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Matías Almeyda aún no firmaba su desvinculación del Guadalajara cuando salió a decir adiós. El argentino entró en el tuétano del aficionado de uno de los clubes de mayor tradición en México. El rebaño se encumbró al ganar una Liga, dos Copas, una Supercopa y su clasificación al Mundial de Clubes. Cinco títulos en tres años. "Nos vamos de Chivas, pero quedamos en la historia", mencionó.
En el último mes, el puesto de Almeyda era la mayor incógnita. El club, a través de sus dirigentes, le había invitado a renunciar como alternativa al fracaso de fortalecer al equipo. El de la localidad de Azul (Buenos Aires) pidió que ninguno de sus futbolistas saliera del plantel. Los dirigentes dejaron ir al portero Rodolfo Cota, al defensor Oswaldo Alanís y al creativo Rodolfo Pizarro.
Los problemas entre Matías Almeyda y las Chivas empezaron cuando los dueños, la familia Vergara, prometieron pagar premios por ganar campeonatos, en especial, el doblete de la Liga y la Copa. A la fecha y de acuerdo con los futbolistas del plantel, no les han pagado todo. Eso provocó la molestia del grupo que protestaron un año después antes de jugarse la final de la Liga de Campeones de la Concacaf - torneo que da un boleto al Mundialito-, los jugadores, con la aprobación del entrenador, salieron a la práctica con los uniformes al revés y con una remera en la que exigían que los patrones pagaran lo acordado. "Ojalá algún día pueda tener mucho dinero y pueda comprarme este club", comentó un melancólico Almeyda, acompañado por su cuerpo técnico.
Durante su última conferencia de prensa, Almeyda admitió que le prestó dinero a sus dirigentes para pagar premios a sus jugadores. "Fue hace un año y tanto atrás, después de haber conseguido la Supercopa, era el bono y estábamos luchando por entrar a liguilla y el bono estaba tardando, y yo me ofrecía [a] prestarles ese dinero. Lo presté y el club me lo devolvió. Lo presté por el sentimiento que tengo hacia este club", mencionó.
Almeyda arribó a las Chivas en 2015 cuando el club había intentado de todo para volver a ser protagonista de campeonatos y no del descenso. Jorge Vergara, el propietario, le confirió un poder absoluto en todas las divisiones. El equipo ganó fuelle. Los campeonatos empezaron a esculpir la gloria de los chicos de Matías. Un par de torneos en los que el club no pudo clasificarse a la fase final de la Liga MX, provocaron que los directivos contrataran a un director deportivo para ayudarle. Francisco Gabriel de Anda tomó el puesto y la relación se quebró.
Hace unas semanas, de Anda aseguró que el club afronta una situación económica difícil. Almeyda compartió con los medios que el club le había incitado a renunciar para que no le dieran un finiquito. El argentino se negó. El director deportivo había asegurado que el único plan del equipo era su entrenador. Algunas versiones señalaron que la institución intentó renegociar, ya sin éxito.
"Me pude haber quedado hasta que me echaran y me pagaran los tres años de contrato que me quedan, pero no es mi estilo. Lo mío es la dignidad", zanjó el jugador que descendió con River Plate por primera vez en su historia y que se convirtió en director técnico para devolverle a Primera División. "Si yo fuera dirigente estaría dando la cara aquí. A Paco (de Anda) le dije que no se sintiera con la obligación de irse si yo me iba", refirió.
Todos los futbolistas de las Chivas, e incluso exjugadores, lamentaron la partida de su entrenador, quien se reunió con ellos el pasado domingo. "Hoy con lágrimas en los ojos se despide el mejor técnico que he tenido en mi carrera, Matías Almeyda", escribió Alan Pulido."Jamás olvidaré lo importante que fuiste tú y tu cuerpo técnico para no tirar la toalla y que quisiera dejar este hermoso deporte", apuntó el seleccionado nacional, Carlos Salcedo.
Cuando los hinchas se enteraron de que Almeyda regresaría a México a dar sus últimas palabras, le esperaron en el aeropuerto como si fuera el fichaje del año. Le imploraron que no se fuera y sólo se lamentó.
"No es demagogia, pero en este momento han aumentado los millones y ahora hay más porque empezamos a ser hinchas de Chivas desde ahora", comentó el entrenador que devolvió a la gloria al rebaño. Ahora estará taciturno.
