En este sexenio, Palacio Nacional se convirtió en la residencia del presidente de la República, pero ese no fue el único cambio en el lugar. El edificio, que antes podía ser visitado libremente, limitó los recorridos diarios y cerró numerosos espacios a los turistas.
En septiembre de 2018, como presidente electo, Andrés Manuel López Obrador aseguró que, después de mudarse con su familia a Palacio Nacional, el lugar seguiría siendo público. “No sería algo nuevo, extraordinario, no es cerrar el Palacio (…) yo necesito muy poco espacio, nada más para tener un catre y dónde colgar una hamaca”, afirmó. Sin embargo, la realidad es distinta.
Hoy, Palacio Nacional mantiene cerradas áreas completas que antes podían disfrutar los visitantes.
Con 500 años de historia, se ha convertido en un sitio donde apenas algunas decenas de personas pueden entrar a conocer cada día y disfrutar del patrimonio cultural de la nación. Quienes lo hacen solo pueden acceder a espacios limitados.
La restricción es tal que, por ejemplo, apenas 15 personas al día pueden ingresar al Recinto Homenaje a Don Benito Juárez —remodelado entre 2021 y 2022 con un presupuesto de poco más de 20 millones de pesos—, donde entre otros espacios se puede conocer la recámara donde el Benemérito de las Américas murió el 18 de julio de 1872.
La importancia de este recinto, inaugurado el 18 de julio de 1957 por el presidente Adolfo Ruiz Cortines, es tal que el espacio —intervenido en 1996 para duplicar su espacio— se convirtió en parada obligada para los estudiantes que visitaban el espacio en compañía de sus profesores.
No importa si se trata de un turista nacional o extranjero o de un visitante del Centro de la CDMX que busca conocer el monumento civil y de gobierno más antiguo e importante de México: poder entrar al recinto está condicionado al intercambio de correos electrónicos con personal de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), actualmente a cargo de los recorridos turísticos, ya que si se acude directamente a Palacio Nacional para admirar los murales de Diego Rivera, conocer el Recinto Parlamentario e incluso ver a los gatitos que juegan en los jardines del ala posterior, le será negado el acceso.
Siguiendo las instrucciones para ingresar a Palacio Nacional, igual que cualquier turista, Animal Político envió correos electrónicos para acudir a una de siete visitas guiadas que se ofrecen de martes a domingo y así documentar las limitantes que se tienen para que las personas conozcan y disfruten del espacio.
Tras dos visitas guiadas, este medio solicitó a la Presidencia de la República una postura respecto de los espacios cerrados y las restricciones de ingreso, pero hasta el cierre de este reportaje no hubo respuesta.
Dieciocho días después de haber enviado el primer correo electrónico, y después de una modificación de horario —tras confirmar el ingreso porque habría un evento—, el martes 14 de marzo se permitió la entrada para participar en uno de los recorridos guiados a cargo de personal de la SHCP.
La cita fue justo frente a Palacio Nacional, en el Museo de Hacienda que se ubica sobre la calle de Moneda, un corredor semipeatonal permanentemente custodiado y parcialmente cerrado, por lo que apenas se cuenta con un reducido paso peatonal.
Después de dejar una identificación oficial y bolsas o bultos voluminosos, a los asistentes al recorrido se les tomó lista y fueron formados en el patio del museo, donde la guía pidió que, sin perder el orden, todos salieran detrás de ella para cruzar la calle de Moneda e ingresar a Palacio Nacional. Al llegar a la entrada, un militar con lista en mano verificó una vez más que quienes estaban en la línea eran los mismos que hicieron cita para entrar.
La visita a la que fuera casa de virreyes y emperadores comenzó frente a uno de dos jardines de la parte posterior del recinto, el desértico, en donde hay cactus, agaves y sotoles. Sin moverse del espacio, la guía informó que más adelante había otro jardín selvático —al que no se podía ir—, en el que hay fresnos y ahuehuetes.
