Bogotá.— Colombia vivió ayer una nueva jornada de violencia.
Por la noche, El Tiempo reportó: “Atacan estación de Policía en Santander de
Quilichao, Cauca. La cifra preliminar es tres muertos y 10 heridos”. Informó
que explotó un camión-bomba.
Según reportes, el ataque habría sido producido por
cilindros bomba, que fueron lanzados desde un planchón. “Fueron dos explosiones
que se sintieron en toda la ciudad, inmediatamente se fue la energía eléctrica
y quedó todo a oscuras. Sólo se sentían las ambulancias hacia el hospital”,
aseguró Alfonso Luna, del diario Proclama del Cauca.
Las acciones se dieron después de que se registraran hechos
de violencia crítica, principalmente en zonas del sur de Bogotá, lo que motivó
a las autoridades de seguridad a decretar, sobre las 17:30 horas, un toque de
queda en Ciudad Bolívar, Bosa y Kennedy, desde las 20:00 horas de ayer hasta
las 5:00 de hoy.
El presidente colombiano, Iván Duque, ordenó el toque de
queda en Bogotá. Además, dijo que dará inicio a una conversación nacional desde
el lunes para fortalecer y cerrar las brechas sociales.
El Tiempo supo que la primera cita será el miércoles de la
próxima semana y que en ella el mandatario comenzará a escuchar las inquietudes
de los sectores sociales.
Esta “conversación nacional”, según el jefe de Estado, se
desarrollará en todas las regiones del país, con un cronograma y una agenda
específica y a través de todos los medios disponibles para escuchar a los
ciudadanos. Y aunque se decretó el toque de queda, se registraron protestas
frente a la casa privada de Duque.
Ayer, aunque también hubo manifestaciones pacíficas ambientadas
con cacerolazos en puntos como la plaza de Bolívar y Chapinero, el alcalde de
Bogotá, Enrique Peñalosa, manifestó que lo que hubo fue “una minoría de
delincuentes destruyendo los bienes públicos y privados de los ciudadanos”. El
desorden comenzó muy temprano, cuando cientos de personas empezaron a bloquear
estaciones y portales de TransMilenio y, posteriormente, a enfrentarse contra
la fuerza pública. Los desmanes, que ocurrían principalmente en inmediaciones
de los portales de Las Américas y el Sur, avanzaron a barrios cercanos, donde
grupos de delincuentes camuflados entre manifestantes, irrumpieron en
establecimientos comerciales e incluso viviendas para saquearlas. El grado de
violencia fue tal, que se tomó la decisión de sacar a 4 mil hombres del
Ejército para acompañar a casi 7 mil uniformados de la Policía de Bogotá que
estaban patrullando la ciudad.
“Llamo a los ciudadanos a la unión, a utilizar cámaras, que
no se dejen manipular por las redes sociales y a que lean la prensa que tiene
información veraz, diferente a la que circula en redes”, manifestó el alcalde
Peñalosa.
El gobierno nacional comenzó ayer el análisis de las medidas
con las que espera atender los reclamos sociales, que originaron las protestas
del jueves.
Fuente: El Universal