La cacería del Chapo ya está en pie: DEA

16 julio 2015
Noticias de Yucatán





 


WASHINGTON, EE.UU., (SUN).— El jefe de operaciones de la DEA, Jack Riley, confirmó hoy una amplia coordinación con las autoridades mexicanas en la cacería para recapturar a Joaquín “El Chapo” Guzmán con un monitoreo permanente de todos los contactos del capo en México y EE.UU., con sus familiares e incluso con bandas rivales del cartel de Sinaloa.
En sendas entrevistas con las cadenas CNN y FOX, el hombre que fue clave para capturar en febrero de 2014 al líder del cártel de Sinaloa, y que desde septiembre de ese mismo año ocupa el tercer puesto en importancia dentro de la DEA y es responsable de todas las operaciones internacionales, enfatizó hoy que la colaboración con las autoridades mexicanas se está dando las 24 horas del día: “Vamos a hacer todo lo posible por ayudarlos a recapturarlo, tal y como lo hicimos la primera vez cuando lo rastreamos y lo agarramos”, acoto Riley en alusión a la captura del líder del cartel de Sinaloa en un apartamento en la ciudad de Mazatlán en febrero de 2014.
“El sábado fue un día terrible para los buenos tipos a los dos lados de la frontera. La cacería ya está en pie, estamos hombro a hombro con nuestros contrapartes mexicanos y es mejor que se cuide “El Chapo“ porque, definitivamente, lo vamos a perseguir y a meterlo a donde pertenece, la cárcel”.
“Uno de los mejores momentos que he tenido durante los 30 años de carrera es cuando lo atrapamos hace poco más de un año. El peor momento es cuando recibí la llamada el pasado sábado a las 2 de la mañana cuando me dijeron que había escapado”, dijo Riley.
El jefe de operaciones de la DEA salió así por primera vez al paso de las versiones que han insinuado una falta de cooperación con las autoridades mexicanas, tras la fuga de “El Chapo” de la cárcel de máxima seguridad en El Altiplano: “No sé de dónde salió esa información… Estoy aquí para decirles que hay una determinación en ambos lados de la frontera de llevar a este tipo a la prisión y que se quede en prisión”, subrayó Riley en alusión a la información publicada el pasado 14 de julio por “The New York Times” en la que se sugiere que México no había respondido a la oferta de ayuda de EE.UU. para apoyar la misión de recapturar a “El Chapo” a través de agentes y drones.
“Yo no tengo conocimiento de que el gobierno mexicano esté rechazando la ayuda de EE.UU. Por el contrario; estamos en contacto con ellos diariamente. Por muchos, muchos años, lo mismo en esta investigación como en otras. “Cuando tenemos información de inteligencia aquí en Estados Unidos o en otras partes del mundo, rutinariamente la compartimos con ellos y trabajos en base a ello. “Hay cooperación y habrá cooperación. Así fue como lo agarramos la primera vez, creo que esto tendrá un final similar”, enfatizó durante la entrevista.
“Estamos atando cabos, intercambiando información… Lo que más teme “El Chapo es que los policías (de México y EE.UU.) intercambiemos inteligencia”, añadió insistiendo en que el objetivo será volver a echarle el guante para llevarlo a prisión.
La decisión de dar un paso al frente, para romper el silencio y disipar la imagen de una falta de cooperación entre la DEA y las autoridades mexicanas, obligó así a Jack Riley a salir en una serie de programas en las cadenas CNN y Fox. En una entrevista concedida a ésta última, Jack Riley declaró que no le sorprendió el hecho de que “El Chapo” haya escapado a través de un túnel desde la cárcel de El Altiplano.
“Es un maestro de los túneles”, dijo Riley en alusión a la forma en que el líder del cártel de Sinaloa ha penetrado el mercado de EE.UU. para seguir exportando drogas como heroína que hoy se encuentra “en cada esquina”.
