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Los vecinos de San Pedro Noh Pat recibieron la Cuarta Transformación con agresiones y violaciones a sus derechos dicen por parte de la policía estatal y municipal mientras se realizaba una novena de la Virgen de Guadalupe. En el lugar resultaron lesionados miembros de las familias asistentes con las bombas lacrimógenas y gas pimienta que los agentes lanzaron, aseguran afectados.
Los hechos ocurrieron en un predio de la comisaría señalada, en la calle 2-C por 4, domicilio conocido, las versiones que circulan al respecto afirman que los integrantes de un convoy policíaco de ambas policías se encontraban realizando un operativo por el rumbo, y que unos pandilleros a los que perseguían entraron al predio en cuestión. Esto ocasionó que los policías, de forma indiscriminada, comenzaron a lanzar bombas lacrimógenas sin importar la presencia de niños y personas de la tercera edad, que se encontraban en ese lugar y que resultaron lesionadas.
Quienes conocen los procedimientos para este tipo de operativos y del debido proceso, aseguran que lo que precedía era pedir permiso para pasar al predio y continuar la persecución o presentar una orden judicial para ingresar a la casa y detener a los pandilleros.
En menos de una semana ambas corporaciones policíacas han demostrado falta de preparación pero, sobre todo, falta de sensibilidad hacia la ciudadanía: la semana pasada policías hacían señas obscenas a niñas y señoras del fraccionamiento las Palmas de San Pedro; en el fraccionamiento Villas de Oriente un repartidor de periódicos resultó casi estrangulado por haber cometido una infracción de tránsito y todas estas violaciones a los derechos humanos de la ciudadanía están impunes hasta el momento.
¿Acaso tendrán que morir ciudadanos inocentes por la ineptitud de las corporaciones policíacas que están mostrando no tener preparación? Pareciera, más que un operativo, un perverso juego de una mezcla de sicarios y un ejército criminal invasor que comete crímenes contra la humanidad. ¿Será que los señores policías, el director de seguridad pública del Estado de Yucatán, el director de seguridad de Kanasín, el regidor de seguridad, el presidente municipal William Pérez Cabrera y el gobernador del Estado de Yucatán, no tienen hijos, no tienen abuelos y no tienen madre? ¿O simplemente son insensibles al dolor ajeno?
Fuente Tu espacio del sureste