Noticias de Yucatán
Nadie sabe cuántos son en realidad, pero es un hecho que cada vez se muestran más. La semiclandestinidad que les caracterizaba hace unos años es sólo historia, pues ahora hacen público su culto y lo manifiestan en rezos y peregrinaciones.
Se trata de los seguidores de la Santa Muerte, cuyo número ha crecido paulatinamente en todos los sectores de Mérida, sobre todo en el sur.
Censurado por la Iglesia Católica, que lo define como parte de un engaño, el culto a la Santa Muerte es defendido por sus devotos, quienes se apresuran a afirmar que no son una secta, ni delincuentes ni satánicos, como se les concibe en buena medida en el imaginario popular.
“La imagen de la Santa Muerte es un disfraz más del demonio, de Satanás”, afirma Miguel Medina Oramas, párroco de María Reina de los Ángeles, quien sostiene que el primer engaño lo representa llamarle “santa”.
El presbítero subraya que muchas personas se acercan a esa representación para pedirle algún bien o un favor, sin tomar en cuenta el precio que aquélla exige: la vida. “Te va a dar, pero te va a cobrar”.
Karla Campos López, promotora del culto, pide respeto para quienes son seguidores de la Santa Muerte, se declara convencida de que ésta “sí cumple” y afirma que los devotos se extienden a todos lados y son de todas las edades y condición social y económica.
En efecto. Ahora ya no es raro oír rezos a la Santa Muerte en un vecindario o colonia, incluso al aire libre. En ocasiones hay festejos acompañados con voladores y música de mariachi.
Uno de los “santuarios” más grandes, al que nos referimos con más detalle en otro lugar de esta página, se encuentra en la colonia Mercedes Barrera. También son conocidos en ese sector los rituales que realiza un grupo de vecinos de Dzununcán, comisaría meridana.
Movimiento económico
El fenómeno de la Santa Muerte se manifiesta también en el aspecto económico. Las imágenes de la Niña Blanca o la Dama Blanca, como también se le conoce, representan buenas ventas para algunos expendios de los mercados Lucas de Gálvez y San Benito, donde es común ver la figura esquelética, con túnicas de colores según el favor deseado, junto a las imágenes de San Judas Tadeo, la Virgen de Guadalupe, el Divino Redentor, San Martín Caballero y otras.
En “La diosa Kali”, de San Benito, hay pequeñas imágenes de $50 y otras más caras, de acuerdo con el tamaño. En los expendios del Mercado Grande, en uno de los pasillos que comunica el área de “chicharroneros” con La Pepita, se pueden encontrar otras de $50 a $1,500. Según los vendedores, todo el año se mantienen las ventas, que van de regulares a buenas.
La demanda es un indicador del aumento de este culto. Por lo general se cree que los devotos pertenecen a los sectores más desfavorecidos socialmente, pero la realidad es que ya se les encuentra en todos los estratos, incluso con buena preparación académica.
Amílcar Briceño Tzab, quien se incorporó a esa creencia hace ocho años y la promueve en el sur-poniente de Mérida, menciona nombres de políticos yucatecos —algunos con puestos públicos en la actualidad— que son seguidores de la Santa Muerte, aunque por conveniencias personales no lo expresan abiertamente.
Incluso, cita el caso del chofer de un ex secretario en la administración 2007-2012 que era conocido por su devoción a esa representación, que manifestaba también con una pequeña imagen colgada del cuello.
Por las reservas que la rodeaban, no hay registros oficiales de la época en que se inició el culto a la Santa Muerte en Mérida y en Yucatán en general, pero estudiosos del tema consideran que su propagación fue más notoria a partir de 1995.
En muchos altares hay convivencia de esa imagen con las de santos católicos, porque sus creyentes consideran que su culto no está reñido con el de la Iglesia y hasta lo ven como algo normal. La Iglesia advierte de los peligros de ver a la Santa Muerte como “hacedora de bien”.
Mañana publicaremos detalles de una peregrinación. Después informaremos de los puntos de vista de la Iglesia, en voz del Pbro. Medina Oramas y de un investigador, para entender mejor este fenómeno en crecimiento.
