Cultura: cantinas y cervecería

29 febrero 2016
MÉRIDA, Yuc.- Este próximo sábado 5 de marzo es una fecha memorable para este escribidor, ya que tendremos el honor de presentar el nuevo libro “Anécdotas de las Cantinas de Mérida; Para que Amarre”, luego de tres años de intenso trabajo -si así le podemos llamar- internarse a las cantinas y archivos a recopilar nuevas anécdotas e inéditos datos.
El título de este escrito puede parecer inusual; sin embargo, muy agradecido estoy de haber encontrado cantinas, cantineros y una cervecería que creyeron y nos apoyaron. Está por demás decir que es un proyecto 100 por ciento cultural, ya que nuestras cantinas son parte inalienable de nuestra maravillosa y rica historia.
Agradezco infinitamente el apoyo a la cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, a las cantinas El Marinero, El Tucho, El Pico de Orizaba, El Campeche, El Poniente, Morgans y Real 70, ya que sin ellas hubiera sido complejo cristalizar la impresión de esta investigación en la que relatamos curiosas anécdotas que se han guisado alrededor de estos sitios de entretenimiento ya que la gracia, unida al humor característico con el que algunos colegas amenizan la celestial práctica de beber, enmarcan hazañas y ocurrencias dignas de recordar. Desde las formales y solemnes, hasta las más intrépidas y pajareras.
Además, en este trabajo incluimos una guía práctica de las cantinas meridanas, además del extenso listado de abrevaderos que ha habido a lo largo de la historia de nuestra ciudad capital. Gracias, muchas gracias también a los amigos que nos acompañaron en nuestras giras y a los colegas que nos facilitaron información vital para este trabajo.

¿Sabe dónde estuvo La Violetera? En la calle 81 con 70 en la esquina del mismo nombre. Uno de sus propietarios fue Alberto Eljure, quien  poseía un gimnasio en la parte trasera donde entrenaba boxeadores. Años después, la vendió, de igual forma que la decena de cantinas que poseía, para dedicarse a promover el box, consolidándose como uno de los empresarios de ese ramo deportivo más exitosos del estado.
¿Ubica la cantina El Peligro Amarillo? Estuvo en la calle 59 con 74 y su propietario fue el señor Eduardo Graham, quien también creó El Chemulpo en la calle 72 con la 57 No. 483 inaugurada entre los años 1910-1912.
El vocablo se deriva de un puerto de Corea que fue muy nombrado durante la guerra ruso-japonesa, y que curiosamente los lingüistas intentaron encontrarle su significado en maya al nombre de esta cantina durante años.
Posiblemente mientras unos opinaban que se derivaba de la palabra maya “Chemul” –que significa navegar-, otros que provenía del término “che” -madera-, que combinado con mul –cerro-y poh -suena hueco- daba como significado “El cerro de madera que suena hueco”.
Y así continuaron las pesquisas entre los intelectuales hasta que un veterano parroquiano les explicó que el título surgió porque había un asiático que asistía a ese “abrevadero” todos los días y cuando salía ya con Baco en la espalda se ponía a gritar a media calle “Chemulpooooo”.

Cantina clandestina

Otro caso curioso y que los veteranos médicos yucatecos recordarán perfectamente porque, sin duda, muchos allá aterrizaron en sus años mozos fue El Corral que se ubicó en el edificio donde hoy se asienta el centro de investigaciones “Hideyo Noguchi” de la UADY y que se le conocía como “Planeación”, mismo que funcionó como cantina “clandestina” en los años sesenta.
Y hablando de médicos, qué me dicen de “El Quirófano”, ubicado a un tiro de piedra del Hospital Regional del Issste, donde su propietario Dafne López Rodríguez creó un innovador concepto donde a los clientes les hacían todo tipo de voladas relacionadas con la medicina.
Finalmente, están todos invitados a la presentación que será el sábado 5 de marzo a partir de la 1:00 pm en la cantina “El Marinero”, enfrente del parque de la colonia Jesús Carranza.
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