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El presidente de Rusia, Vladímir Putin, era un niño increíblemente enérgico y travieso que con el tiempo se enfocó diligentemente en el estudio. Así lo reveló Vera Gurévich, su maestra de escuela y antigua amiga, en una entrevista con RIA Novosti.
"[Putin] huía de clases, abría todas las puertas y gritaba '¡Cucú, soy yo!'", relató Gurévich, que instruyó al presente líder en Leningrado (actualmente San Petersburgo) durante tres años desde el cuarto grado. "Era sin duda un travieso, y su energía estaba en plena efervescencia", añadió.
A pesar de esto, Gurévich, de 85 años, recalca que vio en Putin, de 65, una cualidad de "humanista" y un posterior gusto por el estudio —en particular por los idiomas—, luego de que abriera un club de aprendizaje del alemán en el que el joven Vladímir Putin se inscribió.
"Él siempre fue un humanista y se propuso un objetivo: asegurarse de entrar en la universidad", indicó la profesora pensionada, precisando que obtuvo notas entre los niveles 'muy bueno' y 'excelente' pero que "quizás" hubo una que otra 'mediocre' al inicio. "Su sueño se hizo realidad, pero lo alcanzó por su propia cuenta", subrayó.
Gurévich, que ha publicado sus memorias sobre los años escolares de Putin, aclaró que no lo considera su "alumno principal", ya que muchos de los niños a los que enseñó también se convirtieron en profesionales dignos. No obstante, aseguró que ambos mantienen la amistad al día de hoy.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, era un niño increíblemente enérgico y travieso que con el tiempo se enfocó diligentemente en el estudio. Así lo reveló Vera Gurévich, su maestra de escuela y antigua amiga, en una entrevista con RIA Novosti.
"[Putin] huía de clases, abría todas las puertas y gritaba '¡Cucú, soy yo!'", relató Gurévich, que instruyó al presente líder en Leningrado (actualmente San Petersburgo) durante tres años desde el cuarto grado. "Era sin duda un travieso, y su energía estaba en plena efervescencia", añadió.
A pesar de esto, Gurévich, de 85 años, recalca que vio en Putin, de 65, una cualidad de "humanista" y un posterior gusto por el estudio —en particular por los idiomas—, luego de que abriera un club de aprendizaje del alemán en el que el joven Vladímir Putin se inscribió.
"Él siempre fue un humanista y se propuso un objetivo: asegurarse de entrar en la universidad", indicó la profesora pensionada, precisando que obtuvo notas entre los niveles 'muy bueno' y 'excelente' pero que "quizás" hubo una que otra 'mediocre' al inicio. "Su sueño se hizo realidad, pero lo alcanzó por su propia cuenta", subrayó.
Gurévich, que ha publicado sus memorias sobre los años escolares de Putin, aclaró que no lo considera su "alumno principal", ya que muchos de los niños a los que enseñó también se convirtieron en profesionales dignos. No obstante, aseguró que ambos mantienen la amistad al día de hoy.