Turista denuncia un intento de extorsión aquí en Mérida

26 septiembre 2015
Noticias de Yucatán


“Le habla Óscar Pérez, empleado de este hotel. Le informo que en el estacionamiento hay un Jetta rojo con armas largas en el interior y dos granadas; le voy a pasar al comandante para que le dé instrucciones (….)”, ésta fue la llamada que recibió una turista de la ciudad de México en la habitación donde se hospedó aquí en Mérida, en un sitio de la zona comprendida por la avenida Colón y el Paseo de Montejo.

“Mérida es una ciudad encantadora, hermosa y me voy muy contenta de visitarla, pero este intento de extorsión me preocupó mucho y también debe preocuparle a ustedes, pues podría afectar de manera muy seria el turismo de su ciudad”, comentó la visitante al reportero al hablar de los hechos.

La turista, quien pidió no publicar su nombre, llegó la semana pasada a esta capital acompañada de su hermana. Refirió que su hermano y cuñada, quienes también viajarían a Mérida desde la ciudad de México para reunirse con familiares de aquí, no pudieron hacerlo de último momento por motivos de salud.

Para no perder las reservaciones les cedieron a las visitantes sus habitaciones de hotel, al cual se cambiaron las hermanas tras cancelar su hospedaje en el otro lugar al que habían llegado.

Al segundo día de su estancia, alrededor de las ocho de la mañana, sonó el teléfono en la habitación y al contestar nuestra informante, un empleado de la administración le dijo que había una llamada de un señor que decía llamarse “Óscar Pérez”, que si lo conocía y la quería tomar.

La huésped no reconoció el nombre, pero como el cuarto estaba registrado a nombre de su cuñada y fue por ella por quien preguntaron, pensó que a lo mejor se trataba de alguna amistad de Mérida que sabía que llegaba o alguna promoción del hotel, por lo que decidió tomarla.

Fue entonces que escuchó lo narrado al inicio de esta nota y colgó antes de que le pasaran al “comandante”.

De inmediato marcó a la administración y la misma persona que le pasó la llamada contestó. La huésped le dijo lo que había ocurrido y le preguntó si sabía que era una llamada de extorsión.

-“Me lo imaginé, pasa seguido, por eso le pregunté si la quería tomar”, respondió el empleado.

—Es decir, ¿no es la primera vez que pasa esto? —insistió la turista.

—No, es cosa frecuente, por eso le preguntamos si conocía al que hablaba y si recibía la llamada —replicó el trabajador.

—¿Y sabes también que dijo ser empleado del hotel? —lo inquirió la visitante.

—Le hubiese preguntado cómo se llamaba el gerente, para ver si era verdad que trabaja aquí —dijo el personal de administración.

Sin saber si reír o preocuparse más, la huésped pidió hablar con el gerente del hotel y la atendió una persona que dijo ser gerente, pero de atención al público.

La turista detalló de nuevo todo lo anterior y le hizo ver que estaba muy preocupada por su seguridad, pues el que habló conocía el nombre de su cuñada y el número de habitación, además de que sus intenciones eran claramente de extorsión.

“A ustedes responsabilizo de mi seguridad en este hotel”, les dijo.

“Viajo mucho por todo el país, hasta en ciudades menos seguras y nunca me había pasado esto”, comentó. “El turismo es algo delicado y no es bueno para nadie que este tipo de cosas ocurran, menos aún en ciudades tan bonitas como Mérida”.

A diferencia de lo dicho por el empleado de la recepción, el gerente aseguró que nunca les había pasado algo parecido y les ofreció cambiarlas de habitación para que estuvieran más tranquilas, lo cual hicieron.

Al otro día temprano las invitaron a desayunar. Otra persona que se identificó como el gerente de habitaciones se acercó a ellas y les dijo que ya estaba enterado de lo sucedido, que se sentían muy apenados por el incidente e insistió en que algo así no había ocurrido antes.

Crimen fallido Contrastes en versiones del personal

Una turista fue víctima de una llamada de extorsión en el sitio donde se hospedaba.

No es un caso aislado

Cuando la visitante le contó lo que había sucedido al empleado de la recepción que le pasó la llamada, éste señaló que no era la primera vez que algo así ocurría en el lugar.

Sin antecedentes

A diferencia de lo que manifestó el empleado, el gerente aseguró que nunca les había ocurrido algo así y les ofreció a las turistas cambiarlas de habitación para que estuvieran más tranquilas, lo cual aceptaron.

Tras la tormenta

Al otro día temprano las invitaron a desayunar. Otra persona que se identificó como el gerente de habitaciones se acercó a ellas y les dijo que ya estaba enterado de lo sucedido, que se sentían muy apenados por el incidente e insistió en que jamás les había ocurrido algo parecido.

Culpas

“A ustedes responsabilizo de mi seguridad en este hotel”, les dijo la afectada al empleado y al gerente de atención al público.


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