El feminicidio, definido como el asesinato de una mujer por razones de género, es una tragedia que deja una profunda herida en la sociedad. Más allá del dolor inmediato y la pérdida irreparable de una vida, este crimen tiene consecuencias devastadoras que afectan a quienes quedan atrás: los hijos e hijas de las víctimas. Estos niños y adolescentes, huérfanos por feminicidio, se convierten en víctimas colaterales de esta violencia, enfrentándose a un futuro marcado por el trauma y la incertidumbre.
En Sinaloa, el impacto del feminicidio ha dejado una estela de dolor que se extiende a los más vulnerables. Según datos recientes, un total de 211 niñas, niños y adolescentes en Sinaloa han perdido a sus madres a causa de este crimen atroz.
Estas jóvenes vidas se encuentran en una situación de orfandad que requiere atención y apoyo urgente para asegurar su bienestar emocional y económico. Conscientes de la gravedad de esta problemática, las autoridades de Sinaloa han implementado una medida crucial para brindar apoyo a estos menores. A través de la pensión de orfandad, estos niños y adolescentes reciben una ayuda económica de cinco mil pesos bimestrales.
Esta pensión busca aliviar parte de la carga económica que la ausencia de una madre puede imponer, permitiendo que estos huérfanos tengan acceso a recursos básicos y oportunidades para un desarrollo digno.
Este apoyo es un primer paso, la atención integral a los huérfanos por feminicidio requiere un enfoque multidimensional que abarque apoyo psicológico, educativo y social.