“Palacio Nacional es el recinto más emblemático para todos los mexicanos, pero también para los extranjeros, porque alberga más de cinco siglos de historia. Es un referente esencial como patrimonio e identidad de todos los mexicanos”, dijo la guía al grupo de 19 personas que acudieron. Sin embargo, conforme avanzó la visita, fue posible documentar que los accesos son limitados y hay numerosos espacios cerrados.
Al costado izquierdo, pintado de color naranja, mostró la Antigua Fragua de la Casa de la Moneda, un edificio del siglo XVIII —al que tampoco fue posible entrar—, para posteriormente caminar al Patio Central de Palacio Nacional, que tampoco se permitió recorrer. Desde una orilla, a lo lejos, la guía mostró la Fuente de Pegaso que se ubica al centro del patio y a la cual no es posible acercarse. Si alguien se retrasaba tomando una fotografía, de inmediato un militar —que en todo momento acompañó al grupo— le pedía que no se separara del grupo.
Después de explicar que hasta la fecha se mantiene la organización original del Palacio Nacional —el ala sur destinada a Presidencia y el ala norte a la SHCP—, la guía mostró a lo lejos el Salón Tesorería donde el presidente López Obrador ofrece diariamente sus conferencias matutinas.
“Ahí no vamos a entrar, para qué, ya lo vemos todas las mañanas”, bromeó. “Les digo así porque en realidad no podemos entrar”, aceptó.
Durante la visita fue posible observar que el ala sur, en la que vive y despacha el presidente, está permanentemente custodiada por al menos cuatro militares que bloquean las escaleras.
López Obrador habita un departamento del ala sur que mandó a construir el expresidente Felipe Calderón. Se trata de un espacio de 300 metros cuadrados con dos recámaras, estudio, sala, comedor y un cuarto de servicio.
Según lo dio a conocer en una entrevista con Epigmenio Ibarra, López Obrador desconocía la existencia de este espacio, pero fue el expresidente Enrique Peña Nieto quien durante la transición le mostró el lugar.
A contrarreloj
Los murales que Diego Rivera pintó en Palacio Nacional aún pueden visitarse; sin embargo, el recorrido se hace a toda prisa.
Epopeya del pueblo mexicano, el primer mural que Rivera pintó en los muros de la escalera monumental de Palacio Nacional entre 1929 y 1935, donde narra el pasado prehispánico, la historia de México y las luchas sociales, es el último que se ve durante el recorrido, pero el poco tiempo y que la escalera monumental permanezca cerrada dificultan la apreciación de la obra de 276 metros cuadrados.
“Es vergonzoso porque (los turistas) vienen ilusionados (…) Antes uno se podía sentar en las escaleras donde hoy está cerrado”, lamentó José Manuel Castro, guía de turistas con más de 30 años de experiencia y quien, al menos durante dos décadas, se dedicó a hacer recorridos por Palacio Nacional.
Años después de que Rivera terminó de pintar Epopeya del pueblo mexicano, Hacienda lo invitó nuevamente para continuar su propuesta en los muros de los corredores de la planta alta. Así fue como en 1951 concluyó 11 paneles acerca de las culturas mesoamericanas y la llegada de los españoles a Veracruz.
La visita concluyó con una parada fugaz en el Recinto Parlamentario, una recreación del Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados que fue consumido por las llamas en 1872. En un par de minutos se explicó a grandes rasgos la importancia del espacio y se pidió desalojar de inmediato el sitio sin dar oportunidad de leer y admirar la exposición permanente que da cuenta de la historia constitucional de México.
Después de 55 minutos, hay que salir del Palacio Nacional a toda prisa y volver al Museo de la SHCP, donde hay que intercambiar el gafete entregado para poder entrar por la identificación de cada participante en el recorrido.
“Siempre hubo facilidad para el turismo. Revisaban las bolsas como en cualquier museo del mundo, la entrada era por la puerta central, anteriormente había acceso por todos lados, pero conforme fue pasando el tiempo se fue cerrando (…) en el gobierno de Felipe Calderón la entrada era por la puerta central y después fue por la entrada por la que hoy se hace —la de Moneda— para poder controlar, pero nunca hubo (las restricciones) que hay hoy”, agregó Castro.