“Pero lo importante para nosotros en este momento, no es la forma como escapó. Sino que está de nuevo fuera. Y vamos a hacer todo lo posible por ayudar a México a recapturarlo”, dijo en un intento por no atizar más la polémica que se ha producido hacia ambos lados de la frontera tras la fuga del líder del cartel de Sinaloa. Jack Riley nunca ha ocultado su interés de que, una vez capturado, Joaquín “El Chapo” Guzmán sea extraditado a EU para responder por una larga lista de causas pendientes que tiene en varias cortes federales en ciudades como Nueva York, Chicago y Texas, entre otras.
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En la celda de “El Chapo” sólo permanecen el hedor y el silencio

 

MÉXICO (EFE).- Veinte puertas con barrotes de apertura eléctrica, laberínticos pasillos y un sinfín de cámaras y guardas separan el acceso al penal Altiplano I de la celda de Joaquín “El Chapo” Guzman, donde el hedor y el silencio se filtran hacia el interminable túnel que le permitió escapar.
La calma, especialmente densa en el pabellón de Tratamientos Especiales donde está la celda, sólo es interrumpida por la multitud de periodistas que por turnos entran estos días a la prisión de máxima seguridad para tratar de entender un poco más esa fuga de película.
Guzmán compartía ese pabellón, de 20 celdas, con otros 17 reos que asisten sin interés a una visita organizada por el Gobierno mexicano para mostrar el lugar a dos decenas de medios extranjeros y hacer un alarde de unas medidas de seguridad que parecen una broma de mal gusto ante la sorprendente fuga del delincuente.
Los reos visten todos de color caqui y apenas son visibles a través de las rejas. Los periodistas intentan observarlos y reconocerlos cada vez que la comitiva de seguridad que los acompaña, o más bien trata de controlar su curiosidad, se relaja un poco.
No en vano en el penal Altiplano I están recluidos Servando Gómez “La Tuta”, el peligroso líder de los Caballeros Templarios; Édgar Valdez Villarreal “La Barbie”, operador del cártel de los Beltrán Leyva, y José Luis Abarca, exalcalde de Iguala, acusado de la desaparición de los 43 estudiantes de Guerrero en septiembre pasado.
Un preso con el pelo canoso lee tranquilo unos papeles sobre un catre en la celda 15, a sólo cinco metros de distancia de la marcada con el número 20, la de “El Chapo”, y más tarde llega por el pasillo otro reo de aspecto inofensivo, calvo y con algunos kilos de más al cubículo de al lado, custodiado por dos guardias.
“¿Tuviste visita?” Le consulta un custodio. Asiente. “¿Todo bien?”, vuelve a preguntar el custodio. “Sí”, responde escueto con la cabeza gacha el recluso, que camina con las manos cruzadas en la espalda.
Más tarde los integrantes de otro grupo de reporteros dicen haber visto a “La Tuta” y aseguran incluso que les ha espetado un “Que les aproveche”.
Para llegar al pasillo donde se encuentran las celdas de la 11 a la 20 es necesaria mucha paciencia. Recibidos por una torrencial lluvia, los visitantes tienen que mostrar en una decena de ocasiones su rostro y una identificación frente a una cámara o al funcionario de turno de alguna ventanilla.
Por interminables turnos pueden por fin los periodistas recibir su codiciado trofeo, dos minutos dentro de la celda de “El Chapo”.
El catre cubierto con una manta marrón claro, la cámara que captó las últimas imágenes y, por fin, la estrella de ese cuarto de dos por tres metros y dos puertas de hierro- la famosa ducha donde se encuentra el agujero más famoso de la historia carcelaria de México, y tal vez del mundo. Por lo menos de los últimos tiempos.
Los objetivos de las cámaras de prensa apuntan uno tras otro al fondo del orificio de 50 por 50 centímetros, que parece no tener fin. Por allí se fue “El Chapo”, repiten los reporteros, todavía incrédulos.
