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La infertilidad es una de las grandes lacras del siglo XXI. El retraso del momento de la búsqueda del primer hijo, unido a factores como la exposición a algunas sustancias de uso cotidiano, está llevando a que tanto mujeres como hombres tengan cada vez más problemas para tener descendencia.
Afortunadamente, las clínicas de fertilidad disponen de un gran número de técnicas que pueden ayudar a solucionar este problema, pero aún sigue habiendo casos extremos en los que ni siquiera estos métodos dan buenos resultados.
Por eso, muchos científicos siguen a la búsqueda de un origen fisiológico de la infertilidad que pudiera ayudar a desarrollar tratamientos para solventarla. Y como los principales protagonistas en lo que a la concepción se refiere son el óvulo y el espermatozoide, son ellos los que se encuentran en el centro de atención de investigadores como el equipo de científicos de la Universidad de Toledo, en Estados Unidos, que acaba de dar con un componente desconocido en el espermatozoide que podría tener mucho que contar sobre infertilidad.
Durante la división celular, los cromosomas viajan hacia las dos células hijas a través de una especie de rieles llamados microtúbulos. De la organización de esta estructura se encarga el centrosoma, un orgánulo compuesto por dos pequeñas estructuras tubulares llamadas centriolos, rodeados a su vez por un conjunto de materiales de origen proteico.
Para que el centrosoma funcione correctamente es esencial la presencia de los dos centriolos. Hasta ahora se sabía que el espermatozoide aporta un centriolo al zigoto, mientras que el óvulo no proporcionaba ninguno, por lo que el segundo debía proceder de la duplicación del centriolo espermático.
Sin embargo, estos investigadores han detectado una segunda estructuraa la que han bautizado como centriolo atípico. Nunca había sido identificada por su falta de parecido con el orgánulo normal, pero sin duda se trataba de un centriolo más, que haría innecesaria la duplicación.
Según los científicos responsables del estudio, que ha sido publicado en Nature Communications, esta estructura podría ser una buena vía en la que explorar posibles causas, tanto de infertilidad como de abortos, aunque es pronto para asegurar que realmente esté implicado en estos acontecimientos.
Igual que una estructura esencial para la reproducción había estado siempre ahí, oculta a los ojos de los investigadores, aún puede haber otros muchos misterios ocultos implicados en la infertilidad, a la espera de ser descubiertos. Por eso es tan importante la ciencia.
La infertilidad es una de las grandes lacras del siglo XXI. El retraso del momento de la búsqueda del primer hijo, unido a factores como la exposición a algunas sustancias de uso cotidiano, está llevando a que tanto mujeres como hombres tengan cada vez más problemas para tener descendencia.
Afortunadamente, las clínicas de fertilidad disponen de un gran número de técnicas que pueden ayudar a solucionar este problema, pero aún sigue habiendo casos extremos en los que ni siquiera estos métodos dan buenos resultados.
Por eso, muchos científicos siguen a la búsqueda de un origen fisiológico de la infertilidad que pudiera ayudar a desarrollar tratamientos para solventarla. Y como los principales protagonistas en lo que a la concepción se refiere son el óvulo y el espermatozoide, son ellos los que se encuentran en el centro de atención de investigadores como el equipo de científicos de la Universidad de Toledo, en Estados Unidos, que acaba de dar con un componente desconocido en el espermatozoide que podría tener mucho que contar sobre infertilidad.
Durante la división celular, los cromosomas viajan hacia las dos células hijas a través de una especie de rieles llamados microtúbulos. De la organización de esta estructura se encarga el centrosoma, un orgánulo compuesto por dos pequeñas estructuras tubulares llamadas centriolos, rodeados a su vez por un conjunto de materiales de origen proteico.
Para que el centrosoma funcione correctamente es esencial la presencia de los dos centriolos. Hasta ahora se sabía que el espermatozoide aporta un centriolo al zigoto, mientras que el óvulo no proporcionaba ninguno, por lo que el segundo debía proceder de la duplicación del centriolo espermático.
Sin embargo, estos investigadores han detectado una segunda estructuraa la que han bautizado como centriolo atípico. Nunca había sido identificada por su falta de parecido con el orgánulo normal, pero sin duda se trataba de un centriolo más, que haría innecesaria la duplicación.
Según los científicos responsables del estudio, que ha sido publicado en Nature Communications, esta estructura podría ser una buena vía en la que explorar posibles causas, tanto de infertilidad como de abortos, aunque es pronto para asegurar que realmente esté implicado en estos acontecimientos.
Igual que una estructura esencial para la reproducción había estado siempre ahí, oculta a los ojos de los investigadores, aún puede haber otros muchos misterios ocultos implicados en la infertilidad, a la espera de ser descubiertos. Por eso es tan importante la ciencia.
Fuente: El Español