Estudiante de Ayotzinapa dice que hay mansiones de narcos ocultas en Yucatán

18 noviembre 2017
Noticias de Yucatán 
“Para desaparecer en este país solo tienes que pisar suelo mexicano”, declaró Mario Vergara en la Universidad Vizcaya, como parte de la cuarta Jornada de Derechos Humanos. Su hermano desapareció. Él lo busca.
Los desaparecidos, dijo, no son cifras, son personas con nombre, apellido y familia, pero el gobierno ha desnaturalizado a las personas y las convierte en un 
número que, además, es falso. En el país deben ser más de 100 mil desaparecidos, no los 30 mil que afirma el Estado, manifestó.
Delincuencia, de mal en peor
“Cuando sales a la calle tienes tres opciones: regresar vivo, ser asesinado o un desaparecido más”. Indicó que la delincuencia en México es cada día peor.
Consideró que las personas que asesinan y desaparecen es porque vivieron lo peor, por lo que el ciclo continúa con los hijos de los desaparecidos, porque crecen con odio y coraje. Las familias al endeudarse caen en grupos delictivos que les ofrecen un buen sueldo, son gente buena que, por necesidad, se vuelven malos, aseguró.
Omar García, estudiante de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, recordó la experiencia de la desaparición de los 43 estudiantes en Iguala, Guerrero, a manos del Estado, pero el caso continúa abierto ante la indiferencia del gobierno para resolverlo.
Consideró que tanto el crimen de los normalistas, el 26 de septiembre de 2014, como cualquier desaparición forzada es un “crimen de lesa humanidad” que afecta a todos.

Punza más la estigmación social

Sin embargo, tanto el gobierno como la sociedad son insensibles ante las desapariciones, dijo. Las autoridades, señaló, por corruptas, pero es la sociedad la que se volvió chismosa, indiferente e insensible.
“Duele más cuando el vecino estigmatiza que lo que hace el Estado, porque es la narrativa de ésta la que nos vence”, declaró.
Destacó la labor de la gente que toma las riendas de las investigaciones y busca a sus víctimas, porque en la desaparición forzada hay vínculos familiares y humanos que no se pueden romper. “Si rascamos podemos encontrar grandes mansiones de los narcos en Yucatán”, afirmó. Información de La Jornada Maya
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