De acuerdo con un análisis publicado en el portal de “24 Horas”, mientras que en el año 2000 las religiones diferentes a la católica sumaban 8.87%, una década después llegaron a 12.6% de la población del país. El resto (4.69%) son ateos.
Este crecimiento se ve también en el número de asociaciones religiosas registradas ante la Secretaría de Gobernación. En febrero de este año la dependencia contabilizó 8,581 agrupaciones religiosas, de las cuales 58% se autodenominaba evangélica, 39.02% católica; 1.98% otro tipo de protestante y 1% no judeo-cristiana.
Para Alejandra Aguilar, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas), esta migración de católicos hacia otros cultos tiene que ver, por un lado, con un alejamiento de la Iglesia católica como institución, y por otro lado, búsqueda de opciones espirituales cercanas a la tierra.
“Es una búsqueda de las clases medias urbanas, educadas, que están buscando una espiritualidad distinta, pero que al mismo tiempo esté basada en algo que parezca más real, y una cosa que parece real son estas tradiciones indígenas que están ancladas en el tiempo, han sobrevivido, tienen una espiritualidad más arraigada a la tierra, y que produce personas menos conflictuadas con su sociedad, o al menos son los imaginarios de las clases medias”.
Según el Inegi, el segmento de religiones que no se desprenden de la tradición judeo-cristiana alcanzó 5% en el último censo religioso. Además, en el registro de asociaciones religiosas de la Secretaría de Gobernación hay ocho consideradas como Nuevas Expresiones y 17 de origen oriental.
Alejandra Aguilar añadió que en el país más que una religión católica hay una cultura católica, es decir, que pese a que ocho de cada 10 mexicanos se declaran católicos, en realidad muchos creen en cosas como el tarot, el yoga y hasta los horóscopos, aunque están prohibidos por su religión.
Otra muestra es la gente que abandona el catolicismo pero sigue creyendo en Jesús, como en las religiones protestantes, que pese a creer en el mismo Dios la forma de profesar su fe es distinta.
Un ejemplo es la Iglesia de la Luz del Mundo, que nació en la primera mitad del siglo pasado, pero en las últimas tres décadas creció de manera importante hasta alcanzar, según datos de la misma asociación religiosa, cerca de dos millones de fieles.
Eliezer Gutiérrez, vocero de la Iglesia de la Luz del Mundo, aseguró que este crecimiento se debe al trabajo pastoral de la organización bajo la guía de Naasón Joaquín García, líder del culto con sede en Guadalajara.
