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Rafael Márquez (Zamora, 1979) disputará un Mundial aciago, extraño. El defensor de 39 años entrará a la historia de las Copas del Mundo al participar por quinta ocasión, un récord al alcance hasta ahora solo de tres privilegiados. Sin embargo, deberá hacerlo a la sombra de las cámaras por ser un supuesto prestanombres del narcotráfico en México.
Sobre la efigie de Márquez pesa una acusación del Departamento del Tesoro de Estados Unidos en la que lo vincula con el narcotráfico. En agosto del año pasado, la Oficina de Control de Activos Extranjeros de EE. UU. (OFAC, por sus siglas en inglés) incluyó al futbolista en una lista con otros 21 nombres en la que los señaló como presuntos testaferros del narcotraficante Raúl Flores.
La fotografía de Márquez, tan vista en los registros de los futbolistas, aparecía en un organigrama de la red de Flores Hernández, quien no está relacionado con un cartel definido, pero ha actuado desde los años ochenta en la ciudad de Guadalajara (Jalisco) y en Ciudad de México. La noticia sacudió a México. Para algunos parecía inadmisible que su capitán, el que había fraguado una imagen de juego limpio y de gallardía, estaba manchado con una organización criminal.
“Sé que mucha gente está conmigo, no los voy a defraudar. Así como he encarado mi carrera como profesional y hoy en día es mi partido más difícil, intentaré esclarecer todo”, dijo ese 9 de agosto. Las primeras sanciones para Márquez fueron la cancelación de su visa y el congelamiento de sus cuentas bancarias en Estados Unidos. Un mes antes había jugado por México en la Copa Confederaciones en la que su país terminó en el cuarto sitio.
Procter & Gamble y Nike rompieron sus contratos de más de una década con Rafael Márquez. El futbolista tuvo que dejar el fútbol por 80 días para avocarse a su situación formal. La Federación Mexicana de Fútbol (FMF) le apoyó al no desafiliarlo pese a que en su reglamento especifica en su artículo 23 que los “futbolistas registrados no pueden haber sido o formar parte de “negocios de dudosa reputación o en conductas delictivas”. Márquez regresó a jugar tras más de dos meses con el club donde debutó, el Atlas de Guadalajara.
“Mi sueño es retirarme jugando el Mundial”, comentaba el apodado Káiser de Zamora, Michoacán. A inicios de 2018, Márquez jugaba en su equipo y su caso poco se clarificó. De las ocho empresas que fueron vinculadas al narco, recuperó dos de ellas – Pro Sport S.A de C.V y Grupo Terapéutico Homaral S.A de C.V. – relacionadas a la medicina del deporte.
La figura de Márquez estaba desgastada. El jugador, ya sin ningún patrocinador, recibió el cobijo de la empresa alemana Puma para que fuera parte de su repertorio de futbolistas apoyados como Griezmann o Sergio Agüero. “Rafa siempre será considerado”, dijo Juan Carlos Osorio, el seleccionador de México.
Osorio ha visto a Márquez como el mejor diplomático entre el cuerpo técnico, en su mayoría de nacionalidad colombiana, con el equipo. El entrenador, desde la derrota 7-0 frente a Chile en la Copa América, ha sido pitado por los cambios en su alineación. La última vez, el sábado en el Azteca ante Escocia. A partir de su llegada, en 2015, no ha presentado un once igual. El exjugador del Barcelona ha sido el conciliador. Dentro del campo, complace a su estratega como medio de contención y, en caso de emergencia, como su central. Es el hombre que pone orden a sus colegas.
Rafael Márquez decidió retirarse del Atlas a finales de abril. De nuevo, el gremio del fútbol mexicano se volcó con el único de su país que ha ganado la Champions League. “Seguiré con esta ilusión hasta el último día”, insistía. El jugador omitió sus vacaciones y fue el primero en entrenarse para el Mundial. Y se ganó su sitio para Rusia.
El atribulado futbolista recibió una recomendación de sus abogados y de la Federación: salir a los entrenamientos con un uniforme sin los patrocinadores habituales del Tri. No sólo eso, también le pidieron evitar la zona mixta donde también se pueden ver los logotipos. Tampoco podrá estar en las conferencias de prensa. Así será el extrano (e histórico) Mundial para Márquez.
El defensor será el guía para el grupo liderado por Javier Chicharito Hernández, Carlos Vela e Hirving Lozano. Empatará el récord de su compatriota Antonio Carbajal (1950-66) , Matthäus (1982-98) y de Buffon (1998-2004) con cinco mundiales jugados. Al Káiser aún le queda cuerda.
