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María Lucía pide caridad entre los vecinos, automovilistas y encargados de negocios de la zona habitacional. Cuando la recaudación es poca, viajan a Mérida, pero primero se deben enfrentar al rechazo de los choferes de taxis colectivos o camioneros que no la quieren llevar, por las dificultades para acomodar la silla de ruedas que ella utiliza.
La tragedia que cambió radicalmente la vida de la mujer ocurrió el 28 de marzo de 2010. María Lucía Euán y su fiel acompañante, Yenni, vendían frutas, pepitas y cacahuates en la puerta lateral de la Catedral de la calle 61 entre 58 y 60, cuando un camión de Minis 2000 de la ruta Tapetes guiado por Alberto Ayuso Garrido se subió a la acera y la arrolló. Resultó con fracturas en la pierna derecha y perdió el pie izquierdo que quedó destrozado. Su hija Yenni salió ilesa, pero le tocó vivir todo el drama.
Ramón Rodrigo, otro de sus hijos, quien estudia secundaria, con tristeza informó que Minis 2000 no ha cubierto los gastos de su madre y nadie de la empresa la visita o le ofrece ayuda.
"No le han pagado a mi mamá", dijo el menor, quien queda al frente del hogar debido a la ausencia prolongada de su madre y su hermanita.
"Va a pedir caridad a Mérida y a Ciudad Caucel", señaló el adolescente con cierta pena.
El joven pide a la gobernadora, Ivonne Ortega, y al director de Transporte, Henry Sosa, que obliguen a la empresa camionera a indemnizar a su madre y castiguen al dueño y al chofer para que este hecho no quede impune.
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