Con la orden estricta de no hacer preguntas al personal del presidio y no llevar ni bolígrafo ni libreta para anotar los detalles, la visita termina con más preguntas que respuestas, como sucede con todo este caso, causante de la indignación de la sociedad mexicana por el tufo de corrupción que lo envuelve.
En los alrededores del penal sorprende la cantidad de terreno en obra y de camiones de construcción, en parte por los trabajos de mejora del Sistema Cutzamala, que garantiza el suministro de agua a la Ciudad de México y al Estado de México.
También impacta la austeridad de las casas de la zona, muchas carentes de saneamiento.
Pero el asombro es aún mayor en el traslado al inmueble desde el que se construyó el túnel de 1,5 kilómetros que conecta con la celda del temido jefe del cártel de Sinaloa. A medio construir, se erige en medio de verdes campos y sin edificaciones a su alrededor, resguardado por policías y militares fuertemente armados.
En el horizonte se aprecia el penal, que por un extraño efecto visual parece más lejano, mucho más lejano, que lo que la longitud del túnel indica.
Además de la distancia, la orografía ondulada del terreno permite comprender por qué tanto en la celda como en esa casa se construyeron conductos verticales de más de 10 metros de profundidad hasta llegar a los extremos del largo pasaje subterráneo, donde con una moto fue extraída la tierra en una tarea de muchos meses que sólo por el poder corruptor de Guzmán pudo pasar inadvertida.
Ansiosos por entrar al inmueble, los reporteros se quedan esta vez sin premio, pues la lluvia ha anegado el túnel y el fiscal del caso ha pedido que no se acceda allí hasta que se drene el agua, según una fuente del Gobierno mexicano.
Con estas últimas palabras y el posterior ronroneo del motor de los vehículos de la comitiva que abandonan la zona, el silencio reina de nuevo también en ese lugar, el mismo sepulcral silencio de la celda número 20.
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Reactivan la ficha roja al capo

EE.UU. investigaa tres hijos de “El Chapo” por lavado

 

MÉXICO.— La Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) actualizó los datos de Joaquín Guzmán Loera y emitió la ficha roja para rastrear su paradero en 199 países.
Según informa “Excélsior”, la Interpol, a través de su portal, emitió los nuevos datos sobre el líder del “Cartel del Pacífico”, que fue desactivada el año pasado tras darse a conocer su recaptura en un hotel de Sinaloa por elementos de la Marina.
En la nueva ficha se agregaron las imágenes actuales, del momento de su captura e ingreso al penal de máxima seguridad del Altiplano, ubicado en Almoloya de Juárez.
Investigación en EE.UU.
La ficha detalla los procesos judiciales que tiene abiertos en cortes de los Estados Unidos entre los que se encuentran el de conspiración para importar y distribuir cocaína y lavado de dinero.
Asimismo, al menos tres de los nueve hijos que se le adjudican a “El Chapo” están en la mira del gobierno de Estados Unidos.
Los “chapitos”
Los nombres de Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, nacidos en 1983 y 1986, respectivamente, y el de Ovidio Guzmán López (1990) están en expedientes judiciales y del Departamento del Tesoro.
Los tres “chapitos” son señalados por actividades relacionadas con tráfico de drogas y lavado de dinero, según la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés).
“El acusado Iván Archivaldo Guzmán Salazar, mejor conocido como Luis o ‘Chapito’, es acusado de transportar desde México hasta la frontera de Estados Unidos múltiples kilogramos de cocaína y varias toneladas de mariguana para introducirlas a lo largo de Estados Unidos para su distribución”, señala un documento del Tribunal de Distrito de California, fechado en septiembre de 2013.
“El acusado Iván Archivaldo Guzmán Salazar posteriormente recolectó entre sus clientes en Estados Unidos las ganancias de esa droga y lavó y transfirió los dividendos desde Estados Unidos a México y a algún otro lugar para beneficio de los miembros y asociados del ‘Cártel de Sinaloa’”, se lee en el mismo escrito, basado en información de diversas agencias de investigación estadounidenses, entre ellas la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés).
