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Por cada árbol talado por la construcción del Tren Maya será sembrado otro, promete Fonatur luego de que Animal Político reportara que con esta obra han sido removidos al menos 3.4 millones de árboles, de acuerdo con datos obtenidos del propio organismo gubernamental a través de una solicitud de información.
Esto, mientras ambientalistas señalan que esa cifra reconocida por el gobierno federal se queda corta, pues estiman que en realidad son hasta 10 millones de árboles los que tuvieron que removerse desde 2019 para concretar este megaproyecto en el sur del país.
El vocero del Fondo Nacional de Fomento al Turismo, Fernando Vázquez, dijo en entrevista que desde la planeación de la obra y al tramitar permisos se contempló una reforestación de “uno a uno”, de plantar un árbol por cada removido, aunque de momento no dio datos del nivel de cumplimiento de ese objetivo, señalando que es una labor que no es inmediata, sino sujeta a procesos biológicos.
“No todos los árboles que han sido afectados han sido destruidos, alrededor de millón y medio de individuos fueron rescatados (reubicados), y muchos de ellos son especies que están catalogadas como en peligro por la Norma Oficial 59”, detalló.
Cuando los árboles son reubicados en viveros, aseguró, se está logrando una tasa de sobrevivencia del 70%. Esto es que del millón y medio se habrían perdido 450 mil, además de los otros 2 millones talados o triturados para usarse como abono orgánico, según las cifras oficiales.
El vocero mencionó que, además de la reforestación “uno a uno”, en el sureste se tendrá la reforestación del programa Sembrando Vida, que implica la siembra de 500 millones de árboles en la región. Y a eso se sumaría el plan de reforestar toda la ruta de los mil 554 kilómetros que implica la ruta del Tren, con 150 millones de árboles más.
En cuanto a fauna, mencionó que se han “rescatado más de 34 mil individuos” de más de 165 especies, como reptiles, anfibios y mamíferos, que son reubicados en zonas cercanas de las que tuvieron que ser removidas para dar paso al tren.
“La obra está prevista que se inaugure en diciembre, aunque en agosto iniciarían las pruebas de rodamiento. El primer tren llega a la zona de la Península en julio, y a partir de agosto se llevarán a cabo las pruebas, son alrededor de tres meses que tienen que hacerse pruebas”, indicó.
Ambientalistas calculan que son mucho más árboles perdidos
Ante la información de Fonatur, Pepe Urbina, ambientalista, especialista en tiburones y buzo de cuevas, señaló que la cifra de 3.4 millones de árboles talados no es acorde con la realidad. En el colectivo Sélvame del Tren, al que pertenece, tienen calculados al menos 10 millones de árboles talados o removidos por el Tren Maya.
“La cifra que nosotros manejábamos desde un principio era entre 8 y 10 millones de árboles. Es la cifra que calculamos que se ha cortado, pero hay que incluir en esto todo tipo de vegetación”, dijo en entrevista.
Además, consideró necesario conocer el tipo de árbol que Fonatur está contabilizando, pues probablemente deje fuera lianas, hongos u otro tipo de vegetación.
“Nos ha costado millones de años tener este poquito de tierra y en el momento en que arrasa con la vegetación y con los árboles, a la primera lluvia, ese suelo se convierte en algo árido. Es yelmo y esto, por supuesto, tiene un impacto en el resto de la vida y en el ciclo del agua. Arrasar con árboles es quedarse prácticamente sin agua”, insistió.
El impacto ambiental
Para Urbina, el que se hayan talado árboles implica un impacto general en el ecosistema.
“Todo está conectado en Quintana Roo. Al ser suelo poroso, lo que se derrame en este suelo va a filtrarse al manto acuífero y va a llegar al manglar, lo impactará para bien o para mal y eventualmente llegará al arrecife. Este equilibrio paradisiaco en Quintana Roo se debe a los árboles, al suelo y la lluvia que hay en la zona. Si haces algo que interrumpa eso, estás alterando la receta al paraíso y esto ya lo hemos visto en Cancún”, explicó.
Gonzalo Merediz, director de Amigos de Sian Ka’an, una organización dedicada a la conservación de los recursos naturales en la Península, recalca la importancia de realizar la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) ante un proyecto como el Tren Maya.
“El problema es que mucha de la tala que se ha hecho fue con cambios de último momento en la ruta, en la que ni siquiera se tenía una Manifestación de Impacto Ambiental (…) Entonces, se estuvo talando un arbolado importante, un arbolado maduro y en buenas condiciones sin esa MIA”, dijo.
Merediz, maestro en Ciencias, Biología Ambiental y Forestal, subrayó que la tala tiene múltiples impactos: “No solo es una selva importante en términos de su biodiversidad, sino importante en términos de los servicios ambientales que presta a la gente. Esos impactos no se tienen claros”.
De acuerdo con el especialista, la planeación de un proyecto como el Tren Maya debe considerar las medidas necesarias para reducir los distintos impactos —ambientales, sociales, regulatorios—, para así obtener la ruta menos negativa.
Merediz dijo que quitar una masa forestal significativa tiene impactos en la capacidad de absorción de agua hacia el subsuelo y en la liberación de dióxido de carbono que fomenta el cambio climático, además que genera daño a la fauna y la flora local.
Cancún, Playa del Carmen y Tulum son ejemplos de ciudades que están creciendo en Quintana Roo y las carreteras con las que ya cuentan son resultado de un desmonte de millones y millones de árboles. Merediz alertó que es importante poner en perspectiva que la tala de árboles en la región es un fenómeno que ocurre desde hace 50 años.
Ante esto, Urbina recalcó que, al final, todo lo que advirtieron especialistas y vecinos en la zona aledaña al proyecto del Tren Maya fue cierto: “Alzamos la voz para decir ‘por favor, no lleven a cabo esta obra así porque será un ecocidio’, y nos descalificaban con calumnias, nos atacaban por cualquier cosa. Todo, uno a uno, ha resultado ser verdad”.
Urbina, quien además ha trabajado desde hace más de una década en difundir la importancia de los tiburones en beneficio de la salud de los océanos, pide prestar atención también al relleno de cenotes que ya está sucediendo en las obras del Tren Maya.