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Guasave, Sinaloa.- Doña Sofía Cárdenas, de 82 años de edad, y su hijo Érick, de 46, con síndrome de Down, viven desde hace 47 años en un domicilio ubicado sobre la avenida Norzagaray, entre Teófilo Noris y Obregón, en la colonia Centro, a pesar de que legalmente no son los propietarios del inmueble.
Tras tres años de litigio las leyes reconocieron a Loúrdes Cecilia Cota como propietaria de la vivienda y ayer por la mañana llegaron autoridades para ejecutar la orden de desalojo de la casa en cuestión, pero decenas de vecinos y amigos de Érick y doña Güerita, como es conocida Sofía, lograron impedirlo formando una cadena humana frente a la puerta de la casa.
El proceso
Pocos minutos después de las 8:00 horas de ayer, doña Sofía Cárdenas y su hijo Érick colocaron un candado en la puerta de la casa que ha sido su hogar durante los últimos 47 años, ante la orden de desalojo que un actuario ejecutor del Juzgado llegó para cumplir y ante la presencia de una retroexcavadora.
“Es una injusticia, tenemos viviendo aquí 47 años, Érick nació aquí. Estoy muy nerviosa, él está acostumbrado a vivir aquí, aquí la gente me lo cuida y lo quiere mucho, y si me voy a otra parte y se me pierde el plebe”, dijo doña Sofía a través de las rejas y con verdadera angustia en su mirada.
Al mismo tiempo, decenas de personas arribaban al domicilio con la finalidad de brindar su apoyo e impedir que doña Güerita y Érick fueran sacados de su casa.
Juan Limón Soto, actuario, les explicó a los vecinos, quienes formaron una cadena humana en la puerta de la casa, que él solo estaba haciendo su trabajo y cumpliendo con una orden judicial, pues la propietaria legal exigía el inmueble.
Pablo de la Cruz Chávez, abogado particular de la dueña de la casa, informó que se agotaron todas las instancias y que el procedimiento era meramente legal, además de que su clienta se negaba a negociar la venta de la casa.
Insistencia
Por su parte, Loúrdes Cecilia Cota, propietaria legal de la vivienda, al ver que los vecinos, al grito de ‘todos somos Érick’ impedían que el actuario procediera con el desalojo, mandó traer al menos a tres cerrajeros para abrir la puerta, pero todos, al enterarse de la situación, terminaban desistiendo. Lo mismo pasó con un albañil, a quien se le dijo que tirara la pared, pero al ver a doña Sofía y la cara sonriente de Érick, quien solo pedía que le dieran un refresco y quien le hablaba a su perrita ‘coqueta’ para que lo protegiera, también se retiró del lugar.
Con verdadera frustración en su rostro, Loúrdes Cecilia pedía al actuario que ejecutara la orden e incluso pidió a los agentes ministeriales que venían para proteger a este, que intervinieran, a lo que los agentes se negaron pues el actuario no estaba siendo agredido.
En un acto desesperado, la mujer compró unas pinzas cizallas con las que pretendía ella misma romper la puerta, pero una vez más, los vecinos lo impidieron, pero en esta ocasión, además de unirse hombro con hombro, también entonaron una canción religiosa.
Cabe resaltar que en repetidas ocasiones, algunos amigos de los ocupantes del domicilio pretendieron negociar con ella la compra de la casa, pero se negaba rotundamente, hasta pasadas varias horas, y después de que un vecino le gritara “esto lo va a saber Trump, allá está penado la agresión a personas discapacitadas y usted tiene dos pensiones allá”, que la mujer se cruzó a la otra acera hasta donde el doctor Everardo Cárdenas y Jaquelín Pinto se acercaron para proponerle que les vendiera la casa e incluso que pagarían todo lo que hasta el momento ha gastado. En ese momento intercambiaron teléfonos y tras señalar que se le daría prioridad a esas propuestas, se retiraron.
Autoridades del DIF, el secretario de Presidencia Municipal, defensores independientes de los derechos humanos, personal de la Procuraduría de la Defensa de Niños, Niñas y Adolescentes, estuvieron en el lugar del conflicto.