Muere de carambola

14 noviembre 2015
Noticiero digital / Conexión Ciudadana


Trágico accidente ocurrió ayer a las 10:30 de la mañana en la colonia Chichén Itzá, en el oriente de Mérida, donde una vecina de esa colonia murió al ser atropellada por un auto que salió proyectado al ser impactado por una camioneta; la mujer iba a comprar a una tienda a menos de 15 metros de su casa.

Según los datos, el Sentra placas ZAF-25-99 (se dijo en el lugar que era de la Fiscalía pero la dependencia lo negó), manejado por Bertha Margarita Gamboa Canto, de 27 años, transitaba de sur a norte sobre la calle 18; al llegar al cruce con la 21 no respetó la señal de alto disco. El señalamiento estaba completamente visible y había un paso peatonal en la esquina.

Su vehículo fue impactado por la camioneta placas YP-16866, manejada por Miguel Armando Santiago Canché.

Por el impacto, el Sentra dio un pequeño giro y golpeó con la parte trasera a María Teresa Álvarez Ayala, de 69 años de edad, quien apenas había salido de su casa y caminaba sobre la acera rumbo a la tienda.

Por el impacto, la mujer fue aventada y su cuerpo se estrelló con un poste de Telmex; falleció en el lugar.

Alertados por el fuerte impacto, familiares y vecinos salieron de sus domicilios, vieron los vehículos accidentados y el cadáver de doña “Tere”, como se le conocía, a unos metros. Paramédicos de la SSP certificaron la muerte.

La familia insistió a la Fiscalía que les entregara el cuerpo en el lugar, para que lo velaran, no querían que le practicaran la autopsia, ni se investigara. “Nosotros sólo queremos darle cristiana sepultura y despedir a mi hermana como se merece”, indicó Felipe Álvarez Ayala.

Le explicaron que era el procedimiento y que luego de la necropsia se les podía entregar el cadáver.

La guiadora del Sentra quedó detenida y fue puesta a disposición de la Fiscalía.— David Chan Caamal

La noticia del mortal accidente corrió como reguero de pólvora en la colonia, lo que generó que llegaran poco más de 100 vecinos. Por eso y para facilitar las labores periciales de la Fiscalía, se acordonó el lugar 20 metros a la redonda.

Había gran consternación entre las decenas de vecinos, debido a que doña “Tere”, como se le conocía, participaba de manera entusiasta en actividades de la iglesia.

Un sacerdote le dio los santos óleos a pesar de que las autoridades policiacas le impedían el paso. El religioso alegó que tenía que realizar el culto para el eterno descanso de su alma y cruzó la zona delimitada.

Le recomendaron no tocar el cuerpo para no alterar las evidencias de la escena del crimen e incurrir en algún delito. El cura se limitó a realizar rezos y a bendecir el cuerpo, luego se retiró.


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