Rafael Márquez (Zamora, 1979) disputará un Mundial aciago, extraño. El defensor de 39 años entrará a la historia de las Copas del Mundo al participar por quinta ocasión, un récord al alcance hasta ahora solo de tres privilegiados. Sin embargo, deberá hacerlo a la sombra de las cámaras por ser un supuesto prestanombres del narcotráfico en México.
Sobre la efigie de Márquez pesa una acusación del Departamento del Tesoro de Estados Unidos en la que lo vincula con el narcotráfico. En agosto del año pasado, la Oficina de Control de Activos Extranjeros de EE. UU. (OFAC, por sus siglas en inglés) incluyó al futbolista en una lista con otros 21 nombres en la que los señaló como presuntos testaferros del narcotraficante Raúl Flores.
La fotografía de Márquez, tan vista en los registros de los futbolistas, aparecía en un organigrama de la red de Flores Hernández, quien no está relacionado con un cartel definido, pero ha actuado desde los años ochenta en la ciudad de Guadalajara (Jalisco) y en Ciudad de México. La noticia sacudió a México. Para algunos parecía inadmisible que su capitán, el que había fraguado una imagen de juego limpio y de gallardía, estaba manchado con una organización criminal.
“Sé que mucha gente está conmigo, no los voy a defraudar. Así como he encarado mi carrera como profesional y hoy en día es mi partido más difícil, intentaré esclarecer todo”, dijo ese 9 de agosto. Las primeras sanciones para Márquez fueron la cancelación de su visa y el congelamiento de sus cuentas bancarias en Estados Unidos. Un mes antes había jugado por México en la Copa Confederaciones en la que su país terminó en el cuarto sitio.
Procter & Gamble y Nike rompieron sus contratos de más de una década con Rafael Márquez. El futbolista tuvo que dejar el fútbol por 80 días para avocarse a su situación formal. La Federación Mexicana de Fútbol (FMF) le apoyó al no desafiliarlo pese a que en su reglamento especifica en su artículo 23 que los “futbolistas registrados no pueden haber sido o formar parte de “negocios de dudosa reputación o en conductas delictivas”. Márquez regresó a jugar tras más de dos meses con el club donde debutó, el Atlas de Guadalajara.
“Mi sueño es retirarme jugando el Mundial”, comentaba el apodado Káiser de Zamora, Michoacán. A inicios de 2018, Márquez jugaba en su equipo y su caso poco se clarificó. De las ocho empresas que fueron vinculadas al narco, recuperó dos de ellas – Pro Sport S.A de C.V y Grupo Terapéutico Homaral S.A de C.V. – relacionadas a la medicina del deporte.
La figura de Márquez estaba desgastada. El jugador, ya sin ningún patrocinador, recibió el cobijo de la empresa alemana Puma para que fuera parte de su repertorio de futbolistas apoyados como Griezmann o Sergio Agüero. “Rafa siempre será considerado”, dijo Juan Carlos Osorio, el seleccionador de México.
Osorio ha visto a Márquez como el mejor diplomático entre el cuerpo técnico, en su mayoría de nacionalidad colombiana, con el equipo. El entrenador, desde la derrota 7-0 frente a Chile en la Copa América, ha sido pitado por los cambios en su alineación. La última vez, el sábado en el Azteca ante Escocia. A partir de su llegada, en 2015, no ha presentado un once igual. El exjugador del Barcelona ha sido el conciliador. Dentro del campo, complace a su estratega como medio de contención y, en caso de emergencia, como su central. Es el hombre que pone orden a sus colegas.
Rafael Márquez decidió retirarse del Atlas a finales de abril. De nuevo, el gremio del fútbol mexicano se volcó con el único de su país que ha ganado la Champions League. “Seguiré con esta ilusión hasta el último día”, insistía. El jugador omitió sus vacaciones y fue el primero en entrenarse para el Mundial. Y se ganó su sitio para Rusia.
El atribulado futbolista recibió una recomendación de sus abogados y de la Federación: salir a los entrenamientos con un uniforme sin los patrocinadores habituales del Tri. No sólo eso, también le pidieron evitar la zona mixta donde también se pueden ver los logotipos. Tampoco podrá estar en las conferencias de prensa. Así será el extrano (e histórico) Mundial para Márquez.
El defensor será el guía para el grupo liderado por Javier Chicharito Hernández, Carlos Vela e Hirving Lozano. Empatará el récord de su compatriota Antonio Carbajal (1950-66) , Matthäus (1982-98) y de Buffon (1998-2004) con cinco mundiales jugados. Al Káiser aún le queda cuerda.
Fuente: El país