El empresario hotelero dijo que, hasta donde recuerda, fue el ex alcalde Herbé Rodríguez Abraham quien planteó por primera vez la conveniencia de esa acción.
—En ese entonces yo era vicepresidente de la Cámara de Comercio de Mérida, y expreso mi apoyo a ese planteamiento —agregó—. Los consejeros de la cámara por poco me comen por esa decisión mía.
Torre Loría, quien habló a título personal, consideró que esa medida tiene ventajas, entre ella, como planteó Eduardo Batllori, titular de la Seduma, reduciría la contaminación que causa la cantidad de automotores que circulan en esa parte de la ciudad. Otra más es que ofrecería seguridad a los peatones porque éstos no quedan expuestos a ser atropellados por los vehículos.
En cuanto a los turistas, éstos disfrutarían más el Centro Histórico al caminar sin riesgos de accidentes ni el ruido y la contaminación de los automotores.
Sin embargo, señaló también que “tiene sus bemoles” disponer que esa zona esté enfocada en forma permanente a los visitantes.
—Todavía no tenemos un flujo de turistas bastante grande que alcance para mantener a negocios dirigidos sólo a cubrir las necesidades y demandas de estos —explicó—. Hoy por hoy las únicas arterias que tienen negocios enfocados a esos viajeros son los alrededores de la Plaza Principal y tramos de las calles 60 y 62 que van de ese punto hasta el parque de Santa Lucía.
—Fuera de esa zona, ninguna calle más se distingue por esa actividad turística.
En cuanto al rechazo de los comerciantes a esa acción, opinó que su inquietud proviene principalmente de dos amenazas: una de ellas es que la gente tendría dificultad para llegar a ese punto de la ciudad, y esto a su vez reduciría las ventas en ese lugar, lo que derivaría en cierre de negocios. La otra, indicó, es el peligro de que esas calles peatonales se llenen de ambulantes porque el Ayuntamiento no puede controlarlos.
—El peligro mayor de esta acción es que los negocios comiencen a cerrar y esto derive entonces en un Centro Histórico abandonado y muerto —advirtió.
Experiencias
—Jorge Torre recordó que en los últimos 50 años se han cerrado distintas calles del “corazón” de Mérida, entre ellas el Pasaje de la Revolución y el Callejón del Congreso, las llamadas primera y segunda calle nuevas y las vías que tuvieron los parques Hidalgo y Santa Lucía. Y esas acciones no trajeron consecuencias negativas; al contrario, esos puntos de la ciudad quedaron mejor a como lucían antes de que se tomara esa decisión.— Megamedia
—Por lo anterior, estoy de acuerdo con Gustavo Cisneros (presidente de Coparmex Mérida), en que se necesita hacer un estudio a fondo y profesional del tema, a fin de que las decisiones que se tomen al respecto sean las adecuadas, nadie pierda con ellas y la ciudad esté cada vez mejor.
—Si los expertos llegan a la conclusión que conviene cerrar más arterias, entonces convendría que esta acción se aplique en forma paulatina, no de golpe. De esa forma la gente se iría acostumbrando y, si hubiera algún perjuicio, éste resultaría mínimo.
—Se podría hacer una prueba volviendo peatonales las calles que rodean a la Plaza Grande. Cuando la gente se acostumbre a que no puede transitar ahí con su vehículo, tomaría otras rutas para continuar su camino sin pasar por ese punto. Si esto da resultado, entonces se cerraría otra calle, y así sucesivamente.
Propuesta Opinión
Jorge Torre Loría opina sobre la propuesta de cerrar de manera parcial el Centro Histórico.
Estudio a fondo
—Estoy de acuerdo con Gustavo Cisneros Buenfil (presidente de la Coparmex Mérida) en que se necesita hacer un estudio a fondo y profesional del tema, a fin de que las decisiones que se tomen al respecto sean las adecuadas, nadie pierda con ellas y la ciudad esté cada vez mejor.
De manera paulatina
—Si los expertos llegan a la conclusión que conviene cerrar más arterias, entonces convendría que esta acción se aplique en forma paulatina, no de golpe. De esa forma la gente se iría acostumbrando y, si hubiera algún perjuicio, resultaría mínimo .
