Javier Posas, representante de la Corporación Financiera Internacional (IFC), anticipó que, atraídas por el nearshoring, más de 200 empresas de Asia, Estados Unidos y Europa del Este se mudarán a México en los próximos 3 años.
“El nearshoring puede convertirse en un punto de inflexión en el desarrollo de México, ya que hay más de 200 compañías que piensan relocalizarse en el país”, el representante del brazo financiero del Banco Mundial durante la 48 Convención Nacional de la Industria Manufacturera de Exportación (Index).
La relocalización de empresas generará 33,000 millones adicionales de exportaciones e impulsará aumentos en la tasa de crecimiento anual del PIB adicionales de al menos 1.2 puntos porcentuales en los siguientes 4 a 6 años.
“Algunos de los impactos (del nearshoring) que se están observando son un fuerte aumento del producto interno bruto en el 2022, el arribo de nuevas inversiones de empresas por nearshoring de 20,000 millones de dólares y la derrama cuantificada en cerca de 30,000 millones de dólares en el último año”, explicó.
Recordó que por la llegada de empresas atraídas por nearshoring no hay espacios para las fábricas en los parques industriales del Bajío y el norte de México.
Adicionalmente, la Ciudad de México, Nuevo León, Jalisco, Baja California son las entidades que más atraen inversión extranjera directa, explicó Javier Posas.
México es la segunda economía más grande de América Latina, pero vive con el nearshoring un momento para detonar el desarrollo, dijo el representante del IFC.
El IFC invirtió 4,000 millones de dólares en diferentes sectores como automotriz, servicios hospitalarios, centros de salud, hoteles, proyectos de agua, puertos y sector financiero.
“Históricamente habíamos invertido en rondas 25 millones de dólares, el año pasado fue histórico en la inversión a través de diferentes instrumentos financieros”, añadió.
Posas dijo que el crecimiento que ha tenido México a lo largo de la historia no explica su potencial en función de la escala, economía y la integración vertical de la cadena de suministro globales.
“Si comparamos a México con el resto de los países de América Latina, el crecimiento de la economía mexicana es bajo por una serie de factores estructurales”, precisó.
El bajo crecimiento de la economía mexicana es producto de la falta de inversión para mover todo el engranaje económico y baja productividad y eficiencia de muchas industrias, expresó.
En los últimos años, agregó, se ha observado un monto nominal relevante, pero cuando se compara en función del producto interno bruto (PIB) este monto todavía es bajo.
México capta menos de 3% de inversión extranjera directa como proporción del PIB, cuando en otras naciones de América Latina llegan capitales por arriba del 3.5%, puntualizó.
“México está experimentando un momento extraordinario y se puede aprovechar la oportunidad para catapultar al país y romper el ciclo de baja crecimiento, así como reducir la brecha de desigualdad”, destacó.