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro los boletinó en mayo y junio de 2012, pero la presión sobre ellos aumentó desde que su padre fue detenido y posteriormente encarcelado en febrero de 2014.
De los tres hijos de Guzmán Loera, los que más han llamado la atención de Estados Unidos son los mayores: Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, hijos de María Alejandrina Salazar Hernández, la primera esposa de Guzmán Loera, quien también fue boletinada en junio de 2012.
El 16 de enero de 2015, la Fiscalía Federal del Distrito Sur de California presentó cargos en contra de 60 integrantes del “Cártel de Sinaloa”, entre ellos Iván Archivaldo Guzmán Salazar, ubicado con 31 años de edad.
La acusación señala a la organización criminal de introducir grandes cantidades de cocaína, heroína, metanfetaminas y mariguana a Estados Unidos a través de vehículos, camiones, embarcaciones y túneles.
Droga importada
Buena parte de la materia prima utilizada por el cártel era importada de Asia, Colombia, Ecuador, Venezuela, Perú, Panamá, Costa Rica, Honduras y Guatemala.
Las agencias extranjeras identificaron a Ismael, “El Mayo”, Zambada García como el líder de la operación, y también incluyó a dos de sus hijos: Ismael Zambada Imperial e Ismael Zambada sicairos, conocidos con los alias de “Mayito Gordo” y “Mayito Flaco”, respectivamente.
En 2005 se detuvo a Archivaldo y fue recluído en el Ceferero Número 1, La Palma, por lavado de dinero.
“El juez consideró que los hechos que se sometieron a su consideración configuraban la probable responsabilidad de Archivaldo Iván Guzmán Salazar o Alejandro Cárdenas Salazar, alias “El Chapito” o César o Jorge, en la comisión del delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita, en las modalidades de adquirir, depositar e invertir por sí mismo y por interpósita persona”, informó la PGR en un comunicado oficial, pero en 2008 fue liberado tras desestimarse las pruebas.
Señalados desde enero
El año 2015 no les vino bien a los hijos de “El Chapo”. El gobierno estadounidense los ubicó como parte de la red de Guzmán Loera, pero a la vez como líderes de la organización criminal con grupos de personas a su cargo.
El 27 de enero de 2015, apenas 11 días después de la acusación en California el Departamento del Tesoro designó a dos operadores del “Cártel de Sinaloa” bajo la ley de cabecillas (Kingpin Act). Ellos son Víctor Manuel Félix Beltrán y Alfonso Limón Sánchez.
Estados Unidos ubicó a Félix Beltrán como lugarteniente de dos hijos de Guzmán Loera, Jesús Alfredo e Iván Archivaldo, según anunció la embajada de Estados Unidos en México en un comunicado oficial.
“Como resultado de la acción de hoy, todos los bienes propiedad de los designados que estén en Estados Unidos o en control de personas estadounidenses quedan congelados, y a los ciudadanos estadounidenses les queda prohibido participar en transacciones comerciales con ellos”, según el documento.
Además, Jesús Alfredo Guzmán Salazar también fue acusado en 2009 de tráfico de drogas en el Tribunal de Distrito de Estados Unidos por el Distrito Norte de Illinois.
Ovidio Guzmán López es el más joven de los tres hermanos señalados por el gobierno de Estados Unidos. Aunque desde el 5 de agosto de 2012 fue mencionado como parte de la organización criminal de su padre, en los últimos dos años ha logrado mantener un perfil más bajo que sus hermanos Archivaldo y Jesús Alfredo.
La madre de Guzmán López, la señora Griselda López Pérez, también aparece en la lista de la OFAC como parte del sistema de financiamiento de la organización criminal de “El Chapo ”Guzmán.
La DEA contribuyó en la aprehensión de Joaquín “ El Chapo” Guzmán en 2014 y ya ofreció su apoyo a México para su recaptura.
