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La abuela estadounidense Dede Phillips mató con sus propias manos a un lince con rabia que la estaba atacando. Según la cadena televisiva KCPQ, el suceso tuvo lugar el pasado 7 de junio en el condado de Hart (Georgia, EE.UU.).
Todo ocurrió cuando Phillips salió de su coche frente a su casa y se encontró con el animal salvaje mirándola fijamente. El felino saltó sobre ella, que en un primer momento consiguió sujetarlo por los hombros y empujarlo hacia atrás.
El lince la mordió, rompiéndole varios dedos y provocándole cortes y heridas por todo el cuerpo. Sin embargo, la abuela no soltó ni un solo grito, ya que no quería despertar a su nieta de 5 años, que estaba durmiendo en la casa. Al final, la mujer logró colocar sus manos alrededor de la garganta del animal y lo estranguló hasta la muerte.
Phillips se justifica argumentando que si no hubiera matado al felino, que las autoridades determinaron después que padecía la rabia, este habría acabado con su vida.
La abuela está recibiendo ahora costosas vacunas para evitar que contraiga la enfermedad. Para la primera ronda de inyecciones, ha tenido que desembolsar ya 10.000 dólares, y un familiar ha organizado una colecta para ayudarle con los gastos médicos.
La abuela estadounidense Dede Phillips mató con sus propias manos a un lince con rabia que la estaba atacando. Según la cadena televisiva KCPQ, el suceso tuvo lugar el pasado 7 de junio en el condado de Hart (Georgia, EE.UU.).
Todo ocurrió cuando Phillips salió de su coche frente a su casa y se encontró con el animal salvaje mirándola fijamente. El felino saltó sobre ella, que en un primer momento consiguió sujetarlo por los hombros y empujarlo hacia atrás.
El lince la mordió, rompiéndole varios dedos y provocándole cortes y heridas por todo el cuerpo. Sin embargo, la abuela no soltó ni un solo grito, ya que no quería despertar a su nieta de 5 años, que estaba durmiendo en la casa. Al final, la mujer logró colocar sus manos alrededor de la garganta del animal y lo estranguló hasta la muerte.
Phillips se justifica argumentando que si no hubiera matado al felino, que las autoridades determinaron después que padecía la rabia, este habría acabado con su vida.
La abuela está recibiendo ahora costosas vacunas para evitar que contraiga la enfermedad. Para la primera ronda de inyecciones, ha tenido que desembolsar ya 10.000 dólares, y un familiar ha organizado una colecta para ayudarle con los gastos médicos.