Matías Almeyda aún no firmaba su desvinculación del Guadalajara cuando salió a decir adiós. El argentino entró en el tuétano del aficionado de uno de los clubes de mayor tradición en México. El rebaño se encumbró al ganar una Liga, dos Copas, una Supercopa y su clasificación al Mundial de Clubes. Cinco títulos en tres años. "Nos vamos de Chivas, pero quedamos en la historia", mencionó.
En el último mes, el puesto de Almeyda era la mayor incógnita. El club, a través de sus dirigentes, le había invitado a renunciar como alternativa al fracaso de fortalecer al equipo. El de la localidad de Azul (Buenos Aires) pidió que ninguno de sus futbolistas saliera del plantel. Los dirigentes dejaron ir al portero Rodolfo Cota, al defensor Oswaldo Alanís y al creativo Rodolfo Pizarro.
Los problemas entre Matías Almeyda y las Chivas empezaron cuando los dueños, la familia Vergara, prometieron pagar premios por ganar campeonatos, en especial, el doblete de la Liga y la Copa. A la fecha y de acuerdo con los futbolistas del plantel, no les han pagado todo. Eso provocó la molestia del grupo que protestaron un año después antes de jugarse la final de la Liga de Campeones de la Concacaf - torneo que da un boleto al Mundialito-, los jugadores, con la aprobación del entrenador, salieron a la práctica con los uniformes al revés y con una remera en la que exigían que los patrones pagaran lo acordado. "Ojalá algún día pueda tener mucho dinero y pueda comprarme este club", comentó un melancólico Almeyda, acompañado por su cuerpo técnico.
Durante su última conferencia de prensa, Almeyda admitió que le prestó dinero a sus dirigentes para pagar premios a sus jugadores. "Fue hace un año y tanto atrás, después de haber conseguido la Supercopa, era el bono y estábamos luchando por entrar a liguilla y el bono estaba tardando, y yo me ofrecía [a] prestarles ese dinero. Lo presté y el club me lo devolvió. Lo presté por el sentimiento que tengo hacia este club", mencionó.
Almeyda arribó a las Chivas en 2015 cuando el club había intentado de todo para volver a ser protagonista de campeonatos y no del descenso. Jorge Vergara, el propietario, le confirió un poder absoluto en todas las divisiones. El equipo ganó fuelle. Los campeonatos empezaron a esculpir la gloria de los chicos de Matías. Un par de torneos en los que el club no pudo clasificarse a la fase final de la Liga MX, provocaron que los directivos contrataran a un director deportivo para ayudarle. Francisco Gabriel de Anda tomó el puesto y la relación se quebró.
Hace unas semanas, de Anda aseguró que el club afronta una situación económica difícil. Almeyda compartió con los medios que el club le había incitado a renunciar para que no le dieran un finiquito. El argentino se negó. El director deportivo había asegurado que el único plan del equipo era su entrenador. Algunas versiones señalaron que la institución intentó renegociar, ya sin éxito.
"Me pude haber quedado hasta que me echaran y me pagaran los tres años de contrato que me quedan, pero no es mi estilo. Lo mío es la dignidad", zanjó el jugador que descendió con River Plate por primera vez en su historia y que se convirtió en director técnico para devolverle a Primera División. "Si yo fuera dirigente estaría dando la cara aquí. A Paco (de Anda) le dije que no se sintiera con la obligación de irse si yo me iba", refirió.
Todos los futbolistas de las Chivas, e incluso exjugadores, lamentaron la partida de su entrenador, quien se reunió con ellos el pasado domingo. "Hoy con lágrimas en los ojos se despide el mejor técnico que he tenido en mi carrera, Matías Almeyda", escribió Alan Pulido."Jamás olvidaré lo importante que fuiste tú y tu cuerpo técnico para no tirar la toalla y que quisiera dejar este hermoso deporte", apuntó el seleccionado nacional, Carlos Salcedo.
Cuando los hinchas se enteraron de que Almeyda regresaría a México a dar sus últimas palabras, le esperaron en el aeropuerto como si fuera el fichaje del año. Le imploraron que no se fuera y sólo se lamentó.
"No es demagogia, pero en este momento han aumentado los millones y ahora hay más porque empezamos a ser hinchas de Chivas desde ahora", comentó el entrenador que devolvió a la gloria al rebaño. Ahora estará taciturno.
Fuente: El País