Noticias de Yucatán
(pobreza, desatención, compromisos no cumplidos)
(pobreza, desatención, compromisos no cumplidos)
Publicada: 10 diciembre 2011
Rosalía Juárez, diabética, pide un "poco de ayuda" porque vive sola y tiene muchas carencias en su hogar (1)
No hace falta permanecer mucho tiempo en la casa de Rosalía Juárez para darse cuenta de sus carencias.
Un muro enmohecido está al frente de su casa, un cascarón sin puertas ni ventanas con un techo a punto de desplomarse. Un colchón sin sábanas y una silla parecen ser sus pertenencias, pues incluso la ropa que se alcanza a ver en un derruido ropero parece estar en malas condiciones.
Cuando uno conversa con la mujer, confirma lo que se ve: "Esto es todo lo que tengo", explica.
A punto de perder la vista, Rosalía tuvo que afrontar este año la pérdida de la pierna que le quedaba, la cual le amputaron por ser diabética. La otra la había perdido en 2007.
Sin agua potable y cada día con menos fuerzas para salir a conseguir un poco de comida, según revela, pasa serios apuros para poder satisfacer sus necesidades básicas.
"No tengo baño ni agua, y ahora mi situación ha empeorado, pues tengo que gastar la poca ayuda que recibo de la gente en pañales desechables", señala.
La falta de movilidad ha hecho que se le presenten también problemas intestinales, de modo que no puede alimentarse de cualquier cosa porque devuelve el estómago.
"Cuando ingresé al hospital O'Horán para amputarme la pierna, una de mis hijas vino a mi casa y se llevó las pocas pertenencias que tenía y que personas generosas me habían regalado".
"¡Se llevó hasta mi mesa y ahora ya no tengo dónde comer! Creo que pensó que me iba a morir", cuenta.
Cuando uno la escucha puede percibir su coraje y, a veces, su desesperanza. "Reconozco que a veces tengo ganas de ahorcarme o de tomarme pastillas para no tener que despertar", explica llorando
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Cuando uno conversa con la mujer, confirma lo que se ve: "Esto es todo lo que tengo", explica.
A punto de perder la vista, Rosalía tuvo que afrontar este año la pérdida de la pierna que le quedaba, la cual le amputaron por ser diabética. La otra la había perdido en 2007.
"No tengo baño ni agua, y ahora mi situación ha empeorado, pues tengo que gastar la poca ayuda que recibo de la gente en pañales desechables", señala.
La falta de movilidad ha hecho que se le presenten también problemas intestinales, de modo que no puede alimentarse de cualquier cosa porque devuelve el estómago.
"¡Se llevó hasta mi mesa y ahora ya no tengo dónde comer! Creo que pensó que me iba a morir", cuenta.
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