El próximo jueves se cumplen dos años de la violenta represión del 4 de julio de 2011 contra cientos de meridanos que realizaban una protesta pacífica contra el paso deprimido que se pretendía construir en un simbólico lugar de la capital yucateca.
Paradójicamente, los hechos ocurrieron en la “Glorieta de la Paz”, bautizada así por la Comuna y en donde las autoridades deseaban hacer el túnel.
Desde el anuncio de ese proyecto varios sectores de la sociedad yucateca alzaron la voz en contra. Se opusieron a ella agrupaciones empresariales como Coparmex, Canacome, Canirac, Canaives, Canapat y la Asociación Mexicana de Mujeres Empresarias.
También lo rechazaron especialistas del ramo: el Colegio Yucateco de Arquitectos, la Fundación Plan Estratégico, la Asociación Yucateca de Especialistas en Restauración y Conservación del Patrimonio Edificado, la Asociación Yucateca de Arquitectos Diseñadores Urbanos y la representación local del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios.
Lo mismo hicieron los grupos Mérida Verde y Sociedad en Movimiento, así como académicos y estudiantes de universidades públicas y privadas.
En varias juntas vecinales, foros, ruedas de prensa, eventos académicos, escritos, volantes, publicaciones en las redes sociales de internet e incluso plantones bajo la lluvia y otras actividades más se pidió que no se hiciera la obra.
La gente colocó cintas y carteles en los árboles de esa glorieta, repartió volantes, pintó en sus prendas leyendas sobre esa lucha y acudió al Cabildo. También recurrió a la ley: por medio de los organismos de transparencia pidió datos técnicos del proyecto. No hubo respuesta.
La alcaldesa Angélica Araujo Lara dijo que las quejas eran aisladas y con trasfondo político, y enfrentó una petición de juicio político en su contra debido a las leyes que violaba con ese plan. La gobernadora Ivonne Ortega avaló el proyecto.
La lucha civil
Apoyadas sólo por las cámaras de la construcción y de vivienda, ambas gobernantes se empecinaron en realizar el proyecto. Ante ello, grupos de meridanos montaron guardia día y noche en esa glorieta hasta que fueron retirados de ahí por la fuerza.
Durante varias horas hombres y mujeres, jóvenes y adultos, profesionales, personas de la tercera edad, discapacitados, obreros y otros participantes más de esa concentración fueron golpeados, mientras una cámara de vigilancia del gobierno filmaba todo.
En una negra jornada que comenzó al amparo de la noche y se extendió hasta la tarde del 4 de julio, la llamada “Glorieta de la Paz” se cubrió de sangre y escenas de pánico, angustia, impotencia y lágrimas.
Agresores identificados con el gobierno lanzaron patadas y puñetazos contra los manifestantes, les rompieron la ropa y les robaron pertenencias, o bien los persiguieron con tubos, botellas, palos y otros objetos.
Varios reporteros también fueron agredidos. A uno de ellos le dañaron la cámara fotográfica.
Parte de las víctimas se refugió en casas y comercios del rumbo, donde recibieron los primeros auxilios.
El cónsul honorario de Holanda, José Enrique Gutiérrez López, fue uno de los lesionados. Su cuerpo golpeado fue rescatado por varias personas y luego llevado a un hospital, donde le salvaron la vida.
La policía no intervino. Montó un cerco para que nadie entrara en apoyo de los manifestantes y heridos, ni siquiera la Cruz Roja.
Los tractores y camiones de carga del Ayuntamiento y de la empresa Proser llegaron ahí en la madrugada para empezar los trabajos, pero fueron detenidos por vecinas del rumbo que llevaron sillas y se sentaron frente a las maquinarias, así como estudiantes y activistas que se tendieron en el suelo para evitarles el paso o se subieron a ellas para protestar.
Todos ellos fueron expulsados por la fuerza. Mientras los heridos eran atendidos y la indignación corría por la ciudad, la maquinaria y los obreros empezaron el trabajo, custodiados por policías armados con ametralladoras y protegidos por mallas para impedir el paso a la obra.
El polémico túnel y la nueva glorieta fueron inaugurados en octubre de ese año. Oficialmente se invirtieron en ellas $62 millones e intervinieron 12 empresas que se repartieron esos recursos.
Las autoridades -de extracción priista- sostuvieron que la oposición a esa obra era dirigida por el Partido Acción Nacional (PAN), y que la violencia fue generada entre dos grupos que ese día se manifestaban a favor y contra la obra.- Hansel Vargas Aguilar
De un vistazo
En guardia
Apoyadas sólo por las cámaras de la construcción y de vivienda, Ivonne Ortega Pacheco y Angélica Araujo Lara se empecinaron en hacer el proyecto. Grupos de meridanos montaron guardia día y noche en esa glorieta hasta que fueron retirados de ahí por la fuerza.
Agresiones
Durante varias horas hombres y mujeres, jóvenes y adultos, profesionales, personas de la tercera edad, discapacitados, obreros y otros participantes más de esa concentración fueron golpeados, mientras una cámara de vigilancia del gobierno filmaba todo.
Numerosos lesionados
En una negra jornada que comenzó al amparo de la noche y se extendió hasta la tarde del 4 de julio, la llamada “Glorieta de la Paz” se cubrió de sangre y escenas de pánico, angustia, impotencia y lágrimas.
Agresión con todo
Agresores identificados con el gobierno lanzaron patadas y puñetazos contra los manifestantes, les rompieron la ropa y les robaron pertenencias, o bien los persiguieron con tubos, botellas, palos y otros objetos. Varios reporteros también fueron agredidos. A uno de ellos le dañaron la cámara fotográfica.