Una de las preocupaciones de Estados Unidos se muestra en el informe de la propia DEA fechado en noviembre de 2013, donde la agencia de seguridad previó que los cárteles mexicanos, entre ellos el de Sinaloa, planeaban expandir su influencia en ese territorio.
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A la luz estrategia fallida

Pretenden hacer a un lado la realidad, dice un especialista

 

MÉXICO (Por Elia Baltazar, corresponsal Diario de Yucaán/AEE).— La fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera evidencia la debilidad y los errores en la política de seguridad federal, apuntalada a su vez en una mala estrategia de erradicación del narcotráfico, afirmó Edgar Guerra, especialista en política de drogas y grupos criminales.
El gobierno federal, explicó Guerra, no puede asumir como un hecho aislado que el líder del “Cártel de Sinaloa” escapara de un penal de máxima seguridad.
Se trata de un problema sistémico, que involucra a la corrupción, afirmó.
“Hacernos un mapa de cómo fue la fuga y advertir sobre la alta capacidad tecnológica que involucró no esconde que el escape ocurrió mediante la compra y la intimidación, y corrompió a una red sumamente amplia del sistema”, dijo.
Pero en el caso de “El Chapo” Guzmán , como en otros asuntos que involucran corrupción y seguridad, el gobierno sigue la misma estrategia: primero niega la realidad al intentar presentar el caso como un hecho aislado, luego presentar culpables de segundo nivel y por último crear mecanismos para revertir los vicios de las instituciones.
Sucedió con la “casa blanca”, afirmó el investigador. “El gobierno quiso negar el hecho, luego salió la misma Angélica Rivera a asumir su responsabilidad y prometer que vendería el inmueble –lo que no ha ocurrido— y después nombran a Virgilio Andrade en la Secretaría de la Función Pública para investigar el caso”, declaró.
La realidad se impone
Maestro en sociología por el Instituto Mora y actualmente investigador en el Programa de Política de Drogas, en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) de Aguascalientes, Maestro en Sociología, Edgar Guerra advirtió que el gobierno federal falló en su intención de desplazar el tema de la seguridad de la atención pública.
“Pero la realidad no puede hacerse a un lado”, dijo el especialista. Explicó que con temas como las reformas estructurales “el gobierno ha querido pintar un México que no es, donde la fantasía ha fracasado porque la realidad se impone”.
“Esta guerra sin cuartel contra las drogas no se ha ganado y no va a ninguna parte”, aseguró.
Y prueba de que el gobierno no ha podido revertir la atención en el tema de seguridad es que siguen en la agenda asuntos como Ayotzinapa, Tlatlaya, Tanhuato y ahora la fuga de Guzmán Loera que domina la atención pública.
El especialista advirtió que el gobierno tiene indicios suficientes para reconocer que hay un problema profundo en la política de seguridad y que ha fallado la estrategia contra el narco, que es la misma que en el pasado.
“La seguridad, las violaciones a derechos humanos, son consecuencias de una fallida política contra las drogas”, aseguró.
Precisamente la política en derechos humanos preocupa a la organización civil México Evalúa, que advirtió sobre la “tentación” gubernamental de aplicar mano dura en los penales de máxima seguridad, luego de la fuga de Guzmán Loaera.
Leslie Solís, investigadora del Programa de Seguridad y Justicia del centro de estudios, destacó que el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, presentó los temas de seguridad y los derechos humanos como antagónicos y opuestos.
En sus declaraciones del pasado lunes, Osorio atribuyó a los protocolos de privacidad para internos de los penales, emitidos por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que haya “puntos ciegos” en la videovigilancia de la celda 20 que ocupaba Guzmán Loera.
“Osorio fue claro al decir que los protocolos de derechos humanos hicieron que se escapara, y con sus palabras hace aparecer los conceptos de derechos humanos y justicia como antagónicos o enemigos”, dijo la investigadora.
