Una herida que sigue abierta

25 marzo 2015
Noticias de Yucatán ()

No se olvida aún el ataque a la Catedral en 1915


Salvador Alvarado, como todo ser humano, posee luces y sombras. Es bien sabido, dice el antropólogo Angel Gutiérrez Romero, que en gran medida las figuras históricas se construyen desde el poder, los hechos, los personajes son creados por los vencedores “y la figura de Alvarado ha sido construida desde ese punto de vista”.
Tras advertir lo anterior, el maestro en Ciencias Antropológicas agrega que en forma paralela a las versiones oficiales corren historias alternas, contadas por los vencidos. “Detrás de la importante obra de Alvarado están como sombras que opacan su figura su temperamento tendiente al autoritarismo y los excesos y errores que cometió durante su breve gestión en Yucatán”.
La historia negra
En la denuncia de abusos perpetrados por el gobierno militar alvaradista —que la historia oficial apologética minimiza—, el hecho más recordado es el ataque a la Catedral. Alvarado veía a la religión católica como un mal que debía ser erradicado de la sociedad, una visión que estaba influenciada por los masones y las iglesias protestantes, dos activos colaboradores de su gobierno.
Esta influencia, señalan historiadores, explica en gran medida el radicalismo anticlerical de Alvarado.
“Es difícil justificar el saqueo de la Catedral, un hecho que se conserva en la memoria colectiva del pueblo yucateco junto con muchas otras acciones, como las ejecuciones arbitrarias. Esas historias han sido transmitidas por esas voces que no son de la historia oficial”, dice el investigador.
Recordar estos hechos no significa restarle méritos a Alvarado. Es innegable, indiscutible la trascendental labor reformista y visionaria que emprendió durante su breve estancia en el poder —de 1915 a 1918—, dice. Hay suficientes motivos para ensalzarlo y para denostarlo, aunque se podría pensar que en la población predominan las sombras y en la parte oficial las luces…
“Hay que regresar al tema de Catedral, que es quizá el hecho alvaradista más vivo en el imaginario colectivo. El significado del máximo templo católico de Yucatán —que quizá ahora se ha perdido un poco— era enorme. Era el símbolo de la vida social, religiosa y cultural de Yucatán”, señala.
“Entonces ese golpe —más allá de las pérdidas de imágenes y de otras piezas de arte sacro— significó la destrucción de todo lo que representaba Catedral: el orden establecido, la estructura social, las creencias, la ideología. Crónicas de la época describen el hecho como ‘un ataque al corazón de Yucatán’. Se destruyó no sólo el espacio religioso, sino la síntesis de la historia del Estado”.
Gutiérrez Romero habla también de la profanación de las sepulturas del templo en el mismo sentido: “Extraer de raíz los muertos simbolizaba acabar con los cimientos de la sociedad yucateca que se encontró Alvarado a su llegada”.
“Esta afrenta, el anticlericalismo, la feroz persecución religiosa, la expulsión de sacerdotes, que fueron sellos de su gobierno militar, todavía no se le perdonan a Alvarado, una figura que un siglo después despierta pasiones de ambos lados”.
Idealismo
No sé si Yucatán no estaba en capacidad de ponerlos en práctica, pero muchos proyectos, muchas instituciones que creó fueron efímeras o de plano un fracaso —hay que decirlo así—, como las escuelas rurales, la Ciudad de los Mayas, el Ateneo Peninsular, que se planeó como un centro de artes y que fue cualquier cosa antes que eso hasta hace relativamente poco, cuando se instaló allí el museo, comenta el maestro en Ciencias Antropológicas.
“De repente parece como si esa gran visión en los hechos no pudo ser concretada”.
Legado
Pese a todo, el legado de Alvarado es muy importante, dice, “pues la justicia social es fundamental para la paz. Creo que la mayor herencia del general se encamina sobre todo a procurar la justicia social, base fundamental del Yucatán contemporáneo”, concluye Gutiérrez.
- See more at: http://yucatan.com.mx/temas/exclusivas-central-9/una-herida-que-sigue-abierta#sthash.D8KaMMYO.dpuf
compartir en facebook compartir en twitter compartir en google+

Visitas

Opinión

Elecciones

Nota Destacada