A simple vista se puede apreciar una evidente diferencia entre el color de ambos océanos.
Uno de los fenómenos más curiosos de la naturaleza es la supuesta división del Océano Atlántico y Pacífico que ha sido retratada múltiples veces en fotografías; sin embargo, muy pocas veces se explica la verdadera razón detrás del inusual comportamiento.
Para empezar, es importante aclarar que ambos océanos eventualmente sí logran mezclarse, solo que el proceso es tan largo que resulta casi imperceptible. Es por esto que a simple vista se puede apreciar una evidente diferencia entre el color de las aguas.
El principal factor de dicho fenómeno se debe a la densidad que poseen dichos líquidos, lo que también está relacionado con el nivel de salinidad del mar. Mientras que el agua más oscura posee más cantidades de sal, la agua dulce se caracteriza por su clara tonalidad.
De este modo, debido a la diferencia de composición química, el agua dulce permanece "separada" del agua salada por más tiempo de lo habitual antes de que ambas sustancias puedan asimilarse entre sí.
Sin embargo, eso no es todo, pues los océanos tampoco logran coincidir en la resistencia de la conexión de sus moléculas y las termoclinas, que definen su temperatura. Por un lado, el agua del Pacífico es tibia, mientras que la del Atlántico es mucho más fría.
Pese a que las aguas sí se entremezclan, cada océano conserva sus características distintivas, otorgándole un color único y aparentando que nunca lograran juntarse.