El fervor de los albañiles por el Día de la Santa Cruz se hizo presente ayer en las obras de construcción que se realizan en Mérida con la colocación de las tradicionales cruces de madera adornadas y el obligado convivio con tacos de chicharra o carnitas y cervezas.
Lo que no se cumplió este año a cabalidad es la acostumbrada lluvia "de las ciruelas" por efectos del cambio climático, que mantiene altas temperaturas y una fuerte sequía en la Península de Yucatán.
Desde que salió el brillante e incandescente sol, los hombres de la cuchara y la pala prepararon cruces de madera que veneraron y festejaron en sus lugares de trabajo, a partir del mediodía. Los alarifes siempre piden salud, bienestar para la familia y la esperanza de tener trabajo permanente, bien remunerado y con todas las prestaciones sociales y económicas que marca la ley, aunque esto último no se cumple.
El festejo del Día del Albañil de este año también dejó ver la poca obra pública del gobierno del Estado y del Ayuntamiento de Mérida.
La secretaría de Obras Públicas del Estado organizó un recorrido por cinco construcciones donde trabaja un número importante de alarifes, pero cuatro de ellas son del sector privado, específicamente los fraccionamientos San Pedro Cholul, Los Héroes, La Joya y La Herradura.
Los grandes y emblemáticos proyectos anunciados por el gobierno del Estado no tienen gran movimiento laboral porque no han iniciado en plenitud como el Museo Maya de Mérida, el Palacio de la Civilización Maya de Yaxcabá, el Centro de Rehabilitación del Centro de Integración Juvenil, el Distribuidor Vial del Siglo XXI, el Parque Científico de Yucatán, entre otras, o están casi inactivas por falta de recursos como la nueva torre del Hospital O'Horán y el Centro Paralímpico.
O también, están en la fase final por algunos detalles imprevistos como el Parque Metropolitano Ecológico del Sur, que fue uno de los proyectos que visitó el secretario general de Gobierno, Víctor Sánchez Alvarez, y el de Obras Públicas, Francisco Torres Rivas, quienes regalaron lentes graduados, 35 bicicletas, 15 triciclos y 1,000 despensas durante sus visitas.
El maestro albañil Manuel Matus Ruiz, originario de Oaxaca, trabaja en una obra privada en Circuito Colonias con calle 63-B de la colonia Cortés Sarmiento y con devoción oró y enarboló con sus compañeros la venerada cruz en lo alto de lo que será el Banco HSBC del Oriente.
"Es dura la chamba, pero me gusta y se gana regular", dijo.
Su oficio y experiencia lo han llevado por trabajos grandes en Cancún, Playa del Carmen, Coatzacoalcos y Mérida donde decidió quedarse para siempre.
"Es difícil la vida del albañil. A veces sí hay chamba, a veces no lo hay", relató. "Lo peor es que no contamos con Seguro Social y cuando se enferma alguno de tus hijos pasamos serios problemas económicos porque hay que gastar en médicos y medicinas".
Cree que el 50% de los albañiles que trabajan en Yucatán no tienen Seguro Social y la inmensa mayoría, por no decir que todos, carecen de Infonavit o créditos que los haga acreedores a alguna vivienda digna.
"Yo ya tengo mi casa, la compré con mis ahorros y préstamos", señaló.
Contó que él gana $1,300 a la semana y los ayudantes $900 en promedio, sin embargo, por el alto costo de la vida y la importancia del trabajo deberían ganar $1,700 y $1,200.
En Cancún un maestro albañil gana $2,400 y en Oaxaca $700 semanales. Precisamente por los bajos sueldos decidió emigrar y trabajar en la Península desde hace 15 años.
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