Afirmó que el discurso del titular de la Segob contraviene el espíritu del artículo primero constitucional, que a partir de la reforma de 2011 colocó el tema de los derechos humanos en un lugar relevante en la política de Estado.
Pero ahora está el riesgo de que las autoridades quieran imponer “mano dura” en la política penitenciaria, aprovechando que el Senado discute la ley nacional de ejecución penal, que busca garantizar mayor gobernabilidad en las prisiones, mejorar sus condiciones y las de los internos.
La fuga de Guzmán Loaera, advirtió, puede ser un gran pretexto para revertir algunos temas en esa iniciativa. Pero “hay que ver qué consecuencias tiene en materia de derechos humanos”, insistió.
Problemas en la prisión
Leslie Solís recordó que en 2013 la CNDH ya había advertido de los problemas que había en el penal de máxima seguridad del Altiplano.
“Documentó que el personal de seguridad y custodia era insuficiente, que había actividades ilícitas como presencia de objetos y sustancias prohibidas, y los internos tenían la capacidad de ejercer violencia o control sobre otros”, explicó
En el Altiplano además hay una sobrepoblación de 28%, dijo Solís. El penal fue construido para alojar a 836 personas, pero hay una población de 1,074.
La investigadora concluyó que, aunque la fuga de Guzmán Loera fue un golpe “muy duro” para el gobierno en su imagen internacional, no puede soslayar su responsabilidad en materia de derechos humanos.
“Lo que queda claro –dijo– es la falla en las labores de inteligencia del Estado, la corrupción endémica en el sistema de seguridad, y la capacidad del crimen para corromper”.
Seguridad Penal de Almoloya
La Comisión Nacional de Derechos Humanos ya había advertido a las autoridades de los problemas en el Altiplano.
Varias anomalías
Leslie Solís, investigadora del Programa de Seguridad y Justicia de México Evalúa, explicó que en el penal del Altiplano, de donde escapó “El Chapo” Guzmán, “el personal de seguridad y de custodia era insuficiente, que había actividades ilícitas, como presencia de objetos y sustancias prohibidas, y los internos tenían la capacidad de ejercer la violencia o control sobre otros”.
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Túnel de escape de “El Chapo”, una audaz obra de ingeniería

 
ALMOLOYA, México (AP) — Joaquín “El Chapo” Guzmán, el capo del narcotráfico más buscado de México, habría escapado montado en una motocicleta modificada o en uno de dos carros pequeños que ésta empujaba sobre unas vías de acero por un túnel de kilómetro y medio (una milla) de largo cavado exclusivamente para él.
Una visita que efectuaron el martes periodistas a la salida del túnel en una construcción tipo bodega que estaba sin terminar, cerca de la prisión en la que Guzmán estaba recluido, permitió un vistazo a los últimos metros que recorrió el jefe del cartel de Sinaloa para escapar por segunda vez de una prisión de máxima seguridad en México.
Los rieles sobre los que se desplazaba la motocicleta modificada terminan a dos o tres pasos de la base de una escalera de madera de 17 peldaños que habría tenido que subir a toda prisa. El aire en el túnel está caliente y húmedo y polvo fino cubre todo el lugar.
Al llegar arriba, un escalón lleva a un pequeño sótano en el que destaca un generador azul del tamaño de un vehículo compacto.
Después, a seis pasos, hay otra escalera.Hay que subir uno, dos, tres escalones. El aire se enrarece y la temperatura desciende 10 grados.
Cuatro, cinco, seis, el último peldaño. Un paso más y Guzmán llegó al piso polvoriento de lo que parece una bodega, donde el equipo de excavación abandonó vigas de madera de diez por diez centímetros (cuatro por cuatro pulgadas), rollos de malla de acero de 2,44 de alto (ocho pies), litros de fluido hidráulico, tramos de tubo PVC de tres metros de largo (10 pies) y una cortadora eléctrica de disco.
