Publicada: 6 agosto 2011
(1)El túnel de Montejo, la principal obra de esta administración municipal, es repudiado por mucha gente. Parte de ella lo expresó estampando su firma en escritos contra esa obra municipal, antes del 4 de julio.
De ello es testigo Estela Durán Gómez, estudiante de arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán, y una de las que colaboró para recabar esas firmas en la glorieta de Montejo.
-Era tanta la gente que quería firmar, que nos rebasaban; sólo teníamos dos tablas para que la gente se apoyara y firmara -indicó-. El domingo por la noche, horas antes de la represión, la gente seguía llegando a la glorieta para firmar.
Durante esa jornada y la siguiente, el lunes 4, Estela Durán y otros estudiantes pasaron del contagioso entusiasmo cívico al pánico, porque fueron las primeras víctimas de la embestida de los grupos de choque.
Esos muchachos estaban ahí para expresarse contra el proyecto de Angélica Araujo e invitar a otros a sumarse a esa causa. Ese día dejaron la fiesta de fin de semana, los paseos con los amigos, "la tele y el chat" en la computadora.
En cuestión de horas ese grupo juvenil estaba disperso en medio del caos violento. Parte de ellos fue golpeado o atestiguó las agresiones, varias muchachas llegaron en estado de "shock" a sus casas, donde las recibieron sus angustiados padres.
En medio de la confusión y el miedo, Estela terminó encima del tractor al que también se subieron el cónsul de Holanda, José Gutiérrez; la señora Patricia Mier y Terán, el constructor Pablo Rivas, y otras personas más que sufrieron feroz ataque de los grupos de golpeadores.
Durante largos minutos la estudiante quedó entre la lluvia de puñetazos, patadas, palos, insultos, empujones y gritos de angustia que cruzaban sobre su cabeza. Un amigo suyo subió a rescatarla, la protegió con su cuerpo hasta que éste fue arrancado violentamente de ahí.
-Yo rezaba para que mi amigo no me soltara, porque pensaba que sin esa protección me golpearían también a mí -recordó la joven, la menor de dos hermanos, vecina del sur de la ciudad y adventista desde que tiene uso de razón.
-Una señora me jaló del pelo y me aventó contra la máquina para que yo me golpeara. Yo puse mi peso hacia abajo, logré sentarme y me encogí.
-Vi que les pegaban a todos, los tiraban del tractor. No sé en qué momento una persona me tendió la mano y dijo: nena, te van a golpear, vamos. Cuando bajaba de la máquina me topé con la cara de doña Patricia Mier y Terán, tenía una herida en la frente y, sin embargo, me decía: paz, paz...
-No olvido la mirada de esa señora, era una mezcla de tristeza, temor, angustia, indignación... no sé.
Durante esa jornada, la joven estudiante también vio a lo lejos que arrastraban a alguien, y que al cónsul de Holanda "lo cargaran como si fuera un saco de basura que uno tira por ahí".
-Después de esos terribles momentos no pude comer ni dormir durante varios días, y lloraba con frecuencia.- H.V.A.
Tema: El paso deprimido
La presidenta municipal de Mérida pasó anoche por bochornosa, tensa situación en una reunión pública cultural:
Casi al terminar ese acto, José Luis Sierra Villarreal, esposo de la ex gobernadora Dulce María Sauri, quien estaba entre el público, se levantó de su asiento y gritó: "¡Juicio político contra Angélica Araujo!".
El hecho fue una conferencia que ofreció de la escritora Elena Poniatowska, en el centro cultural que lleva su nombre, en la calle 68.
El público quedó en silencio un momento y después abandonó la sala. "Es el rechazo social acordado contra ella", comentó una persona.
