y marzo de este año, para construir la refinería ubicada en Dos Bocas, Tabasco, Díaz dice que no espera que entre en operaciones, ni a media capacidad, para noviembre. “Me parece muy apresurado que apenas unos meses después vaya a empezar realmente a operar”, opina Díaz.
El negocio de la refinación de crudo, conocido también como downstream, ha sido de los menos eficientes de la empresa del Estado. Un análisis de IMCO muestra que, en 2022, las pérdidas por esta actividad rebasaron los 7.000 millones de dólares. Entre enero y junio de este año, las pérdidas sumaron 3.000 millones de pesos.
“No ha habido un solo año en el que la subsidiaria de refinación de Pemex haya tenido alguna utilidad neta y eso nos habla de las ineficiencias que existen en este negocio, en parte también por eh el rol que juega el personal”, dice Díaz. Pemex tiene alrededor de 120.000 empleados, “muchos de ellos sindicalizados, lo que hace que la carga de los salarios y de las prestaciones sea demasiada”, agrega el especialista.
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