Siete pasos después, el hombre del que el gobierno de México dijo que jamás repetiría su fuga de una prisión como hizo en 2001, salió por una puerta corrediza de acero hacia el exterior, en la noche fría en los alrededores de una llanura alta al oeste de la capital.
Por primera vez desde su última captura, el 22 de febrero de 2014, Guzmán estaba en libertad.
El ingenio y la audacia utilizada en esta fuga son impresionantes.
Compre un terreno a kilómetro y medio (una milla) de distancia de la prisión más segura de México, pero entre campos agrícolas. Construya una edificación de mala calidad con bloques de concreto para que no llame la atención en el lugar. Levante una pared para ocultar la tierra y manos a la obra.
Los expertos afirman que la planificación y construcción del túnel debe haber durado más de un año. Las excavaciones habrían causado ruido. El túnel llegaba en su extremo del penal a un lugar lejos de la vista de las cámaras de seguridad de la prisión más estricta de México.
También dijeron que la fuga del jefe narcotraficante más poderoso del país debe haber contado con complicidad interna a gran escala.
El secretario de Gobernación (Interior), Miguel Ángel Osorio Chong, coincidió con ese punto de vista el lunes en la noche. Anunció que tres funcionarios de la prisión fueron despedidos, incluido Valentín Cárdenas, director del Centro Federal de Readaptación Social Altiplano, a 90 kilómetros (55 millas) al oeste de la Ciudad de México.
Tuvieron algo o mucho que ver con lo sucedido y por tanto se adoptó esa decisión, declaró Osorio Chong.
Sin embargo, el funcionario se abstuvo de señalar por su nombre a quién colaboró en el escape. Tampoco habló de erradicar el tipo de corrupción que propició la fuga.
Osorio Chong dijo que el túnel se encontraba 19 metros (unos 62 pies) debajo de la superficie y afirmó que se utilizó “alta tecnología” para vulnerar las amplias medidas de seguridad del penal, que incluyen 750 cámaras y 26 filtros de seguridad.
Un túnel tan elaborado —con iluminación, ventilación y una motocicleta adaptada para ir sobre unas vías— habría tardado entre 18 meses y dos años en ser construido, dijo ex  director de la división de Investigaciones de Seguridad Nacional del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés).
“Pero cuando se trata del jefe, quizá lo haces a toda velocidad”, dijo.
Si alguien tenía la capacidad para lograr esa hazaña era Guzmán, quien se cree tiene al menos un cuarto de siglo de experiencia en la construcción de túneles largos y elaborados para transportar drogas y contrabando bajo la frontera entre México y Estados Unidos, así como para escapar cuando las autoridades se le acercaran.
El cartel de “El Chapo” también ha sido el más eficaz para cooptar autoridades, dijo Edgardo Buscaglia, experto del crimen organizado en la Universidad de Columbia. “A la fecha son los que han logrado la mayor infiltración en las instituciones de gobierno en México”, agregó.
Los expertos han manifestado escepticismo de que un proyecto de ingeniería de este tipo pasara desapercibido.
Joe García, quien se retiró este año como agente especial interino a cargo de Investigaciones de Seguridad Nacional en San Diego, tiene una gran experiencia en investigación de túneles. Señaló que el túnel en el Altiplano era más largo que cualquiera.
Para lograr tal proeza, quienes rescataron a “El Chapo” posiblemente tuvieron información de inteligencia de la prisión incluso antes del arresto de Guzmán, señaló Dinkins.
Los diseñadores y trabajadores habrían necesitado acceso a información restringida como planos del penal y de los sistemas de alarma y cámaras. Incluso con esa información, el ruido de cuando cavaron el pasaje vertical de 10 metros (30 pies) directamente debajo de la prisión para llegar a la celda de Guzmán habría llamado la atención.
“No es como que alguien tomó un par de herramientas, palas y picos. Es una operación muy avanzada”, dijo Alonzo Pena, un exfuncionario del ICE. “¿Cómo podían estar ahí y no escuchar la construcción que estaban haciendo debajo?, es simplemente imposible”.
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