El hallazgo fue reportado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), de Madrid, en el Journal of the American College of Cardiology.
La aterosclerosis es producida por la acumulación de grasa en las paredes de las arterias, es causa de anginas de pecho e infartos agudos al miocardio.
Otros factores que contribuyen a padecer esta enfermedad, de acuerdo con Valentín Fuster, cardiólogo y director general del CNIC, son: obesidad, presión arterial alta, colesterol elevado, glucosa incrementada, tabaquismo, falta de ejercicio y una mala alimentación (por ejemplo, consumo en exceso de sal o de bebidas azucaradas).
A lo anterior se agrega la falta de sueño, dice Fuster, quien recomienda invertir más tiempo a dormir.
“Dormir entre siete y ocho horas, con buena calidad del sueño, es lo ideal”, dice.
El estudio reciente analizó a aproximadamente 4 mil trabajadores de una firma bancaria en Madrid. Ellos, con una edad media de 46 años y hombres en su mayoría, fueron monitoreados por medio de actígrafos colocados en sus mueñcas. Los dispositivos midieron los movimientos durante el sueño para poder caracterizarlo. Asimismo, los autores obtuvieron imágenes en tres dimensiones de sus arterias femorales y carótidas, producidas por estudios de ultrasonido y tomografías computarizadas.
La falta de sueño es un problema muy común actualmente y preocupa a los expertos, ya que está asociada a graves enfermedades como la diabetes y el cáncer.
Por su parte, la Sociedad Española del Sueño hace algunas recomendaciones para combatir los trastornos del sueño: evitar la cafeína, hacer deporte, mantener un horario regular de sueño y eliminar el ruido del ambiente para dormir.
Según José María Ordovás, investigador del CNIC, la importancia de esta investigación estriba en ser el primer análisis que se enfoca en la carencia de horas de sueño como un factor que contribuye al pedecimiento de la aterosclerosis.
“Las enfermedades cardiovasculares son un gran problema mundial. Actualmente estamos previniendo y tratando a las personas afectadas con diferentes métodos: fármacos, actividad física y dieta. Sin embargo, los resultados de este nuevo estudio enfatizan que debemos incluir al sueño como una herramienta más para combatirlas”, señala Ordovás.