En los primeros meses López Obrador se registró 71% más asesinatos que con EPN

15 julio 2020
Noticias de Yucatán. 

En los primeros meses López Obrador se registró 71% más asesinatos que con EPN

Homicidios e impunidad: la gran deuda de la 4T de López Obrador

Dieciocho meses después de la llegada de Andrés Manuel López Obrador al poder, los homicidios no paran. En un informe de la organización Causa en Común se documentó que de diciembre de 2018 a mayo de 2020, se registraron 71% más asesinatos que en el mismo periodo de la administración de Enrique Peña Nieto (diciembre de 2012 a mayo de 2014).

El mismo mandatario aceptó en su conferencia matutina de este miércoles en Irapuato, Guanajuato, que no se ha podido disminuir el número de homicidios, ni siquiera en la etapa de confinamiento.

“Acerca de la incidencia delictiva y la pandemia, cómo a partir de la pandemia se disminuyen delitos, sí se advierte esta disminución en varios delitos, no así desgraciadamente en homicidios. La situación nacional desde que estoy a cargo de la Presidencia de la República ha sido más control de la incidencia de la mayor parte de los delitos, en casi todos hemos bajado”, expresó el mandatario desde el estado más violento del país.

“Si quieren vemos lo que pasó ayer, del número de homicidios diarios casi un 70 por ciento de homicidios en promedio, se los podemos precisar, tienen que ver con enfrentamientos entre los mismos grupos de la delincuencia organizada”, agregó.

El documento titulado Registros delictivos: comparativos sexenales a 18 meses de gobierno detalla que, desde el inicio de la actual administración hasta mayo de este año, se iniciaron 45,538 carpetas de investigación por el delito de homicidio, mientras que durante el gobierno del priista Peña Nieto se abrieron 26,663.

La cifra es aún mayor respecto al sexenio del ex presidente, Felipe Calderón, que en los primeros dieciocho meses reportó 16,179 carpetas por asesinato.

El informe subraya una violencia generalizada que rompe con la lógica de dinámicas regionales y focalizadas. Desde la segunda mitad de 2018, el país se mantiene con un promedio aproximado de 3,000 asesinatos mensuales, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Datos de la organización Causa en Común sobre los asesinatos en los últimos tres sexenios (Tabla: Infobae México)

Además del aumento de homicidios, los robos con violencia también pasaron de 313,253 en 2012 a 406, 571 en 2020. La extorsión que en los primeros 18 meses del gobierno de López Obrador se presentaron 12,405 carpetas de investigación. En el mismo periodo del anterior sexenio sumaron 11,652 carpetas, mientras que hace dos gobiernos, en el mismo lapso, las carpetas se ubicaron en 4,996.

Los números obtenidos confirman la falta de norte en el combate contra el crimen de López Obrador. La estrategia de seguridad sigue sin afianzarse.

2020, el más violento de la historia

Durante mucho tiempo se ha explicado la violencia en el país como una guerra de tres, por un lado entre grupos criminales y por otro de esos grupos con el Estado; como una guerra de bandos claros, sin matices ni impurezas. La realidad ha mostrado, sin embargo, que el crimen ha infiltrado a las corporaciones policiales, militares y de procuración de justicias. Eso cuando no han sido agentes de las propias corporaciones los que han organizado al mundo criminal.

Para el analista en seguridad, Ricardo Márquez Blas, existen dos factores que continúan impactando profundamente en el aumento de la violencia en México. “En las instituciones de seguridad pública mexicanas, al menos durante la última década, existe una tendencia sigilosa pero clara hacia una retirada funcional frente a la criminalidad, particularmente frente al crimen organizado. Este retiro funcional representa un factor importante para explicar los niveles muy altos de violencia en México”, escribió en su artículo Violencia criminal en México: entre los sigilosos y los no deseados.

A pesar de los malos datos, la administración actual alberga un espacio para la esperanza. El informe indica una disminución en diversos delitos (robo con violencia, extorsión, feminicidio y secuestro) entre el primer quimestre de 2019 y el primer quimestre de 2020. Esta disminución podría atribuirse a un posible aumento en el subregistro de los delitos por dificultades adicionales para la denuncia asociadas a la pandemia y a la dificultad para perpetrar delitos específicos debido al coronavirus, como podría ser el robo a casa habitación.

Márquez Blas añade: “Este retiro no se ha expresado en documentos oficiales de la política pública sobre seguridad. No es una estrategia oficial, sino una realidad sigilosa de la forma en que la policía del país opera a diario”.

Esto quiere decir que la policía mexicana interviene cada vez menos en los crímenes ocurridos. Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, durante el periodo de 2010 a 2018, el número total de delitos que ocurrieron aumentó 42.8 por ciento, mientras que la participación policíaca solo lo hizo en un 9.5 por ciento.

Dicho fenómeno, explica el analista, tiene sus variantes en el tipo de delito y la corporación policial. Por ejemplo, las acciones policíacas vinculadas al crimen organizado se redujeron 76.8 por ciento en ocho años, y los delitos de jurisdicción común en un 32.1 por ciento. En las corporaciones de la policía estatal, las intervenciones han sido menores que en las municipales.

El pasado 1 de abril, las autoridades mexicanas y estadounidenses anunciaron que para evitar que los cárteles se aprovecharan de la pandemia, fortalecerían las operaciones antidrogas por aire y mar.

Sin embargo, la experiencia histórica advierte que las operaciones y acciones implementadas generarían consecuencias opuestas a lo planeado.

Márquez Blas documenta que durante la administración del ex presidente de EEUU, Bill Clinton (1993-2001), este tipo de operaciones, sobre el bloqueo del tráfico de drogas por mar y aire, generó que el transporte de sustancias ilícitas se realizará por tierra. Esto sin duda abre la puerta al aumento de disputas por el control de los territorios, rutas de transporte, distribución y salida del país, en resumen: la continuidad e intensificación de la violencia letal en México.


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