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Paola Rojas, conductora de Televisa, escribió una columna para El Universal en donde detalló las agresiones de las que ha sido víctima luego de que fuera publicado contenido privado en redes sociales.
Han sido días de agresiones constantes en mi contra desde las redes sociales: burlas, insultos y hasta amenazas. Ni con el sobresaliente triunfo de la selección nacional se detuvieron. Hicieron de las ofensas parte de la celebración. Han sido días también de acoso por parte de reporteros que persiguen una declaración que jamás daría ante sus cámaras. Para muchos, lo fácil ha sido agredirme a mí simplemente porque soy mujer. Es a lo que están acostumbrados. No debería extrañarme en un país en el que dos de cada tres mujeres han sufrido violencia de género; el México de los embarazos adolescentes, la discriminación laboral y los feminicidios.
Por fortuna, he recibido también muchas expresiones de solidaridad y respaldo. Son conmovedoras las palabras que me han dedicado algunos colegas que se han convertido ahora en amigos. Desde la vulnerabilidad nacen los lazos más entrañables y duraderos. Quienes ya eran mis amigos, me han cobijado con amor profundo y me han protegido con su lealtad de siempre. Soy muy afortunada de tenerlos cerca.
Las manifestaciones de respeto y cariño son las que elijo ver en mi pantalla y guardar en mi memoria. Agradezco también a quienes sí toman en cuenta que soy madre de familia. Son sus palabras las que abrazo y con ellas me lleno de fuerza.
Paola Rojas, conductora de Televisa, escribió una columna para El Universal en donde detalló las agresiones de las que ha sido víctima luego de que fuera publicado contenido privado en redes sociales.
Han sido días de agresiones constantes en mi contra desde las redes sociales: burlas, insultos y hasta amenazas. Ni con el sobresaliente triunfo de la selección nacional se detuvieron. Hicieron de las ofensas parte de la celebración. Han sido días también de acoso por parte de reporteros que persiguen una declaración que jamás daría ante sus cámaras. Para muchos, lo fácil ha sido agredirme a mí simplemente porque soy mujer. Es a lo que están acostumbrados. No debería extrañarme en un país en el que dos de cada tres mujeres han sufrido violencia de género; el México de los embarazos adolescentes, la discriminación laboral y los feminicidios.
Por fortuna, he recibido también muchas expresiones de solidaridad y respaldo. Son conmovedoras las palabras que me han dedicado algunos colegas que se han convertido ahora en amigos. Desde la vulnerabilidad nacen los lazos más entrañables y duraderos. Quienes ya eran mis amigos, me han cobijado con amor profundo y me han protegido con su lealtad de siempre. Soy muy afortunada de tenerlos cerca.
Las manifestaciones de respeto y cariño son las que elijo ver en mi pantalla y guardar en mi memoria. Agradezco también a quienes sí toman en cuenta que soy madre de familia. Son sus palabras las que abrazo y con ellas me lleno de fuerza.