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(AP). Desde hace dos años, este virus se ha esparcido por diversos países de América del Sur, principalmente Brasil, pero también ha llegado a Estado Unidos
Hace tres años, Brasil sufrió un importante brote de zika que llevó al hallazgo de que el virus puede causar graves defectos congénitos en bebés de mujeres que estuvieron infectadas durante el embarazo. A continuación, un vistazo a lo que saben hoy los científicos sobre el zika y sus efectos en el desarrollo de los fetos.
El zika empezó a propagarse en Brasil en abril de 2015 y el país registró más de 260.000 casos probables en 2016, según el Ministerio de Salud.
Los casos de microcefalia, una cabeza anormalmente pequeña en los bebés, y otros déficits de desarrollo relacionados con el zika empezaron a incrementarse en 2015, cuando se confirmaron más de 960. Al año siguiente hubo más de 1.800.
¿Qué provoca la microcefalia?
Muchas infecciones, como la rubeola y el VIH, pueden causar microcefalia. También puede deberse a la exposición a productos químicos tóxicos y a anomalías genéticas. Desde el brote de 2015, un comité de expertos formado por la Organización Mundial de la Salud concluyó que el zika es también un motivo.
Sin embargo, los científicos se han visto desconcertados por el hecho de que la enfermedad parece provocar microcefalia con más frecuencia en Brasil que en otros lugares, y aún no tienen claro por qué, explicó Ganeshwaran H. Mochida, neurólogo de pediatría e investigador en el Boston Children’s Hospital. Una hipótesis es que si una madre ya ha tenido dengue, otra enfermedad relacionada con el zika, es más probable que el zika cause microcefalia en su bebé.
¿Qué conexión hay entre el zika y la microcefalia?
Los científicos no están seguros de por qué no se registró un aumento de los casos de microcefalia durante brotes anteriores del zika. Podría ser que ese incremento pasara desapercibido o que los brotes no fueran lo bastante grandes como para producir una variación perceptible en las anomalías cerebrales. Un estudio sugiere que una mutación reciente del virus podría haber aumentado las probabilidades de que provoque microcefalia.
“Puede que esta no sea toda la historia”, dijo Mochida, el neurólogo. “No creo que esto lo explique todo”.
¿Hay una vacuna para el Zika?
En este momento no hay ninguna vacuna en el mercado, aunque se están desarrollando varias. La más avanzada es obra de científicos del gobierno en el Instituto Nacional de Estados Unidos de Alergia y Enfermedades Infecciosas, y se está probando en 16 puntos de Estados Unidos, el Caribe y América Latina.
El doctor Anthony Fauci, director del instituto, señala que la aprobación de la vacuna podría llegar en 18 meses si los científicos obtienen datos de un brote futuro. De lo contrario, la aprobación podría llevar tres años o más.
Los martes, Joaquim Santos, de 18 meses, pasa una hora sentado en una esquina de un aula de necesidades especiales en Frei Miguelinho, una pequeña ciudad en el noreste de Brasil, una de las regiones más pobres y afectadas por el virus del zika.
Dos preocupadas maestras vigilan mientras otros niños juegan alrededor de Joaquim, que tiene serios problemas de desarrollo tras nacer con una cabeza más pequeña de lo habitual.
Pese a las limitaciones de Joaquim en esta clase de educación infantil, su familia y médicos dicen que tiene suerte de estar ahí.
"Cuando nació Joaquim pensé que iba a estar en estado vegetativo para siempre”, dijo su madre, Maria de Fatima Santos, que lleva al niño a sesiones de terapia y a consultas médicas casi todos los días de la semana. "Pensé que iba a vivir en un hospital”.
Hace tres años, un brote de zika en el empobrecido noreste de Brasil provocó una malformación congénita llamada microcefalia en miles de bebés. El virus se transmite por la picadura de un mosquito, y los científicos determinaron que podía derivar en problemas congénitos en los fetos de madres infectadas durante el embarazo.
A dia de hoy, algunos de los niños nacidos durante el brote van a la escuela por primera vez _ aunque con capacidades muy limitadas _, mientras otros fallecieron o luchan por sobrevivir afectados por graves problemas de salud y desarrollo.
El doctor Epitacio Rolim, del hospital Getulio Vargas de Recife, donde se trata a muchos niños con problemas relacionados con el zika, dijo que aún se desconocen muchos aspectos.
"Cuánto podrán aprender o vivir, desafortunadamente, es la gran pregunta”, dijo Rolim, quien durante una tarde reciente pasó horas inyectando botox a los bebés para aliviar sus espasmos musculares.
Más allá de los retrasos en el desarrollo, alrededor del 40% de los niños con microcefalia tratados en el hospital empezaron a mostrar nuevos problemas físicos alrededor de su primer cumpleaños, incluyendo caderas dislocadas por las que tuvieron que pasar por el quirófano.
"Solo conozco a cuatro que están caminando”, agregó.
Brasil: de llantos a risas, un bebé con microcefalia mejora
Son las 3:30 de la mañana y Jose Wesley Campos ríe sin parar cuando su madre juguetea con los gruesos anteojos del bebé mientras lo prepara para llevarlo a una cita con el doctor a tres horas de distancia.
“A veces parece que se tragó a un payaso”, dice su madre, Solange Ferreira.
Es un marcado contraste con la situación de hace algunos años, cuando Jose, quien nació con una cabeza anormalmente pequeña durante un brote del virus zika en el noreste de Brasil, lloraba sin control.
Desesperada, Ferreira solo podía calmarlo colocándolo dentro de una cubeta llena de agua.
Hoy en día, Jose _ quien cumplirá tres años el próximo septiembre _ asiste dos días a la semana a un centro de educación temprana en Bonito, una ciudad del estado de Pernambuco, uno de los más pobres del país y de los más afectados por el zika.
Jose ha mostrado una leve mejoría. Puede mantener la cabeza erguida gracias a una terapia que le ha fortalecido el cuello y el torso. Recibe muchos estímulos de sus tres hermanos mayores, que juegan con él y lo ayudan a ejercitarse en casa.
Sus ojos ya no deambulan sin parar, ahora se enfocan en lo que está frente a él.
También puede balbucear tres palabras que son una mezcla de onomatopeyas incompletas en portugués: “goo”, “gui” y “ma”, que significan, avena, mamá y papá, respectivamente.
“Nuestra vida está muy ocupada, pero la evolución ha sido increíble”, dijo Ferreira, con el rostro curtido por el sol de Pernambuco.
Para médicos, investigadores y terapeutas, los bebés brasileños nacidos con microcefalia hace unos años representan de largo la mayor muestra del mundo para su observación y aprendizaje.
Ver a estos niños en la escuela ayuda a ofrecer una visión de los retos que enfrentarán los pequeños durante su crecimiento, y las instituciones que los acogen suelen estar mal equipafas para atender sus necesidades.
Joaquim ha mostrado pocos avances. Puede sostener un bolígrafo y garabatear en un papel. Escucha a sus compañeros de clase recitar las letras del abecedario aunque él no puede hablar. También ha participado en las obras teatrales de la escuela, más que muchos otros niños con microcefalia.