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Ver. (apro).- Luis Ángel Bravo Contreras, exfiscal general en el sexenio de Javier Duarte de Ochoa, acudió ayer solo, en pleno festejo del Día del Padre, a un restaurante Sanborns, ubicado en Galería Plaza las Estrellas, en la zona centro de la Ciudad de México.
Se desplazó por el Circuito Interior, en la colonia Verónica Anzures. Como mexicano pambolero, sufrió los 93 minutos que duró el encuentro México-Alemania, gritó en el bar el gol de Irving Lozano. Aguantó estoico los últimos 11 minutos del embate teutón.
En el lugar tomó dos bebidas refrescantes, aparentemente cerveza, salió de la plaza y fue detenido por Policías Ministeriales de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Veracruz, imputado -hasta el momento-, de omisiones y entorpecimiento en desaparición forzada.
Por la noche, Bravo Contreras ingresó al penal de Pacho Viejo, ya en territorio veracruzano, ataviado con el uniforme clásico naranja. Pasó su primer día en la cárcel, fue enviado a la sección de “medidas cautelares”, la llamada prisión VIP de los expolíticos duartistas.
Hasta el momento al exfiscal se le acusa de la desaparición forzada y posterior muerte del expolicía, David Lara Cruz, cuyo cuerpo fue encontrado en la barranca de “La Aurora”, aunque personal de la FGE simuló su hallazgo en la localidad de Santa Anna, municipio de Alto Lucero.
La audiencia, con traje
Este lunes, para su audiencia inicial de control, Bravo Contreras mandó pedir un traje de diseñador y un perfume. Ambos deseos le fueron concedidos por personal penitenciario. En los pasillos de la cárcel un celador confió: “esto fue una entrega pactada”.
El acusado por desaparición forzada, trajo a dos experimentados abogados, quienes le dieron un amparo tramitado en el Juzgado Quinto de la Ciudad de México, que impide su detención por una veintena de autoridades del país. Por esa razón, los abogados de la FGE tuvieron que darle una vuelta jurídica al protocolo de su vinculación a proceso y generar una carpeta de investigación adicional… por el mismo delito de desaparición forzada.
El exfiscal salió a su audiencia con actitud tranquila. Decidió mantener ajena a su familia del juicio. Alegó ante la juez que tenía derecho a una audiencia privada, sin la presencia de medios de comunicación, pero la petición le fue denegada.
La juez, Alma Aleida Sosa Jiménez decretó un receso de hora y media para declarar la legalidad de su detención.
En el aire queda el amparo tramitado en el Juzgado Quinto de la Ciudad de México, el cual reza al calce:
“Se concede al quejoso Luis Ángel Bravo la suspensión provisional de la ejecución de la orden de aprehensión que reclama de los jueces de distrito que conocen del sistema penal mixto señalados como responsables, para el solo efecto de que las cosas permanezcan en el estado que actualmente guardan, y no se privado de su libertad”, rubricó el secretario del Juzgado Quinto, Pedro Serrato González.
En la sala de Juicios Orales del penal de Pacho Viejo se apersonó el colectivo “Buscando a nuestros desaparecidos Córdoba-Orizaba”, cuyos integrantes recriminaron de frente a Luis Ángel Bravo el haber participado en la omisión de desaparición forzada. Dos señoras lo esperaron afuera del sanitario para recriminarle. Un ruborizado exfiscal negó los hechos: “Ustedes saben que no fue así”, atinó a decir.
Araceli Salcedo, vocera de dicho colectivo y quien tiene desaparecida a su hija, Fernanda Rubí, expuso en entrevista que aún faltan más funcionarios del gobierno de Duarte por caer.
“Faltan más, mucho más. Por secrecía de la investigación no podemos dar a conocer más, pero ya cayó Bermúdez, cayó Meza, Oscar Sánchez, pero falta Nabor y faltan mucho más por caer”, advirtió.
La detención de Luis Ángel Bravo era un objetivo prioritario del gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares; sobretodo, ahora que faltan poco más de 10 días, para que haya comicios, en los que su hijo, Miguel Yunes Márquez, busca sucederlo en el cargo bajo las siglas del PAN.