Nadie sabe cuántos son en realidad, pero es un hecho que cada vez se muestran más. La semiclandestinidad que les caracterizaba hace unos años es sólo historia, pues ahora hacen público su culto y lo manifiestan en rezos y peregrinaciones.
Se trata de los seguidores de la Santa Muerte, cuyo número ha crecido paulatinamente en todos los sectores de Mérida, sobre todo en el sur.
Censurado por la Iglesia Católica, que lo define como parte de un engaño, el culto a la Santa Muerte es defendido por sus devotos, quienes se apresuran a afirmar que no son una secta, ni delincuentes ni satánicos, como se les concibe en buena medida en el imaginario popular.
“La imagen de la Santa Muerte es un disfraz más del demonio, de Satanás”, afirma Miguel Medina Oramas, párroco de María Reina de los Ángeles, quien sostiene que el primer engaño lo representa llamarle “santa”.
El presbítero subraya que muchas personas se acercan a esa representación para pedirle algún bien o un favor, sin tomar en cuenta el precio que aquélla exige: la vida. “Te va a dar, pero te va a cobrar”.
Karla Campos López, promotora del culto, pide respeto para quienes son seguidores de la Santa Muerte, se declara convencida de que ésta “sí cumple” y afirma que los devotos se extienden a todos lados y son de todas las edades y condición social y económica.
En efecto. Ahora ya no es raro oír rezos a la Santa Muerte en un vecindario o colonia, incluso al aire libre. En ocasiones hay festejos acompañados con voladores y música de mariachi.
Uno de los “santuarios” más grandes, al que nos referimos con más detalle en otro lugar de esta página, se encuentra en la colonia Mercedes Barrera. También son conocidos en ese sector los rituales que realiza un grupo de vecinos de Dzununcán, comisaría meridana.
Movimiento económico
El fenómeno de la Santa Muerte se manifiesta también en el aspecto económico. Las imágenes de la Niña Blanca o la Dama Blanca, como también se le conoce, representan buenas ventas para algunos expendios de los mercados Lucas de Gálvez y San Benito, donde es común ver la figura esquelética, con túnicas de colores según el favor deseado, junto a las imágenes de San Judas Tadeo, la Virgen de Guadalupe, el Divino Redentor, San Martín Caballero y otras.
En “La diosa Kali”, de San Benito, hay pequeñas imágenes de $50 y otras más caras, de acuerdo con el tamaño. En los expendios del Mercado Grande, en uno de los pasillos que comunica el área de “chicharroneros” con La Pepita, se pueden encontrar otras de $50 a $1,500. Según los vendedores, todo el año se mantienen las ventas, que van de regulares a buenas.
La demanda es un indicador del aumento de este culto. Por lo general se cree que los devotos pertenecen a los sectores más desfavorecidos socialmente, pero la realidad es que ya se les encuentra en todos los estratos, incluso con buena preparación académica.
Amílcar Briceño Tzab, quien se incorporó a esa creencia hace ocho años y la promueve en el sur-poniente de Mérida, menciona nombres de políticos yucatecos —algunos con puestos públicos en la actualidad— que son seguidores de la Santa Muerte, aunque por conveniencias personales no lo expresan abiertamente.
Incluso, cita el caso del chofer de un ex secretario en la administración 2007-2012 que era conocido por su devoción a esa representación, que manifestaba también con una pequeña imagen colgada del cuello.
Por las reservas que la rodeaban, no hay registros oficiales de la época en que se inició el culto a la Santa Muerte en Mérida y en Yucatán en general, pero estudiosos del tema consideran que su propagación fue más notoria a partir de 1995.
En muchos altares hay convivencia de esa imagen con las de santos católicos, porque sus creyentes consideran que su culto no está reñido con el de la Iglesia y hasta lo ven como algo normal. La Iglesia advierte de los peligros de ver a la Santa Muerte como “hacedora de bien”.
Mañana publicaremos detalles de una peregrinación. Después informaremos de los puntos de vista de la Iglesia, en voz del Pbro. Medina Oramas y de un investigador, para entender mejor este fenómeno en crecimiento.