De martes a miércoles, es posible participar en alguno de los siete recorridos que se ofrecen —cinco en español y dos en inglés—, siempre y cuando se haya recibido confirmación del personal de la SHCP de que hay lugares disponibles; de lo contrario, los interesados quedan en lista de espera.
“Para mí el Palacio Nacional está vetado, no existe. Si es seguridad nacional porque ahí vive el presidente, no deberían dar acceso a nadie y ya, porque sí es muy complicado entrar (…) Si un grupo privado me pide ir a Palacio Nacional, definitivamente les digo que no porque no me puedo comprometer a que nos den acceso o que esté abierto porque a veces abren en la mañana y cierran en la tarde”, comentó otra guía de turistas con más de 25 años de experiencia y quien pidió no publicar su nombre.
Como ella, decenas de guías de turistas han tenido que descartar hacer recorridos turísticos en Palacio Nacional porque, además de las limitantes antes mencionadas, solo el personal de la SHCP puede llevarlos a cabo.
Y el Recinto Homenaje a Benito Juárez?
Benito Juárez vivió en Palacio Nacional durante siete años, después de la Guerra de Reforma y de la Intervención Francesa. El 18 de julio de 2022, con motivo de los 150 años de su muerte, el presidente López Obrador informó en su conferencia matutina: “Vamos también a reabrir el Recinto Juárez, todo el espacio que en Palacio Nacional está dedicado al presidente Juárez. Se rehabilitó y se abre para visitas públicas”.
Incluso, el presidente presentó un video en el que se da cuenta de los trabajos realizados; sin embargo, tras la remodelación del espacio y el anuncio de su apertura al público, solo 15 personas al día pueden entrar a conocer y recorrer este espacio ubicado en el entrepiso del costado norte de Palacio Nacional, que antiguamente funcionaba como oficinas de Hacienda.
Consultados al respecto, guías de turistas con más de 25 años de experiencia lamentaron cómo se ha ido restringiendo al turismo nacional e internacional el acceso y las visitas al Palacio Nacional, específicamente a este espacio.
Anteriormente, explicaron, el recinto se incluía en los recorridos que se llevaban a cabo dentro de Palacio Nacional e igualmente era un lugar abierto para que quien quisiera pudiera conocerlo sin restricción, pero ahora solo se ofrece un recorrido diario en español a las 13:30 horas y no se permiten grupos de más de 15 personas.
Al igual que el otro recorrido —el que incluye los murales de Diego Rivera—, es indispensable enviar un correo electrónico para reservar un lugar, o bien, directamente en el museo de la SHCP pedir que revisen en su sistema para apartar una entrada.
Durante la administración de Felipe Calderón, explicó el guía de turistas José Manuel Castro, prácticamente no había limitante alguna para recorrer el Palacio Nacional y se podía ingresar, incluso, a los salones presidenciales.
Cuando Enrique Peña Nieto llegó al gobierno, se cerró el paso a los visitantes a los salones presidenciales, pero todas las demás áreas permanecieron abiertas. De hecho, el guía recuerda que era posible sentarse en las escaleras monumentales para explicarle a los visitantes, con calma y detalle, el mural Epopeya del pueblo mexicano.
“Explicábamos murales, visitabamos el Salón de Tesorería, luego dábamos la vuelta y entrábamos a los patios marianos, íbamos a los vestigios, entrábamos al Recinto Homenaje Benito Juárez, bajábamos e íbamos a los jardines botánicos y terminábamos en el Recinto Parlamentario que fue el primer Congreso”, recordó otra guía de turistas.
Durante las dos visitas que este medio realizó, se confirmó que las bibliotecas Antonio Ortiz Mena, Francisco I. Madero y la del Recinto de Homenaje a Don Benito Juárez, que anteriormente estaban abiertas al público, ahora están cerradas.
“Es muy difícil explicarle (al turismo) que hay un señor que está dormido ahí y que simplemente a su antojo no permite la entrada al turismo si no hay una reserva y, si no hay lugar para la reserva, no hay entrada”, reprochó el guía Castro.