Ver. (apro).- Luis Ángel Bravo Contreras, exfiscal general en el sexenio de Javier Duarte de Ochoa, acudió ayer solo, en pleno festejo del Día del Padre, a un restaurante Sanborns, ubicado en Galería Plaza las Estrellas, en la zona centro de la Ciudad de México.
Se desplazó por el Circuito Interior, en la colonia Verónica Anzures. Como mexicano pambolero, sufrió los 93 minutos que duró el encuentro México-Alemania, gritó en el bar el gol de Irving Lozano. Aguantó estoico los últimos 11 minutos del embate teutón.
En el lugar tomó dos bebidas refrescantes, aparentemente cerveza, salió de la plaza y fue detenido por Policías Ministeriales de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Veracruz, imputado -hasta el momento-, de omisiones y entorpecimiento en desaparición forzada.
Por la noche, Bravo Contreras ingresó al penal de Pacho Viejo, ya en territorio veracruzano, ataviado con el uniforme clásico naranja. Pasó su primer día en la cárcel, fue enviado a la sección de “medidas cautelares”, la llamada prisión VIP de los expolíticos duartistas.
Hasta el momento al exfiscal se le acusa de la desaparición forzada y posterior muerte del expolicía, David Lara Cruz, cuyo cuerpo fue encontrado en la barranca de “La Aurora”, aunque personal de la FGE simuló su hallazgo en la localidad de Santa Anna, municipio de Alto Lucero.
La audiencia, con traje
Este lunes, para su audiencia inicial de control, Bravo Contreras mandó pedir un traje de diseñador y un perfume. Ambos deseos le fueron concedidos por personal penitenciario. En los pasillos de la cárcel un celador confió: “esto fue una entrega pactada”.
El acusado por desaparición forzada, trajo a dos experimentados abogados, quienes le dieron un amparo tramitado en el Juzgado Quinto de la Ciudad de México, que impide su detención por una veintena de autoridades del país. Por esa razón, los abogados de la FGE tuvieron que darle una vuelta jurídica al protocolo de su vinculación a proceso y generar una carpeta de investigación adicional… por el mismo delito de desaparición forzada.
El exfiscal salió a su audiencia con actitud tranquila. Decidió mantener ajena a su familia del juicio. Alegó ante la juez que tenía derecho a una audiencia privada, sin la presencia de medios de comunicación, pero la petición le fue denegada.
La juez, Alma Aleida Sosa Jiménez decretó un receso de hora y media para declarar la legalidad de su detención.
En el aire queda el amparo tramitado en el Juzgado Quinto de la Ciudad de México, el cual reza al calce:
“Se concede al quejoso Luis Ángel Bravo la suspensión provisional de la ejecución de la orden de aprehensión que reclama de los jueces de distrito que conocen del sistema penal mixto señalados como responsables, para el solo efecto de que las cosas permanezcan en el estado que actualmente guardan, y no se privado de su libertad”, rubricó el secretario del Juzgado Quinto, Pedro Serrato González.
En la sala de Juicios Orales del penal de Pacho Viejo se apersonó el colectivo “Buscando a nuestros desaparecidos Córdoba-Orizaba”, cuyos integrantes recriminaron de frente a Luis Ángel Bravo el haber participado en la omisión de desaparición forzada. Dos señoras lo esperaron afuera del sanitario para recriminarle. Un ruborizado exfiscal negó los hechos: “Ustedes saben que no fue así”, atinó a decir.
Araceli Salcedo, vocera de dicho colectivo y quien tiene desaparecida a su hija, Fernanda Rubí, expuso en entrevista que aún faltan más funcionarios del gobierno de Duarte por caer.
“Faltan más, mucho más. Por secrecía de la investigación no podemos dar a conocer más, pero ya cayó Bermúdez, cayó Meza, Oscar Sánchez, pero falta Nabor y faltan mucho más por caer”, advirtió.
La detención de Luis Ángel Bravo era un objetivo prioritario del gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares; sobretodo, ahora que faltan poco más de 10 días, para que haya comicios, en los que su hijo, Miguel Yunes Márquez, busca sucederlo en el cargo bajo las siglas del PAN.