Un joven de 25 años es investigado por la muerte de un niño de tan solo tres años, luego de que lo aplastara con el asiento del auto, en un intento por callarlo.
El 1 de febrero de 2018, Alfie Lamb viajaba en la parte trasera de un Audi en compañía de una mujer identificada como Emilie Williams y adelante iban su madre, Adrian Hoare y el novio de esta, Stephen Waterson.
La joven madre de 23 años y su pareja aseguraron que cuando bajaron del taxi de regreso a su casa, en Londres, el menor ya había muerto, sin embargo, Emilie Williams confesó la verdad en el juicio iniciado este mes, que no viajaban en un taxi sino en el auto de su novio, Marcus Lamb, quien conducía:
Alfie comenzó a gritar y portarse inquieto porque quería más espacio para estirar las piernas; dado que su madre no lograba que se callara -pese a darle una cachetada-, Stephen recorrió su asiento hasta atrás, aplastándolo.
La presión ejercida en dos ocasiones seguidas hizo que el pequeño dejara de gritarle “momia” a su madre; al regresar el asiento a su lugar, se percataron de que se había desvanecido, lo que interpretaron como que se había quedado dormido.
Sin embargo, pese a los intentos de despertarlo, este no reaccionó. La autopsia reveló que Alfie, un niño descrito como muy sonriente, murió de asfixia por aplastamiento.
Fue varios minutos después de intentar reanimarlo, que solicitaron auxilio médico y el menor fue trasladado a un hospital por un “paro cardiaco“, no obstante, su máquina de soporte vital se apagó días después.
Williams aseguró que Stephen la amenazó de muerte si contaba la verdad: “Dijo que me pondría en la cajuela del auto y se libraría de mí, que me mataría“.
Al final, la pareja y la propia Emilie se declararon culpables de conspirar para proporcionar declaraciones falsas a la Policía de Londres. La madre y su novio niegan haberlo asesinado y amenazar a los dos testigos.
Con información de BBC
